jueves, 31 de agosto de 2017

EL SIGNIFICADO CUÁNTICO O EL SENTIDO DE LA VIDA

Para la sección, De juicios, paradojas y apotegmas, del blog Ancile, esta primera  reflexión sobre el sentido y el significado, bajo el título: El significado cuántico o el sentido de la vida.




El significado cuántico o el sentido de la vida. Francisco Acuyo




EL SIGNIFICADO CUÁNTICO

 O EL SENTIDO DE LA VIDA







Tras el enigma cuántico[1] derivado del rigor en los cálculos físicos que se extraen de su aparato físico matemático, perfectamente exacto en sus predicciones, se extrae automáticamente la necesidad de encontrar algún significado en estos extraños comportamientos descritos por la propia teoría en el ámbito del mundo subatómico. He mantenido siempre que la ciencia es una ineludible fuente de reflexión metacientífica en la actualidad. Una muestra evidente de ello es la teoría cuántica y todo lo que de ella es deducible más allá del cálculo de sus predicciones.

                Esa instintiva necesidad de encontrar significados en el ser humano parte del hecho mismo de la existencia (cuestión harto debatida en el ámbito de la filosofía) y que no parece poder desligarse incluso de unos de los aparatajes más rigurosos y exactos de la ciencia y de la matemática moderna.

                Entendamos que lo que aquí se debate ya no es solo una cuestión netamente científica, también es una problemática de pensamiento que abarca a la filosofía y a cualquiera otra disciplina susceptible de hacerse las preguntas fundamentales. El buscar las implicaciones de significado a una sistemática que funciona a la perfección desde la óptica científica no deja de causarme una honda impresión como persona interesada en la multidisciplinariedad del saber humano, y en la necesidad
El significado cuántico o el sentido de la vida. Francisco Acuyo
de ser creativos en prácticamente cualquier tarea que nos impongamos, si en verdad queremos estar a la altura de los significados exigidos por nuestro espíritu racional, pero también por el corpus emocional de nuestras intuiciones a la hora de debatir sobre qué sentido (si es que debe tenerlo) la vida consciente en este complejo mundo en el que trajinamos y debatimos nuestra existencia.

                No es una cuestión baladí, si es que ha estado y está presente en todas las sistemáticas de pensamiento y en cualquier cultura con cierta complejidad estructural, la de dar significado, la de dar sentido prácticamente a cualquier cosa. Aquí está  presente desde el primigenio y rudimentario método científico a las más complejas y profundas sistemáticas de pensamiento, así como las intuiciones no menos profundas de religiones y místicas de trascendencia social, intelectual y también filosófica. Pero aquí lo que resulta más fascinante es que tenga lugar en una de las manifestaciones de la ciencia más compleja, exacta y tecnológicamente más revolucionaria como es la física cuántica. Haremos alguna apreciación más sobre este interesante y muy sugerente asunto en próximas entradas de esta sección de,  De Juicios, paradojas y apotegmas, del blog Ancile.



Francisco Acuyo



[1] Así se ha denominado por muchos físicos al artefacto físico matemático de la física cuántica, en tanto que mantiene la ya proverbial recomendación a sus estudiantes del: cállate y calcula”, no haciendo ninguna referencia a las consecuencias de significado que conlleva el aparato matemático de dicha teoría que es del todo exacto.




El significado cuántico o el sentido de la vida. Francisco Acuyo

miércoles, 30 de agosto de 2017

WINSTON CHURCHILL Y LA VIDA EXTRATERRESTRE

Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos una nueva y sugestiva entrada que lleva por título: Winston Churchill y la vida extraterrestre.



Winston Churchill y la vida extraterrestre. Francisco Acuyo





WINSTON CHURCHILL Y LA VIDA EXTRATERRESTRE







No me engaño hasta el extremo de pensar que mi sol es la única estrella que cuenta con una familia de planetas[1], bien pudiera parecer una aseveración de alguien muy próximo al mismísimo Frank Drake[2], desde luego muy bien avisado de los argumentos probabilísticos sobre la existencia de otros mundos habitables e incluso con vida inteligente. Lo verdaderamente fascinante es que este fragmento pertenece a un manuscrito mecanografiado por el mismísimo Wiston Churchil. Que el gran estadista inglés se mostrase interesado en un tema científico no debería ser motivo de tanta extrañeza como parece en un político de la talla de Churchil, implicado en sus complejas tareas de estadista, más aún, teniendo en cuenta los momentos verdaderamente críticos de la historia en los que tuvo que tomar muy difíciles decisiones. Pero todavía parece más raro que se interesase por la vida extraterrestre con argumentos, por otra parte, de plena actualidad.

Winston Churchill y la vida extraterrestre. Francisco Acuyo                La cuestión es que cuando tuve acceso al artículo del gran divulgador científico Mario Livio titulado, Un ensayo inédito de Churchil sobre la vida extraterrestre[3], me sentí muy concernido en el asunto y me dispuse en hacer algunas reflexiones al respecto, en tanto que el estímulo científico es algo que no pasa desapercibido para cualquier mente con un grado mínimo de curiosidad sobre las interrogantes que pueden incitar a la imaginación humana en los más diversos dominios.

                Habrá que tener en cuenta que, no en vano, Churchill tenía en momentos muy críticos en sus tareas de gobierno, los servicios de asesoramiento de un científico de prestigio, el físico Frederick Lindermann. La primera conclusión que se puede inferir es que la ciencia es esencial en el desarrollo tecnológico y  este en el ámbito de lo social, pero también  que la ciencia ha de estar al servicio de la humanidad y no al contrario.[4]

                Es sorprendente que los razonamientos sobre los que argumentar una hipótesis factible sobre la posibilidad de vida extraterrestre estén basados en razonamientos plenamente vigentes en la actualidad. El principio copernicano mediante el que se razona que lo realmente difícil es la vida humana como la única forma de vida el universo, es el que en realidad estructura su argumentación general.

                ¿Es causalidad que Churchill, como todo parece indicar, redactara su artículo sobre la vida extraterrestre después de la emisión en la radio, en Estados Unidos, La guerra de los mundos, en su célebre adaptación de la novela de H.G. Wells?

                En cualquier caso, es muy interesante hacer una reflexión sobre las influencias mutuas en este y otros casos entre la ciencia y la literatura, y otras artes y, desde luego su influjo a todas las formas de conocimiento, como puede ser la filosofía que, a mi juicio, en virtud de los últimos avances de la ciencia (la física, sobre todo) abren posibilidades nuevas de argumentación filosófica, e incluso, en la forma de entender el mundo, desde la óptica de un grandísimo y reputado estadista como el mismo Winston Churchill. Es muy importante tener en cuenta este hecho, porque la ciencia se ha convertido en adalid de nuevas fuentes de entendimiento de la realidad del mundo, por lo que creemos muy razonable mantenerse abiertos a su discurso y, sobre todo, a las vías nuevas de comprensión y de construcción de la realidad, y realización de nuestro propio discurso y métodos de construcción de juicios, presupuestos e hipótesis de razonamiento sobre el ámbito de otras disciplinas de creación y entendimiento. Ínclito ejemplo será el del gran Winston Churchill.


Francisco Acuyo
               




[1] Churchil, W.: ¿Solos en el universo?, en una primera redacción (1939), en una revisión posterior como ¿Solos en el espacio?, Museo Nacional Churchil, Fulton, Misuri, en Estados Unidos.
[2] Astrónomo estadounidense, uno de los padres del proyecto SETTI.
[3] Livio, M.: Un ensayo inédito de Churchil sobre la vida extraterrestre, Publicado primero en Nature , vol 542, págs.. 289-291, el 16 de febrero de 2017, y publicado posteriormente en Investigación ciencia, nº 491, págs.. 46-49.
[4] Churchil, W Ob, cit.47.



Winston Churchill y la vida extraterrestre. Francisco Acuyo

martes, 29 de agosto de 2017

LA TEORÍA ESTÁNDAR Y LAS INSUFICIENCIAS DE LA MISMA: LA NUEVA FÍSICA Y LAS ANOMALIAS DEL MESON B

Para la sección; Ciencia, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: La teoría estándar y las insuficiencias de la misma: La nueva física y las anomalías del mesón B.


La teoría estándar y las insuficiencias de la misma: La nueva física y las anomalías del mesón B. Francisco Acuyo

LA TEORÍA ESTÁNDAR 

Y LAS INSUFICIENCIAS DE LA MISMA:

LA NUEVA FÍSICA Y LAS ANOMALIAS DEL MESON B








Como neófito interesado en las investigaciones y  conclusiones de la moderna física, y de las  influencias inevitables de esta en el pensamiento (y en la no extinta filosofía) contemporáneo(s), no deja de causarme fascinación las recientes investigaciones llevadas a cabo en el mundo de la física cuántica. De hecho la insuficiencia de la teoría estándar de partículas (por otra parte aceptada por la comunidad científica sin demasiadas reticencias), y el hecho de intentar nuevas observables[1] para poder explicar las incertidumbres hadrónicas,[2] como son las extrañas desintegraciones de los denominados mesones B,[3] que no parecen adaptarse a las reconocidas y celebradas predicciones de las hipótesis de la teoría estándar, no hace sino abrir nuevas y seductoras vías de especulación en relación a la íntima estructura de la realidad, que a mi juicio, siempre van a afectar a otros ámbitos del conocimiento, es claro que la ciencia (sobre todo física) mantiene un grado de influencia en todos los dominios del saber.

                El hecho de que la teoría estándar no pueda incluir a la gravedad en sus presupuestos científicos para dar noticia completa de la realidad física del mundo, además de no poder encontrar explicación para el origen de los fenómenos de la simetría entre materia y antimateria, o cual es el origen y naturaleza de la materia oscura, también abre ahora la posibilidad de su incompletitud el hecho de que tampoco pueda explicar la desintegración de los mesones B, cuyo proceso no se adapta al predecible determinado por la visión estándar de la física.

La teoría estándar y las insuficiencias de la misma: La nueva física y las anomalías del mesón B. Francisco Acuyo                Todas estas cuestiones, para un aficionado como quien suscribe estas líneas apresuradas no es sino un estímulo para seguir alimentando su, de por sí calenturienta pero muy entusiasta imaginación, y, encontrar motivos nuevos para alimentar y dar pábulo a la reflexión filosófica, a mi modesto entender en modo alguno agotada. De hecho me parece que estos vacíos que no puede llenar (por el momento) la ciencia son una fuente inagotable para reconocer la complejidad del universo y de nuestras propias conciencias que, de un modo u otro (filosófico, científico, artístico….) tratan de buscar respuestas y, sobre todo, sentido al funcionamiento del cosmos y de nuestro lugar en el mismo.

                La insólita desintegración de estos mesones B pone sobre el candelero del saber humano no solo la posibilidad de una nueva física, acaso también la necesidad de una vía de entendimiento del mundo y de nosotros mismos en una íntima relación de interacción que mantenga una exigencia de revisión continua y, ante todo, de apertura creativa continuada para su mejor conocimiento.

                Si al final de las diferentes acciones experimentales en relación a la violación o no de la universalidad leptónica, y de confirmarse ésta, estaríamos ante una nueva era de la física fundamental,[4] y desde luego de una nueva  forma de disertación, de dinámica conjetural y de la manifiesta necesidad de una nueva y viva vía imaginativo creativa para entender el mundo.  

   


Francisco Acuyo




[1] Nos referimos a las cantidades medibles en los diversos experimentos en el dominio de la física de partículas
[2] Detectadas fundamentalmente en los grandes aceleradores de partículas como el LHC del CERN.
[3] Son partículas formadas por un antiquark b y un quark d, en cuyo proceso de desintegración al colisionar en los aceleradores dan lugar a elementos que se generan en unos porcentajes bajísimos que acaban por tener a estos elementos como candidatos singulares para una física nueva de partículas.
[4] Matias, J.: ¿Indicios de una nueva física en el LHC?, Investigación y Ciencia, nº 491, Panorama, p.13.




La teoría estándar y las insuficiencias de la misma: La nueva física y las anomalías del mesón B. Francisco Acuyo

domingo, 27 de agosto de 2017

APUNTE SOBRE LA SOLEDAD EN LA URBE: A CUENTA DE ALGUNOS VERSOS DE ELENA MARTÍN VIVALDI

Para la sección, De juicios, paradojas y apotegmas, del blog Ancile, traemos la entrada que lleva por título, Apunte sobre la soledad en la urbe: a cuenta de algunos versos de Elena Martín Vivaldi.



Apunte sobre la soledad en la urbe: a cuenta de algunos versos de Elena Martín Vivaldi. Francisco Acuyo
De Martin Park


APUNTE SOBRE LA SOLEDAD EN LA URBE

A CUENTA DE ALGUNOS VERSOS

 DE ELENA MARTÍN VIVALDI




Si la soledad de Elena le viene impuesta (exteriormente)[1] la urbe y su entorno tendrá mucho que decir, no obstante, de la intimidad de sus poemas, o lo que es lo mismo de lo más genuino y sentimental de su autora. Así mismo las referencias simbólicas relativas a la ciudad, de las que daremos en seguida cumplida noticia, no se pueden evadir del sentido más profundo del símbolo, si deudor inevitable del mito (constatable en otros muchos poemas),[2] y que traído hacia sí, hacia su singular intimismo, hace de su yo poético un elemento, diría que de entrañable y fraternal referencia al nosotros del urbano entorno. Pero, insistimos, la ciudad ha de ser aprehendida en el mundo poético de Elena Martín Vivaldi como vinculado al universo vegetal (arbóreo, floral…), si es a través de este como la palabra poética encuentra la mejor expresión a su soledad, por eso la vivencia existencial se hace tolerable, en virtud de que la certeza del árbol es la certeza de la palabra.[3]
                Decía en otra ocasión que, si aquellos que indagamos en el mundo de la poesía (sobre todo en nuestra opima y trascendente lengua, acabamos por ser inevitables deudores de nuestra tradición mística, en relación al uso (e incluso del abuso) del símbolo (nocturno, comentaba entonces[4]) veremos que, aun en el ámbito personal, mundano, experimental y sentimental de nuestra poeta, cabe exigir alguna deuda, y es que, aunque el símbolo reclama que no tratemos de expresar más la imagen por la idea que la idea por la imagen,[5]  esto significa, especialmente en la poesía de nuestra poeta, que esta simbología ha de entenderse conexa íntimamente al acervo vivencial de nuestra Elena; a tenor de esta reflexión siempre entendí la poesía de la autora del Alma desvelada como verdadera y referencial poesía de la experiencia.[6]


Francisco Acuyo




[1] Molina Campos, E.: Elena Martín Vivaldi y su obra poética, en Tiempo a la orilla (1942-1984), Vol.1, Ayuntamiento de Granada, Granada, 1985, p. XV.
[2] Soria Ortega, A.: Elena Martín Vivaldi: Arco en desenlace,  Cuadernos hispanoamericanos, nº 172, 1964, pps.207-210.
[3] Morón Olivares, E.: La palabra desvelada de Elena Martín Vivaldi, Universidad de Granada, Granada, 2003,  p. 123.
[4] Acuyo, F.: Elena Martín Vivaldi: en el corazón de la noche, itinerario por la noche martinvivaldiana, prólogo de,  En el corazón de la noche, Elena Martín Vivaldi, Entorno Gráfico Ediciones, colección, EL torno Gráfico, Granada, 2013, p. 10.
[5] Baruzi, J.: San Juan de la Cruz y el problema de la experiencia mística, Ed. Consejería de Cultura y Turismo, 1991, p. 331.
[6] Guillén, J.: Correspondencia con Elena Martín Vivaldi, 6 de agosto de 1966, Revista Jizo de Humanidades, ediciones, nº 2-3, Granada, 2003, p. 18.




Apunte sobre la soledad en la urbe: a cuenta de algunos versos de Elena Martín Vivaldi. Francisco Acuyo

sábado, 26 de agosto de 2017

DE LA ÉTICA Y LAS LOGOMAQUIAS

Presentamos para la sección, De juicios, paradojas y apotegmas, del blog Ancile, una nueva entrada que es en realidad un fragmento de una publicación que en breve verá la luz, lleva por título: De la ética y las logomaquias.



De la ética y las logomaquias. Francisco Acuyo



DE LA ÉTICA Y LAS LOGOMAQUIAS





 Cuando el filósofo epicúreo advertía: Huye, afortunado, con velas desplegadas de toda Paideia,[1] así como cuando hacía aquella otra admonición tan apropósito aun en nuestros días de: Es necesario no fingir que filosofamos, sino filosofar realmente, son sentencias que no sólo se complementan, sino que son colegibles una de la otra. El fingimiento filosófico es muy parecido al nocivo enmascaramiento de los valores éticos de una inficionada pedagogía casi siempre interesada. El fingimiento es un gesto de falsedad que carece de vida y de sustancia. El lenguaje ha sido (y es, por desgracia, en muchos momentos aún en nuestros días) un instrumento perturbador de la realidad que puede llevar a la cultura, a la obra del pensamiento, en palabras de nuestro querido y admirado maestro Emilio Lledó a, un largo sintagma terminológico, en el que se olvide el paradigma único que puede conjugar el discurso de la razón: a saber, la felicidad y, por consiguiente, la vida.[2]

                El anterior párrafo de estas palabras liminares tiene el propósito sincero de mostrar que, no obstante, la generosidad, la solidaridad, como manifestaciones del Bien, también son posible a través del logos, de la palabra, pues, al fin y al cabo, ¿de qué está hecho este objeto que contiene el alma de quienes han puesto lo mejor de sí mismos para esta aspiración verdadera de fraternidad y adhesión al necesitado? Pero para esto es bueno reconocer los peligros y los riesgos de la máscara y de las miserias y falsedades que pueden ocultarse tras la apariencia de los falsos dueños de las palabras. Pero, he aquí que, el logos, la palabra, puede ser objeto especial de comunicación libre, verdadera y, una vez llevada a cabo la terapia del reconocimiento de nuestras propias deformaciones más execrables, exponernos ante el milagro de lo fraternal y verdadero, precisamente a través de la misma palabra.



Francisco Acuyo



[1] Paideia: educación, formación, y en el sentido que querían atribuir los filósofos del jardín, aquella instrucción, enseñanza viciada a propósito para malear las almas todavía inmaculadas del infante, para el interesado influjo de élites o ideologías..
[2] Lledó, E.: Memoria de la ética, Taurus, Madrid, 1994, p. 271.



De la ética y las logomaquias. Francisco Acuyo

lunes, 14 de agosto de 2017

GNOSEOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA POÉTICA

Sobre la poesía y su posibilidades metodológicas para adquirir conocimiento, en el blog Ancile, para su sección, Pensamiento. Trabajo bajo el título: Gnoseología y epistemología poética.



Gnoseología y epistemología poética. Francisco Acuyo




GNOSEOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA POÉTICA







El entendimiento de la poesía, en su vertiente gnoseológica y, por qué no, epistemológica, no sólo se la puede emparentar en muchos aspectos con las matemáticas, sino con la ciencia misma, si es que, como a todas luces nos parece, es una forma singular de aprehensión de conocimiento, y porque acaso se conforma como una de las estructuras más abiertas, integradoras y fundamentales para alcanzarlo.

                La esfera experimental de la poesía está, a diferencia de la empírico-matemática, conformada, además de por nociones y conceptos lógico racionales, por juicios especiales e intuiciones amparados en el ámbito de lo irracional y simbólico, no exentas de contradicciones, y en vez de ofrecerse como unidades ideales a las que pueda referirse el dominio de lo subjetivo, como así sucede en las matemáticas, se ofrecen como unidades existenciales evocadoras de la vivencia personal imbricada, integrada, no obstante, de forma necesaria e inevitable en el mundo.

                En poesía, lo discreto, lo contable, no es, aún en su antinomia evidente, sino deudores de lo infinito y del continuo, por eso el signo y el símbolo poético no será(n) unívoco(s) sino ampliamente abierto(s), polivalente(s) y, en definitiva,  verdaderamente liberador(es).[1] La deuda de la poesía al orbe de lo infinito, y la del infinito con el proceso creador poético, se manifiesta en el carácter singularmente polisémico del lenguaje y del símbolo poético, abiertos siempre al universo enigmático de lo infinito. La ambigüedad de la proposición poética se muestra menos preocupada por la precisión de su significado, como atenta en su extraordinaria complejidad, a la integración de su saber, de su alcance significativo y significante con la conciencia, y  esta con el mundo.

Gnoseología y epistemología poética. Francisco AcuyoAl igual que la matemática aplicada creó un sensum ómnium de sentido común sobre la necesidad de la causalidad para explicar los fenómenos físicos, así mismo sucedió al integrar los estudios literarios a la poesía como un género más o menos particular, sujeto a esa discreción convenida para su estudio, con la inevitable influencia en su concepción y entendimiento de la poesía, como un derivado literario, sujeto a la leyes de la lógica y del concepto lingüístico y literario, por cierto, también aherrojado a la causalidad[2] en sus fundamentos. Quiero decir con esto que la poesía no tiene en modo alguno por qué estar sujeta a estas convenciones literarias o lingüísticas, mucho hemos debatido al respecto desde la óptica lingüística[3] y o de la métrica.[4]

La sincronicidad o simultaneidad en el acaecer poético es una constante contra la que muchas veces pugna el poeta, tratando de dar causalidad temporal y espacial en muchos momentos a su intuición poética, anclada de hecho en un ámbito mucho más complejo e inexplicable; para hacerse entender (cuando esto preocupa al poeta, cosa que no sucede siempre), trata de hacer discreta, computable temporal y espacialmente, el torrente irracional e infinito del que proviene, donde el tiempo y el espacio no son en realidad nada.

El concepto de causalidad en poesía es una cuestión harto interesante, en tanto que nos abre un dominio de reflexión sobre la naturaleza del discurso poético y sobre todo, del impulso creativo de la poesía que dará muchísimo juego para el mejor entendimiento de la misma. De esto hablaremos en posteriores entradas de este blog Ancile.




Francisco Acuyo



               



[1] Zellini, P.: Breve historia del el infinito, Siruela, Madrid, 1991, p. 216.
[2] Mucho juego a dado desde antiguo los tratamientos del espacio y el tiempo en el teatro y la novela, por ejemplo.
[3] Acuyo, F.: en Ancile: Roman Jakobson, de lingüísitica y poética: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2010/10/roman-jakobson-sobre-linguistica-y.html
[4] Acuyo. F.: Los fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la simetría y la asimetría endecasilábica, tesis doctoral, Departamento de Lingüística y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad de Granada, Granada 2007, pp. 374.
 Fundamentos de la proporción en lo diverso: nueva edición corregida y adaptada, Jizo ediciones,  de Ensayo, nº 17, Granada, 2009, pp. 427.



Gnoseología y epistemología poética. Francisco Acuyo

domingo, 13 de agosto de 2017

ISABEL MARÍA FERNÁNDEZ O MY FEMALE GHOSTS INSIDE

He querido traer para la sección, Poesía y pintura, del blog Ancile, una breve muestra de la obra de la artista Isabel María Fernández Aparicio; también unas reflexiones de la propia autora en torno a su trayectoria y motivaciones creativas. He querido, como decía, incluirla en la sección de, Poesía y pintura, por dos razones fundamentales, primero, porque he creído ver y entender en su obra pictórica una vigorosa y al tiempo delicada vena lírica que en modo alguno está reñida con la expresión artística plástica, el espacio, la figura, el color... se manifiestan en el ámbito temporal en virtud a la gracia poética en la que mueve su mundo artístico singular; segundo, porque, una vez hube contemplado alguna de sus espléndidas composiciones, brotaron a mi imaginación algunos versos que, con toda modestia, quieren acompañar esta exigua pero muy significativa muestra de su obra. 
Quede pues, aquí, este prototipo de exposición digital, muestrario mínimo de una artista cuyo mundo pictórico original recomiendo vivamente a todos a aquellos que apreciarlo sepan. Y aquí, ahora, sus palabras a modo de exposición de motivos que pueden servir de orientación en en ese mundo artístico suyo tan personal e interesante. También os remito a su dirección digital, donde podréis indagar muy a vuestro sabor todo esto de lo que ahora os hablo.



Enlace a: MY FEMALE GHOSTS INSIDE



ISABEL MARÍA FERNÁNDEZ O MY FEMALE GHOSTS INSIDE, Francisco Acuyo





ISABEL MARÍA FERNÁNDEZ O

 MY FEMALE GHOSTS INSIDE






ISABEL MARÍA FERNÁNDEZ O MY FEMALE GHOSTS INSIDE, Francisco Acuyo



“MY FEMALE GHOSTS INSIDE” (o mis fantasmas femeninos adentro):

 Elegí el título por la presencia femenina en cada obra y en gran parte de mi trabajo hasta ahora desarrollado. El fin de este proyecto es el de reunir una selección de obras que van, desde el inicio de mi carrera hasta la actualidad, y donde la figura femenina es la principal protagonista y comunicadora.
La selección consta de dieciocho obras –todas de técnica mixta sobre tela o panel, algún óleo también sobre tela o panel y un par de dibujos que he querido destacar, de hecho uno de ellos, “Coldest”, ha dado un giro internacional en la contraportada de una revista literaria de carácter semestral difundida por países de los cinco continentes.
El por qué de esa presencia femenina en mis pinturas, es un misterio incluso para mí. Rara es la vez que el protagonismo en la figuración se lo lleva una representación masculina,
ISABEL MARÍA FERNÁNDEZ O MY FEMALE GHOSTS INSIDE, Francisco Acuyo
aunque sea de un niño, o aparece un animal que no sea un insecto; los paisajes oníricos y líricos incluso cuando se ven rodeando o integrando a la figuración, huyendo del total realismo y todavía más del paisaje urbano, por ejemplo.
¿Pueden ser aspectos de mi psique? (de ahí que hable de mis fantasmas “adentro”), ¿pueden ser mis propios arquetipos?, mi bruja, mi niña inocente, la madre que habita en mí o que no quiere habitar. De cualquier manera son pequeños jeroglíficos, todos encierran varias lecturas, simbolismo y mucha psicología, y no es plato de buen gusto dar la solución de la adivinanza si quien entra a jugar quiere perderse en sus incógnitas…
A mi juicio y por la experiencia que he tenido conforme incubaba y luego sublimaba las obras, cada una de ellas ha sido presagio de algún acontecimiento en mi vida o me ha revelado algo que estaba a punto de aprender sin ser, en su momento, consciente de ello.
Un vistazo al desfile de imágenes que personifican con sus figuras dulzura, misterio, dolor, fuerza… en algún caso se entra incluso en el juego de causar temor. Lejos de parecer en conjunto disonante, a pesar de los años que distan desde el primer trabajo hasta el último y todo el recorrido incluído, tienen  en común o poseen en su sonoridad un “bajo continuo” de una “aletreza” (alegría+tristeza), todas parten de una oscura melancolía, de la que asoma un rayo de luz y esperanza y viceversa.

Me atrevo, aunque siempre lo he considerado algo “suicida”, a etiquetar el estilo pictórico, que, aunque por separado pueda diferenciar claramente a unas obras de otras, todas tienen en común el simbolismo y el lirismo. Suelo etiquetarlo entonces de “simbolismo figurativo”, movimiento que a pesar de poder sonarnos casi decimonónico, en su apariencia y tratamiento de la técnica, así como los elementos representativos convierten a la obra –como cualquier trabajo que se haga HOY-, en arte contemporáneo. Una obra, por el simple hecho de estar ejecutada por un hijo del XX-XXI, lleva la huella implícita de un ser que aplica el filtro de lo vivido en este tiempo hasta para retratar a una señora encorsetada o de aspecto del pasado. Es lo que se comunica, con qué medios y de qué manera.


Isabel María Fernández Aparicio





ISABEL MARÍA FERNÁNDEZ O MY FEMALE GHOSTS INSIDE, Francisco Acuyo



LA ROSA ROJA
 EN EL JARDÍN DE LOS VAMPIROS


Para Isabel M. Fernández Aparicio



                                         TIERNA rosa y purpúrea, si un momento
                                          vi a mi amor en tu cáliz inclinada,
y por pétalos del trasmundo amada
aspirar sangre pura en cada aliento,

   viera en contra de sí mi pensamiento
correr al nácar de su cuello, y con cada
pulso la sangre efímero impulsada
en torno a su inmortal mantenimiento.

   Allí, mi amada, a tu corola uncida
pleitesía sangrienta nos demuestra
que hasta sus labios a gustar convida,

   y entre tu cáliz, si su cuello tuve
es sangre de tus pétalos la muestra,
que el infinito sin moverme anduve.





Francisco Acuyo

De, Rimas del jardín de los vampiros.



ISABEL MARÍA FERNÁNDEZ O MY FEMALE GHOSTS INSIDE, Francisco Acuyo


viernes, 4 de agosto de 2017

MÁS ALLÁ DE LOS NOMBRES Y DE LAS IMÁGENES: EL INFINITO POÉTICO

Siguiendo la estela de anteriores entradas sobre el infinito poético traemos para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, el post que lleva por título: Más allá de los nombres y de las imágenes: el infinito poético.

Más allá de los nombres y de las imágenes: el infinito poético. Francisco Acuyo




MÁS ALLÁ DE LOS NOMBRES Y 

DE LAS IMÁGENES: EL INFINITO POÉTICO










Una de las cuestiones más fascinantes en mi empeño de comprensión del número en poesía fue, sin duda, la constatación de que, a pesar de la demostración de las relaciones entre los cómputos métricos y la eufonía y expresividad del verso en determinadas ocasiones, llegaba siempre a la conclusión de no acabar de entender, a pesar de la evidencia aritmética de dichas relaciones, todos aquellos datos de manera precisa, acaso influido nocivamente por la visión mecánica del verso. Acaso también la visión platónica de que, más allá de los nombres y de la imagen no entendemos,  influyó sin duda, y ayudó para enardecer la perpetua duda en la comprensión definitiva de la dinámica estructural del poema. Las contradicciones (antinomias) descritas en anteriores trabajos sobre el número en el verso (la descripción discreta de sus componentes y la realidad continua de su entidad como totalidad poemática), hubieron de sembrar de dudas abundantes el intento de aproximaciones deterministas en relación a su naturaleza y funcionamiento. Es claro que olvidaba la realidad viva de la poesía, con todos sus ingredientes, lógicos conceptuales, pero también irracionales y simbólicos.

Más allá de los nombres y de las imágenes: el infinito poético. Francisco Acuyo                SI hubo un momento[1] en el que el ámbito de las matemáticas se pudo demostrar la imposibilidad de un sistema formal completo, simbólicamente cerrado, en poesía siempre se mantuvo un horizonte perpetuamente abierto, así entendí yo al menos, el signo[2] y el símbolo poético. El mismo sistema métrico del verso ofrece en la aparición de sus desvíos de la norma[3] la insuficiencia de cualquier formalismo mecánico en su sistema, siempre abierto, de hecho la coherencia métrica no se puede tampoco deducir de su preceptiva mecánica del verso, por lo que la paradoja (ciencia de la paradoja, decíamos que entendíamos la poesía) entre la coherencia del metro y la incompletitud de su sistema formal, pone de manifiesto en su antinomia la dinamicidad y continuidad del proceso creativo poético que lo abre, inevitablemente, hacia la realidad de una naturaleza que se ofrece como auténtica corriente infinita, realidad que hace de la poesía la vía más cercana para el acceso al entendimiento de lo que sea el infinito actual.

                La refutación de la mecánica del metro[4] puede ser un ejemplo interesante para constatar la realidad dinámica, viva, orgánica del verso. Así mismo puede decirse de las otras vertientes del constructo poemático (lingüístico, gramatical….), donde las violaciones o desvíos manifiestos ponen en evidencia que las supuestas contradicciones (negaciones de la norma) no hacen sino constatar su aspiración a ir más allá de la medida, del límite, y expone su inclinación hacia la totalidad y el infinito, si es que puede en verdad conciliar la afirmación y la negación como la realidad del mundo.

                En la lógica poética (paradójica, antinómica, ambigua…) no subyace la típica unidireccionalidad de las demostraciones del matemático, sino que se abre al arbitrio de la infinitud que de otro modo no puede siquiera señalarse, quedando a la discreción del intérprete de su signo y simbología el convencer, entender o engañar, si es que pretende anunciar y esconder la función singular de dicho signo y símbolo poético, no obstante, abiertos a la conciencia y al mundo, intentando superar las imágenes refractarias e incompletas que se proyectan en la caverna de nuestras percepciones y que la sitúa en el lugar indescriptible, inmarcesible que trasciende la representación y que tiende muchas veces hacia lo inexpresable.

                En el extraordinario espejo de la poesía podremos ver, como desde emporio privilegiado, las miserias y limitaciones del positivismo que nunca supo barajar con crédito el inevitable problema de las antinomias en el ámbito de la ciencia, las matemáticas y, desde luego, en la misma poesía.

                La intuición poética es portadora de un saber primigenio de donde hubieron de partir todas las elaboraciones lógico-racionales y desde donde podemos intuir lo decible de lo indecible, ver lo visible en lo invisible, contar con el número natural, entero y deducir el transfinito. Ultimaremos en próximas entradas cuestiones análogas a las descritas en ese blog Ancile.



Francisco Acuyo
               
               






[1] Remitimos al célebre teorema de incompletitud de Gödel.
[2] Acuyo, F.: Signo y poesía, Desde el sur: el discurso sobre Europa, Actas del 10º Simposium internacional de las sociedad andaluza de semiótica, pgs. 121- 146, Universidad de Granada, 2007.
[3] Acuyo, F.: Los fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la simetría y la asimetría endecasilábica, tesis doctoral, Departamento de Lingüística y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad de Granada, Granada 2007, pp. 374. Fundamentos de la proporción en lo diverso: nueva edición corregida y adaptada, Jizo ediciones,  de Ensayo, nº 17, Granada, 2009, pp. 427, ISBN: 978-84-936932-2-0.
[4] Recuérdese la afirmación popperiana: Una teoría se define científica, si es refutable.



Más allá de los nombres y de las imágenes: el infinito poético. Francisco Acuyo