martes, 4 de septiembre de 2012

LA LÍRICA TRADICIONAL EN LA SECCIÓN DE AMOR Y POESÍA (II)

Completamos la entrada sobre la Lirica tradicional en la  sección de Amor y poesía de nuestro blog con este segundo aporte de poemas y de poetas singulares y fundamentales, a un tiempo, en la poesía primera en lengua española, que no han perdido en modo alguno la gracia y la belleza de esta poesía esencial y de referencia para los siglos de los siglos. Con ustedes Gil Vicente, Juan del Encina, Jorge Manrique, El Marqués de Santillana, Juan de Mena entre otros en la temática universal del amor en poesía.


Lírica tradicional 2, Amor y poesía





LA LÍRICA TRADICIONAL EN LA
 SECCIÓN DE AMOR Y POESÍA (II)




Lírica tradicional 2, Amor y poesía



Cubridme de flores,
que muero de amores;
porque de su aliento el aire
no lleve el amor sublime,
cubridme;
sea, porque todo es uno,
alientos de amor y olores
de flores;
de azucenas y jazmines
aquí la mortaja espero;
que muero;
si me preguntáis de qué,
respondo en dulces rigores:
de amores.


Maria Do Ceo


            

              CANTIGA

  
   (Inspirada por el amor de una mora)
  
     Quien de linda se enamora,
  atender debe perdón
  en caso que sea mora.
  
     El amor e la ventura
  me hicieron ir mirar
  muy graciosa criatura
  de linaje de Agar;
  quien hablare verdat pura,
  bien puede decir que non
  tiene talle de pastora.
  
     Linda rosa muy suave
  vi plantada en un vergel,
  puesta so secreta llave
  de la linia de Ismael:
  maguer sea cosa grave,
  con todo mi corazón
  la recibo por señora.
  
     Mahomad el atrevido
  ordenó que fuese tal,
  de aseo noble, complido,
  albos pechos de cristal:
  de alabasto muy broñido
  debié ser con grant razón
  lo que cubre su alcandora.
  
     Dióle tanta hermosura
  que lo non puedo decir;
  cuantos miran su figura
  todos la aman servir.
  Con lindeza e apostura
  vence a todas cuantas son
  de alcuña, donde mora.
  
     Non sé hombre tan guardado
  que viese su resplandor,
  que non fuese conquistado
  en un punto de su amor.
  Por haber tal gasajado
  yo pornía en condición
  la mi alma pecadora.


Alfonso Álvarez de Villasandino





Lírica tradicional 2, Amor y poesía

           
 

                   CANCIÓN


 
    Bien cuidaba yo servir
  en tal lugar,
  do me hicieran penar,
  mas non morir.
  
     Ya mi pena non es pena
  ¡tanto es fuerte!
  non es dolor nin cadena,
  mas es muerte.
  
     ¿Cómo se puede sofrir
  tan gran pesar?;
  ca cuidaba yo pensar,
  mas non morir.
  
     Ciertamente non cuidara
  nin creyera,
  que deste mal peligrara,
  nin muriera.
  
     Mas el triste despedir,
  sin recabdar,
  non me fué sólo penar,
  mas fué morir.


          ****
  
   
     Después que nací
  non vi tal serrana
  como esta mañana.
  
     Allá a la vegüela
  a Mata el Espino,
  en ese camino
  que va a Lozoyuela,
  de guisa la vi
  que me hizo gana
  la fruta temprana.
  
     Garnacha traía
  de oro, presada
  con broncha dorada,
  que bien relucía.
  A ella volví
  diciendo: "Lozana,
  ¿e sois vos villana?"
  
     "Sí soy, caballero;
  si por mí lo habedes,
  decid ¿qué queredes?,
  hablad verdadero."
  Yo le dije así:
  "Juro por Santana
  que non sois villana".

            ****




     Moza tan hermosa,
  non vi en la frontera;
  como una vaquera
  de la Finojosa.
  
     Haciendo la vía
  del Calatraveño
  a Santa María,
  vencido del sueño,
  por tierra fragosa
  perdí la carrera,
  do vi la vaquera
  de la Finojosa.
  
     En un verde prado
  de rosas e flores,
  guardando ganado
  con otros pastores,
  la vi tan graciosa,
  que apenas creyera
  que fuese vaquera
  de la Finojosa.
  
     Non creo las rosas
  de la primavera
  sean tan hermosas
  nin de tal manera,
  hablando sin glosa,
  si antes supiera
  de aquella vaquera
  de la Finojosa.
  
     Non tanto mirara
  su mucha beldad,
  porque me dejara
  en mi libertad.
  Mas dije: "Donosa
  (por saber quién era),
  ¿dónde es la vaquera
  de la Finojosa?..."
  
     Bien como riendo
  dijo: "Bien vengades,
  que ya bien entiendo
  lo que demandades;
  non es deseosa
  de amar, nin lo espera,
  aquesa vaquera
  de la Finojosa".



Marqués de Santillana



Lírica tradicional 2, Amor y poesía



 
                    CANCIÓN

  
     Vuestros ojos me miraron
  con tan discreto mirar,
  hirieron e no dejaron
  en mí nada por matar.
  
     Y aun ellos no contentos
  de mi persona vencida,
  dan a mí tales tormentos
  que me tormenta la vida;
  después que me sojuzgaron
  e no con poco pensar,
  hirieron e no dejaron
  en mí nada por matar.
  
Juan de Mena



  
     Desnuda en una queza,
  lavando a la fontana,
  estaba la niña lozana,
  las manos sobre la treza.
     Sin zarcillos nin sartal,
  en una corta camisa,
  hermosura natural,
  la boca llena de risa,
  descubierta la cabeza
  como ninfa de Dïana,
  miraba la niña lozana
  las manos sobre la treza.



 Carvajales


A una dama que iba cubierta
El corazón se me fue
donde vuestro vulto vi,
e luego vos conocí
al punto que vos miré;
que no pudo facer tanto,
por mucho que vos cubriese
aquel vuestro negro manto,
que no vos reconosciese.
Que debajo se mostraba
vuestra gracia y gentil aire,
y el cubrir con buen donaire
todo lo manifestaba;
así que con mis enojos
e muy grande turbación
allá se fueron mis ojos
do tenía el corazón.

Gómez Manrique





Quien no estuviere en presencia,
no tenga fe en confianza,
pues son olvido y mudanza
las condiciones de ausencia.

Quien quisiere ser amado,
trabaje por ser presente,
que cuan presto fuere ausente,
tan presto será olvidado:
y pierda toda esperanza
quien no estuviere en presencia,
pues son olvido y mudanza
las condiciones de ausencia.




Lírica tradicional 2, Amor y poesía

 CARTAGENA



No sé para qué nascí,
pues en tal estremo estó,
que el vivir no quiero yo
y el morir no quiere a mí.

Todo el tiempo que biviere
terné muy justa querella
de la muerte, pues no quiere
a mí, queriendo yo a ella.

¿Qué fin espero de aquí,
pues la muerte me negó,
pues que claramente vio
que era vida para mí?


Jorge Manrique




Las aves andan volando
cantando canciones ledas,
las verdes hojas temblando,
las aguas dulces sonando,
los pavos hacen las ruedas.
Yo, sin ventura amador,
contemplando mi tristura,
deshago por mi dolor
la gentil rueda de amor,
que hice por mi ventura.



Carlos de Guevara




  Secáronme los Pesares
los ojos y el corazón,
que no pueden llorar, non.
  Los pesares me secaron
el corazón y los ojos,
y a mis lágrimas y enojos,
y a mi salud acabaron:
muerto en vida me dejaron,
traspasado de pasión,
que no puedo llorar, non.
 Y de estar mortificado
mi corazón de pesar,
ya no está para llorar,
sino para ser llorado:
esta es la causa, cuitado,
esta es la triste ocasión.
que no puedo llorar, non.
Al principio de mi mal
lloraba mi perdimiento,
mas agora ya estoy tal,
que de muerto no lo siento;
para tener sentimiento
tanta tengo de razón,
que no puedo llorar, non.


Garci Sánchez de Badajoz


Lírica tradicional 2, Amor y poesía


Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta comigo,
porqu’el gozo de contigo
no me torne a dar la vida.
Ven como rayo que hiere,
que hasta que ha herido
no se siente su ruido
por mejor hirir do quiere.
Assí sea tu venida;
si no desde aquí me obligo
qu’el gozo que havré contigo
me dará de nuevo vida.


            ****

Ojos garzos ha la niña:
¿quién gelos namoraría?
son tan bellos y tan vivos,
que a todos tienen cativos;
mas muéstralos tan esquivos
que roban el alegría.
Roban el placer y gloria,
los sentidos y memoria:
de todos llevan vitoria
con su gentil galanía.
Con su gentil gentileza
ponen fe con más firmeza,
hacen vivir en tristeza
al que alegre se solía
No hay ninguno, que los vea,
que su cativo no sea:
todo el mundo los desea
contemplar de noche y día.


Juan del Encina




  ¡No te tardes que me muero 
carcelero,
no te tardes que me muero!

   Apresura tu venida
porque no pierda la vida                       
que la fe no está perdida:
carcelero,
¡no te tardes que me muero!

   Sácame de esta cadena,
que recibo muy gran pena                        
pues tu tardar me condena,
carcelero,
¡no te tardes que me muero!

   La primera vez que me viste,
sin lo sentir me venciste;                      
suéltame pues me prendiste,
carcelero,
¡no te tardes que me muero!

   La llave para soltarme
he de ser galardonarme,                         
prometiendo no olvidarme,
carcelero,

¡no te tardes que me muero!

            *****
Muy graciosa es la doncella,
¡cómo es bella y hermosa!
              
digas tú, el marinero
que en las naves vivías
si la nave o la vela o la estrella
es tan bella.
              
Digas tú, el caballero
que las armas vestías,
si el caballo o las armas o la guerra
es tan bella.
              
digas tú, el pastorcico
que el ganadico guardas,
si el ganado o los valles o la sierra
es tan bella.


            ****



Halcón que se atreve
con garza guerrera,
peligros espera.

Halcón que se vuela
con garza a porfía
cazarla quería
y no la recela.

Mas quien no se vela
de garza guerrera,
peligros espera.

La caza de amor
es de altanería:
trabajos de día,
de noche dolor.

Halcón cazador
con garza tan fiera,
peligros espera.



Gil Vicente



Lírica tradicional 2, Amor y poesía


2 comentarios:

  1. Gracias, amigo, por esta rica colección de lo más notable de aquellos tiempos medulares de la lírica nuestra. Jorge Manrique y otros, que tanto he disfrutado en distintas colecciones. He pasado un rato maravilloso. Abrazos.

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