lunes, 8 de agosto de 2011

DE LA MÉTRICA CELESTE. EPÍTOME DE VERSIFICACIÓN ESPAÑOLA: EL ENDECASÍLABO II EL USO DESVIADO DEL MISMO. INTRODUCCIÓN A ALGUNOS CASOS


El endecasílabo 2, el uso desviado del mismo, Francisco Acuyo


DE LA MÉTRICA CELESTE. EPÍTOME DE 
VERSIFICACIÓN ESPAÑOLA:
 EL ENDECASÍLABO II. EL USO DESVIADO 
DEL MISMO. INTRODUCCIÓN A ALGUNOS CASOS (1)


El endecasílabo, decíamos, que al margen de que sea o no considerado como el mayor (y más influyente) grupo fónico que admite el castellano, sí ha de reconocerse, sin embargo, la ingente producción poética en el uso de tal verso en nuestra lengua desde su aparición, prácticamente en cualquier época de la historia de la literatura española; mas, nos parece también una razón poderosa para añadir a cuenta de inventario de todas aquellas razones anteriormente aducidas, el hecho de que, en la poesía —en lengua española— contemporánea, sigue siendo probablemente el verso más utilizado. También porque es el modelo que parece gozar de estudios y clasificaciones más variadas y escrupulosas. En cualquier caso, porque manifiesta de manera más evidente aquellos rigores o ligerezas de manipulación cuyos resultados han sido objeto de no pocas controversias, las cuales se pueden mostrar con más evidencia en los casos de las rupturas de la simetría preceptiva y su de estricto aparato conceptual. Tendremos ocasión de contemplarlo en los poemas que, seguidamente a esta breve exposición de motivos, con más detalle ofrecemos.

El endecasílabo 2, el uso desviado del mismo, Francisco Acuyo
Si hacemos ahora, de nuevo, solemne y reiterada admonición de la paradoja poética, no planteamos su aviso solazmente, sino al arbitrio de unos principios y fundamentos unificadores, los cuales avisarían de su situación más allá de una lógica cuya disciplina orientadora incline filosófica e incluso matemáticamente la poesía, aun cuando como aquellas disciplinas planteará no sólo cuestiones diversas y complejas respecto a su propia fenomenología y funcionamiento, también respuestas particulares a tales o cuales planteamientos sobre aquellos fundamentos y principios que tan singularmente la caracterizan.
En la casuística que ofreceremos se dará cuenta, primordialmente, del aspecto estructural métrico que, a pesar de la personal apreciación acentual que mostramos en algunos momentos, advierte, a nuestro juicio, de la indiscutible unidad del poema exponiendo: que tanto las singularidades métricas como el uso convencional de sus normas darán cuenta de aquella proverbial paradoja anunciada en virtud de su íntima coherencia, aun en los casos de ruptura de la norma preceptual que presentamos.
El aspecto métrico, por tanto, será inseparable de todos y cada uno de aquellos otros que atañen a la configuración intrínseca especial e idiosincrática del poema. Cada verso ha de entenderse como partícipe de la red propia que conforma su especial y específico sistema, y cuyo armónico acoplamiento sólo será posible gracias al mutuo (orgánico) influjo de todos y cada uno de los diferentes elementos de los versos que, finalmente, componen el ser en movimiento del poema, y donde cada verso puede y debe considerarse como el nodo integrador que conexiona para hacer posible la realidad compleja y dinámica del mismo.

Se describen con diferentes asignaciones las distintas segmentaciones del verso que significan los acentos y todo con el fin de precisar los momentos modulares de especial interés métrico y para la mejor apreciación de las simetrías acentuales de los diferentes versos que componen el poema.

Han de entenderse estos casos en su particular análisis tal que demostraciones así mismo peculiares por honestidad, cuya prueba empírica ha de interpretarse al albur de las explicaciones teóricas que los preceden. Así las hipótesis y cálculos métricos no harán sino mostrar una vía de investigación efectiva que pueda abocarnos a la lógica profunda que justifica su cuantificación, pero también para constatar que la apreciación métrica no puede ser sólo una cuestión netamente aritmético cuantitativa.
Caben deducirse del análisis casuístico una suerte de nociones comunes con las que emparentarse con las hipótesis teóricas precedentes que justifican el inicio, desarrollo y fin posterior de este trabajo, pues no se mostrará en su narración otra cosa que las reglas del juego métricas en poesía.

Es así que este método nuestro, si bien puede ser susceptible de entenderse sujeto a las exigencias de dinamismo, complejidad y no linealidad del verso, reconociendo las dificultades de un enfoque axiomático en la métrica, no se justifica (sólo) en virtud de la inconsistencia de su propia lógica (métrica) , sino porque estamos acostumbrados —en poesía— a vivir con sus peculiares pero inestimables incertidumbres.

No pretendemos en esta exposición de motivos negar los preceptos métricos como axiomas que el poeta parece rechazar en momentos críticos del poema, y que nos obligan a observar reglas de inferencia alternativas en el estudio puntual de los poemas, si es que tanto nos agobia y a la vez asombra cuando observamos que en cualquier demostración lógico métrica siempre habrá alguna carencia.

La mejor demostración en poesía será el propio poema en su dinámico funcionamiento, si es que entendemos la demostración como historia singular (en este caso de la poesía). Historia decimos, en que se narran estas páginas desde la eximia canonicidad de Garcilaso, hasta la sugestiva contemporaneidad de Aleixandre, y si de todo lo cual puede deducirse una línea argumental que resulte en estas apreciaciones métricas, aunque peculiares, con claridad y coherencia suficientes, nos daremos por muy satisfechos.

Veremos, en fin, como las pautas métricas no tienen que ser perfectas para considerarse como realmente importantes. Estimamos en este extremo razonable que de la observancia de los diferentes versos (endecasílabos en este caso) que componen el aparato casuístico-poético de nuestro trabajo, sean entendidos como modelos susceptibles de ser permanentemente considerados, a pesar de las manifestaciones ¿desviadas? de algunos de los versos que mostramos.

El endecasílabo 2, el uso desviado del mismo, Francisco Acuyo
Intentamos un análisis que, aun cuando pueda considerarse insuficiente para la explicación global de los versos y sus correspondientes poemas, no obstante sea firme y sobre todo inteligible para posibilitar unas generalidades orientadoras sobre el funcionamiento métrico (aun, insistimos, en el caso del desvío) capaces de una profundidad suficiente para indagar en su enorme complejidad y vivo dinamismo.

No tratamos de acumular sutileza tras sutileza en nuestras apreciaciones expuestas en los análisis, sobre todo porque las generalidades deducidas de los mismos no pretenden ni con mucho establecer criterios insípidos por sus monótonas semejanzas, mas al contrario, nos interesa observar las diferencias, porque creemos que la amplia generalización limitada por una feliz particularidad es la concepción más fructífera,2  siendo estas singularidades propias de los denominados desvíos las que ejercen función tan extraordinaria como vivificante en el verso.

En cualquier caso, será conveniente reconocer que estos fenómenos métricos indeterministas, aun cuando se resisten al análisis convencional, son precisos para una contemplación con potencia suficiente para  ofrecer una perspectiva para el mejor entendimiento de su complejidad y dinamismo.
El desvío métrico, en su irrupción violenta —irracional en muchos casos— respecto a la norma convencionalmente establecida, ofrece de manera ejemplar aquella capacidad negativa de la que se hacía eco John Keats respecto a la disposición del verdadero poeta para permanecer en la incertidumbre sin necesidad de angustiarse por alcanzar los hechos y la razón.

La visión heteróclita de los esquemas métricos (si en ocasiones hacemos referencia a tipos distintos de preceptivas métricas) quieren, en su potencial heterodoxia, dar fe de estas insólitas particularidades del verso. Debe entenderse este posicionamiento (no como un nuevo adoctrinamiento preceptivo, insistimos en que no pretendemos siquiera ofrecer un normativa remozada) como un claro intento en contra de cualquier noción de determinismo métrico teórico, en virtud precisamente de que aquél no es sino la manifestación de la antítesis de la creatividad y libertad propia de la poesía.

Es importante decir que el universo métrico, para que parezca plausible, si bien necesita de una teoría que, aunque lo haga lógicamente reconocible para quien se haya formado en ese lenguaje, nunca será total y definitiva.

Si bien esta teoría del desvío que planteamos proporciona cohesión, sentido, significado y una narrativa unificadora, acaso no pueda explicar del todo la especial fenomenología del poema; ante la contemplación de los diferentes casos no podemos sino llegar a la conclusión de la insuficiencia de un estudio métrico inductivo, meliorativo y progresivo. El fenómeno métrico se mantiene, a nuestro juicio, en la complejidad y el caos en tanto que el desvío se sitúa al filo de aquél (del caos), si es que de aquellos sistemas con elevado grado de orden y estabilidad no puede verterse nada nuevo; o si fuera un sistema completamente aperiódico porque serían demasiado informes para ser considerados puntualmente.

Es todo esto pues, una manifestación evidente de la no linealidad del lenguaje poético. Será, por tanto, preciso superar las concepciones netamente reduccionistas sobre el verso, el poema y la poesía, y es que la realidad versal —si verdaderamente poética—, precisamente porque tiene una jerarquía estructural propia, exige principios, conceptos y generalizaciones diferentes que, a su vez, precisan también de creatividad e inspiración.

El tipo de estrofa ha sido unívoco: el soneto. Advertimos que el rigor estrófico del mismo muy bien puede hacer contrastar mejor aún aquellas inconveniencias rítmicas que analizaremos como supuestas violaciones —desvíos— del precepto métrico. Añádase a este motivo otro de no menor importancia: la calidad de los sonetistas que ha tenido  a bien ofrecer a la historia de la poesía  nuestra lengua, poetas que, de Garcilaso a nuestros días, pueden mostrar un elenco de poemas escritos en endecasílabos desde luego nada desdeñable, muy al contrario, de una altura que muy bien puede considerarse máxima por su excelsitud. La maestría de sus autores en confrontación con la severidad del metro produce, a nuestro juicio, los efectos deseados para su estudio y, sobre todo, en lo que se refiere a aquellos flujos versales que manifiestan una confrontación, a veces feroz, con la normalidad (o legalidad) de los principios de la métrica tradicional.

Prevenimos, en cualquier caso, sobre el método fundamentalmente métrico de estos análisis, sin menoscabo, acaso inevitable, de juicios estilísticos o estéticos o advertencias sobre la expresividad de este o aquel verso, mas intentamos siempre mantenernos centrados en el funcionamiento y estructura rítmica y métrica de los poemas.

Estos efectos extraños, excepcionales o desviados del verso, no cabe pensarlos consciente o inconscientemente sólo en el pensamiento del poeta moderno, el cual puede imponer un carácter iconoclasta y heterodoxo hacia esta forma estrófica y versal, mas podremos constatar que datan desde los inicios mismos de su uso, con el mismo Garcilaso, pasando por Góngora y culminando con excelsos ejemplos en la poesía contemporánea.

Los poemas y autores se escogieron por razones bastante elementales y que repetimos ahora parcialmente: la maestría de quienes tuvieron a bien escribirlos para goce y disfrute de aquellos que aman la verdadera poesía (Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y Vicente Aleixandre). Unos por ser referentes de la canonicidad del endecasílabo y el soneto (Garcilaso), otros por ser representantes de la maestría, la novedad y acaso  por ser protagonistas de la aventura más inaudita llevada en nuestra lengua y hecha expresa para los siglos de los siglos (Góngora). Los otros porque, ya en la modernidad (contemporáneos, puede decirse), no han manifestado menor oficio en el manejo de este verso y aquella estrofa, y porque cada uno a su manera ha prolongado gloriosamente esta tradición extraordinaria, aun en el caso de aquél que remitió su producción sonetista a tres títulos (Aleixandre) entre una inmarcesible obra poética verso-librista; no digamos del gran Federico García Lorca, que en lo exiguo del manejo de esta estrofa —cuantitativamente— deja claro estigma de su genio,  todo lo cual no refleja sólo motivos de extraordinaria curiosidad, también argumentos para la reflexión sobre la naturaleza de tal verso en particular, y de la producción versal toda como fuente de observación de extraordinaria complejidad, vitalismo y rebeldía.

En próximas entradas daremos cuenta de las consideraciones teóricas con algunos ejemplos y casuística con los que ilustrar los aspectos señalados en relación al desvío del uso del verso endecasílabo.

(1) Extraído de Fundamentos de la proporción en lo diverso

Francisco Acuyo


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El endecasílabo 2, el uso desviado del mismo, Francisco Acuyo


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