jueves, 23 de enero de 2014

MAGIA, CIENCIA, POESÍA

Retomamos para el blog Ancile las anteriores entradas basadas en el trabajo El tiempo poético, centrado en este caso el fragmento en otros aspectos no menos interesantes y de analogía con el mundo de la creación poética como es el de las analogías de la magia y de la ciencia en lo más íntimo de sus peculiares discursos.


Magia, ciencia y poesía, Francisco Acuyo, Ancile




MAGIA, CIENCIA Y POESÍA








      QUE LA PENSÉE SAUVAGE no es ciertamente un pensamiento inacabado por primitivo, pues aquél se ofrece como una conducta mental totalmente reconocible en cualquier sociedad, y, que viene a manifestarse de forma primordial en la práctica totalidad de las actividades artísticas, no es cosa de nueva referencia.  Desde aquí, no obstante, exponer que la magia será un sistema no menos completo (y complejo) y aun coherente que cualquier otra sistemática –digamos, científica-  (pues no son místicas o irracionales), no será ninguna exageración; en realidad dicha coherencia se sitúa sólo al margen de poder establecer diferencias y semejanzas en referencia a la precisión o exactitud, no tanto de nuestros sentidos, sino de los instrumentos (más o menos sofisticados) de observación, al margen de la finalidad de una y otra forma de singular logicidad. Además, una y otra forma de conocimiento establecen la relación esencial entre aquello que es perceptible (sensible) por los sentidos y lo inteligible, pues, como significante y significado pueden remitirnos a sus cualidades significativas (de signos) así como a integrarse de forma perfecta como sistemas de relaciones de oposición y semejanza.

      Son, por tanto, bastantes obvias las analogías en el proceso de sistematización lingüística, el cual nos ofrece una visión, desde luego, muy alejada del hombre antiguo (primitivo) y su pensamiento como arraigado en lo netamente irracional, pues, al contrario, se encuentra en mundo donde los signos y los mensajes colman su mundo de reflexión y pensamiento.

      La diferencia sustancial habríamos de situarla en un ámbito lejano al de la dinámica propia de un pensamiento lógico: estaría en el ámbito de la afectividad, campo que se sitúa en relación cercana con el sentir y razonar lógico poético, y es que el hombre salvaje se siente en íntima comunión con el entorno y la naturaleza, mostrando una clara desconfianza del conocimiento histórico, por ser este la causa de la desintegración de aquella fraternidad suya con el mundo vivido donde se integra.

      Su pensar (cibernético) establecido en categorías concretas, se establece como un sistema de relaciones específicas que se incorpora como una oposición binaria. Esta conexión, como decimos, se sitúa al margen de la historia, y como anteriormente señalábamos, se relaciona con el totemismo que pone en funcionamiento un modus operandi de carácter universal que manifiesta operaciones de estructuras mentales de tipo colectivo e inconsciente, cuyo procedimiento responde a un método de oposición y similitud. Podemos pensar en las analogías con el pensamiento y la lógica genuinamente poéticos.

      Nos encontramos ante un pensamiento analógico que basa su razonamiento y capacidad clasificatoria, en la relación entre lo sensible y lo inteligible, presentando una sistemática que muestra coherencia y capacidad ilimitada de extensión, además, capaz de un a lógica simbólica que pone en relación (u oposición) las categorías sensibles para construir un sistema de equivalencias (formales) entre signos.

      La clasificación totémica mencionada en capítulos anteriores de esta exposición, en su oposición a la historia, se muestra como un ejemplo de singular importancia para equiparar el modo de aprehensión de la poesía, que ofrece más que un canon intemporal 69 que impida la fuga del grupo hacia la historia, un instrumento donde reconocer la naturaleza del ser; donde el ayer y el hoy son la misma cosa; donde el fin y el principio conviven en un instante único e infinito, pues se sucede espontánea e instantáneamente para reconocer el reino ilusorio de la impermanencia en un eterno presente.

      Es por todo esto que, para nosotros, la poesía se ofrece como aquel vehículo ideal con el que se hace posible la integración de la sociedad histórica en una sociedad natural, y a la naturaleza en un potencial ejercicio de conocimiento y filosofía donde, por fin, reconocer en lo único (el ser) la alienante e ilusoria (i)realidad de lo diverso.

      Que la escritura como invención y, por tanto, como artificio, se sitúa bajo sospecha, como el propio Levi-Strauss señala, y se alce como el instrumento por excelencia de dominación y esclavitud  veremos que, en el ámbito de la poesía verdadera (inspirada),  pretende en realidad restaurar (de lo desnaturalizado que la escritura comporta) el diálogo no sólo con los hombres sino con el mundo todo; ser en definitiva el vehículo con el que acercar al que habla (y escribe) y el que oye (y lee); por todo lo cual es conveniente reivindicar su carácter esencialmente unitivamente pacífico, y reconocer que donde la poesía se mueve natural y fluida será en la relación que se traduce genuinamente: en la personal (de hombre a hombre), con la naturaleza y con nosotros mismos.



Francisco Acuyo




Magia, ciencia y poesía, Francisco Acuyo, Ancile


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