viernes, 27 de septiembre de 2013

LA POESÍA DE CARLOS GARRIDO CHALEN EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Carlos Garrido Chalen ofreció una muestra de poemas para el blog de La noche en blanco de Granada que nosotros reproducimos para nuestras páginas dedicadas a este singular evento poético.
Enlace para el blog de La noche en blanco de Granada.

Tenemos el placer de presentar una muestra poética del poeta peruano (de Lima), Carlos Garrido Chalen, para nuestro blog de La noche en blanco de Granada, así como una muy breve semblanza de su trayectoria vital, profesional y artística





CARLOS GARRIDO CHALEN, 
POETA PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA









Carlos Garrido Chalen (Lima, Perú).
Abogado con 36 años de experiencia en Gerencia empresarial, administración de empresas públicas y privadas y Gerencia municipal,  en cinco Municipalidades del país. Past Decano del Colegio de Abogados de Tumbes.
Periodista, con 36 años de experiencia, Corresponsal de “Fortín Mapocho” de Santiago de Chile; y Columnista del Diario “Correo” de Tumbes. Secretario General del Centro Federado de Periodistas de Tumbes, adscrito a la Federación de Periodistas del Perú (2009). Miembro de la Federación de Periodistas del Perú (FPP) y del Colegio de Periodistas del Perú (CPP).

 Escritor y Poeta,  Premio Mundial de Literatura “Andrés Bello” 2009 de Venezuela, y Premio Nacional de Poesía en Perú, laureado a nivel nacional e internacional; autor de una treintena de obras literarias publicada; reconocido en 1997 por el Instituto Nacional de Cultura (INC) con la distinción “Patrimonio Cultural Vivo de la Nación”. Presidente Ejecutivo Fundador de la Unión Hispanomundial de Escritores (UHE) (1999 - 2013), con presidencias en más de 70 países. 




NO SÉ LEER PERO ME ESCRIBE EL ALMA EN PLENILUNIO





No sé  leer, pero me escribe el alba
          en plenilunio
y el atardecer desde el equinoccio
          y el solsticio de todos los clamores.

Me escribe el arco iris
          que hace burbujas de océano
          en el vientre de la ballena que se tragó a Jonás
          para sembrar sus pactos en mi sangre.

Y cuando la luna llena
          se detiene pretensiosa
          en mi heredad
          y en mis verdosos pastizales
y todo parece día en mi cobertizo
          y se alumbran de cisnes mis picos  levantados
me escribe el silencio
          desde el que Elías se hizo Profeta
          para contarme cómo nació el caos
          en el tobogán del otoño que desató el furor.

Todos me escriben
          y ya no sé qué hacer
          con todas las cartas que recibo

Y como el más dócil de todos los rumiantes
-         el que ama a oscuras
y se alucera de cosmos cuando sueña -
no sé cómo leerme a mí mismo
          cuando callo.

Cómo leer a todos
           si vengo de la casa del jilguero
           pero me es ajeno el sonido
           de su pecho de pinkuyo.
Si nada de lo que está aquí me pertenece
y las palabras que vomita el horizonte
           terminan por convencerme
           que no saben por qué fueron inventadas
           por la vida.

-         No es el momento
          de plantar nuevas semillas - me dijeron,
y yo vi cómo se aceleraba vigesimal el tiempo
          en los cantones del viento
y como sobre el Árbol del Mundo
alguien asediaba con preguntas a la noche.
       




AZULADO DE LUNA EN LOS BARBECHOS





Porque no le tengo miedo al amor
          ésta es la brida de mi atajadero.
          la montura de mi parapeto.

Desde mi arrebato de arúspice
          brama bermellón el sol poniente
y soy un potro
          azulado de luna en los barbechos,
un barco asustado
          por la enormidad siniestra
          de la noche.

A mi baba llega
          como un fogonazo de luz
          la madrugada.

Mi antepecho gamita en el arenal
          como un agreste bandolero en la batalla.

He hecho por eso
          un hangar con mis junturas
un capullo
          con las espigas de mi abrasamiento.
Y debo entender que, aunque no se leer,
          es mío el purpurado de la brecha,
el santo y seña lelo y huraño
          de la flauta..

Chapucero es el viento del chubasco
impúdico y subrepticio el cruel barullo
          de bufón y de alarife del amianto.

Por eso estoy aquí
          con mi farol
          de augur y de gendarme,
aullando en el tremendal de los fogones
navegando en mi barca de arlequín
           todos los mares.

Hiroshima y Nagasaki son un cañón
          que apunta a la emboscada
y yo un yacaré embaucado de sombra
          anacoluto,
          sahumado, en los manglares..

Hendida de dolor muere la rúa
          y en la posada del talud el aguacero.

En el revés
          se atolondra el yelmo
          y llena de amanecer la catarata.

Algún día has de saber
          que entre tu y yo
          alborea con sus guarismos de fe,
          la madrugada.




POEMA PAR EL HIMNO MARCIAL QUE ES MI PADRE





Mi Padre es un hermoso himno marcial
que conoce de dónde viene el viento,
en qué caverna insólita pernocta
cuando quieto duerme su cansancio;
qué extraño pacto ha hecho con Dios
para poblar de susurros la agonía
y sé que él sabe, porque yo lo intuyo,
qué mágicos designios cabalgan
el etéreo lomo de tórtola encantada
de ese viento,
cuándo nos llevará a recorrer sus páramos eternos
y sus distancias;
en qué bellota esconderá sus antiguos murmullos
de conspirador enamorado;
y es que mi Padre es un hermoso templo de ojos verdes
inmensamente tristes, pero que aman.
A él vamos sus cachorros de león con frecuencia
para confirmar que Dios existe,
para averiguar con deleite por la vida
porque es grande el poder inmenso de la ilusión
que llena de futuro el corazón del carpintero.
Y es que él conoce
que ésta es una ciudad para los recién nacidos
y para los que aman
y disfruta de sus calles y sus relámpagos de libertad
viniendo a nuestro rezo.
Porque su siglo es el siglo de ayer
pero también el de mañana
y hoy nos alumbramos de su faro a la hora de la ofrenda
y vamos a su espigón
sabiendo que el que duerme en el tiempo de la siega
no amanece
y él entiende que mejor es lo poco con justicia
que la muchedumbre de frutos sin derecho
y va a su edad, intacto, con su corona de honra
agradeciendo a mi Madre venerable
que invita hospitalaria a Dios todos los días
a pernoctar en nuestra casa.
Y entonces ya no importa que el viento del norte
ahuyente al vendaval
o que el gorrión en su vagar se queje de nostalgia
si el Hacedor vive en nuestro pregón y lo alimenta
y es mi Padre un poema de amor
que Dios declama.




Carlos Garrido Chalén  (Lima, Perú)









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