jueves, 20 de abril de 2017

LA TERMINAL, DE PASTOR AGUIAR

Para la sección, Narrativa, del blog Ancile, traemos un nuevo texto de nuestro colaborador habitual y excelente poeta y narrador, Pastor Aguiar, esta vez bajo el título, La terminal.


La terminal, Pastor Aguiar, Ancile



 LA TERMINAL




La terminal, Pastor Aguiar, Ancile


Era la terminal de ómnibus junto a la carretera central, donde el pueblo apenas podía imaginarse a partir de dos o tres casas disimuladas entre los árboles.
Los ómnibus eran tan escasos que el amplio salón había ido mermando en butacas y ahora se disponían en forma de cuadro para dejar todo el espacio sobrante al centro. Allí jugaba algún niño, o, sobre todo durante los anocheceres, los perros vagabundos exhibían sus habilidades por si un buen samaritano.
Yo había llegado con mi maletín de viaje, pasada la media noche. Regresaba a los países con las manos y los besos de mi madre tatuados en la piel; pero no quería pensar en ello, sino en la posibilidad de haber perdido el trabajo por demorarme más de lo previsto. Ojalá Eduardo me hubiera cubierto el fin de semana. Ojalá, al menos, pudiera cobrar las quincenas que me debían.
Me senté cerca del ángulo que formaban las dos paredes al fondo, a la derecha. Desde allí podía observar a quienes llegaran, sobre todo alguien de la seguridad del estado. También a la empleada que repartía los numeritos entre un bostezo y otro. La tenía encuadrada cerca de la puerta principal.
Media docena de seres, casi todos hombres, se removían inventando posiciones de relajamiento. Entonces vino una racha de aire y el papelito amarillo dio varias volteretas hasta detenerse justo en medio de todos nosotros. No tenía la apariencia de un boleto, ni de una simple hoja de block en blanco.
Pude ver que un viejo con indicios de alcohólico, sin otro sitio donde pernoctar, ya lo estaba midiendo con sus ojillos de gato hambriento. Quién sabe si dentro del papel se escondía dinero, o la clave de tesoros enterrados al pie de una ceiba; o la noticia del fin del mundo, que al cabo le traería el alivio.
En un abrir y cerrar de ojos estaba en cuclillas estirando el pliego, alisándolo sobre una rodilla, y después se lo acercó a la cara.
La terminal, Pastor Aguiar, Ancile
Lo que vino a continuación desbordó lo imaginable. El hombre tiró el papel, se acostó sobre las losas y se puso a patalear y hacer molinetes con sus brazos. La boca se le abrió tanto que me pareció la entrada de una enorme cueva. Por allí comenzaron a brotar quejidos de parturienta, y finalmente una carcajada que no le permitió respirar. En dos minutos quedó tieso.
_ ¡Perico!_ Era la empleada desde su reducto.
Perico debió ser el hombretón vestido de azul que llegó desde los inodoros con una gran escoba hecha de fibras de palma real.
_ ¡Carajo, esto no se puede barrer! Espera, que traigo la carretilla. Ve llamando al carro fúnebre.
_ ¡Escóndelo en los baños! ¿No sabes que el carro de muertos está en el taller desde la semana pasada? Ya le avisaremos a Pedrín para que se lo lleve en el carretón mañana al amanecer_ Resumió la empleada sin inmutarse.
A tales alturas yo trataba de adivinar qué cosa ocultaba el papelucho, que Perico dejó en su sitio original después de subir el cuerpo sobre la carretilla.
Sentí un impulso de ir a descubrir el mensaje, o lo que fuera, pero ya no era el muchacho aventurero de cuando existían las fincas. Esperaría.
No tuve que esperar mucho, porque ahora se acercaba un hombre de unos cuarenta años, flaco como una vara de pesca y calvo totalmente.
_ Qué coño habrá en este papel de mierda, a lo mejor un chisme grande; no puede ser que esto mate a nadie. Ese viejo ya debe haber estado pidiendo pista.
Y lo vi abrir lo que ya me parecía un pergamino milenario encontrado junto a la momia de Tutankamón. Tuve una especie de impulso de cerrar los párpados; pero no fui capaz.
El hombre se había incorporado para leer mejor, si algo había que leer, si no era un perfume, un veneno en el pliego como aquel en El Nombre de la Rosa.
El caso fue que estiró la mano como mordido por una serpiente y el objeto calló hacia su lugar de siempre. Él inició una danza que llamaría ridícula, de mono picado por hormigas bravas, y comenzó a cantar en lenguas desconocidas, cada vez más alto, obligándonos a taparnos las orejas, para terminar en un grito espeluznante y caer a la larga resonando como cuero de tambor.
_ ¡Perico! ¡Otro candidato! ¿Qué haces en el baño, si no debes tener nada que cagar? _ Una vez más la empleada, quien ahora se había incorporado con cierta curiosidad, como si el papelito aquel comenzara a enamorarla.
No terminé con esta idea y ella había avanzado con un reguero de caderazos de mulata en celo, dueña absoluta de la terminal y todos sus contenidos. En un dos por tres le sonó una patada al cadáver y se agachó impúdicamente para levantar el motivo del quiebre de su santa rutina.
_ Yo estoy curada contra el brujo. Ahora vas a ver lo que hago, hijo de puta. Y en vez de leer, sacó una fosforera de entre los enormes senos y le prendió candela por una punta. Dio un saltito atrás y la bola en llamas quedó sobre el cuerpo derribado, que ardía también cuando ella regresaba a su puesto sentenciando.
_ ¡Muerto el perro, se acabó la rabia!



Pastor Aguiar
Febrero 25-13



La terminal, Pastor Aguiar, Ancile


lunes, 17 de abril de 2017

DEL PULSO VITAL REFLEJO EN LOS GRUPOS MATEMÁTICOS DE LA MÚSICA Y LA POESÍA

 Para la sección del blog Ancile, Poesía y matemáticas, traemos otro apunte bajo el título, Del pulso vital reflejo en los grupos matemáticos de la música y la poesía.


Del pulso vital reflejo en los grupos matemáticos de la música y la poesía. Francisco Acuyo



DEL PULSO VITAL REFLEJO EN LOS GRUPOS 

MATEMÁTICOS DE LA MÚSICA Y LA POESÍA





                Las aproximaciones a las matemáticas de grupos, ya descritas en anteriores ocasiones en este medio, puede decirse, en su intento de comprender el funcionamiento dinámico de sus estructuras, que forman parte de un acercamiento hacia la configuración y armadura  más íntima de los patrones dinámicos y complejos que constituyen la música y, desde luego, la estructura métrica (y gramatical)[1] de la poesía[2]. Los grupos estructurales de la música han sido estudiados y confirmados relacionando los tonos y las vibraciones por segundo –frecuencias medidas en herzios- que contienen cada nota y la relación de estas frecuencias con números enteros[3], que, por cierto, ya describía Pitágoras con bastante precisión. En poesía no será imposible intentar una evaluación similar atendiendo a aquellos elementos métricos que se relacionan e interaccionan entre sí: desde el número de sílabas, pies métricos, acentos (en sus diferentes tipos)… y que inciden sustancialmente en la construcción del poema, así como la incidencia de estos elementos en el verso y el poema en pos de su más correcta eufonía y expresividad, y de la inevitable relación que ambos tienen en los propios significados del poema.

                Parece bastante claro que la teoría de grupos se identifica estructuralmente con la descripción de patrones –musicales y poéticos (métricos y gramaticales)- que no hacen sino describir –insistimos en esto- su propia naturaleza como un lenguaje singular de simetrías. A nuestro juicio, la poesía y sus patrones métricos en la construcción de los diversos tipos de versos hacen lo propio.[4] - de ocho y once sílabas-  (número de sílabas, pies métricos, acentos –obligados, secundarios, de ruptura,….-[5]), y de donde podremos constatar la realidad grupal de todos y cada uno de sus elementos métricos.

Del pulso vital reflejo en los grupos matemáticos de la música y la poesía. Francisco Acuyo
                Se pueden establecer clasificaciones simples de grupos (que no tienen subgrupos no triviales), como pueden ser los grupos de versos de una composición cuya acentuación obligada es, por ejemplo: en poemas de siete y once sílabas, acentos en 6ª y 10ª sílabas, mediante los cuales podamos constituir el resto de grupos susceptibles de ser reconocidos. A través de la descripción y reconocimiento de estas estructuras grupales tendremos acceso a la potencia creadora de la que hubieron de surgir aquellos versos que inscribían en lo más íntimo de su ser estos patrones singulares [6] de sus compuestos, y este, sin embargo, es señal especial de coherencia… en fin, descripciones que casan a la perfección con la naturaleza del proceso creativo poético (poiesis), esencia que puede sin duda trasladarse e instaurarse más allá de la creación literario poética, si en virtud de aquellos rasgos participa el artista plástico, el músico, el matemático, el científico….
            El ritmo, la simetría, la expresividad y el significado, ya nos insinúan las fuentes misteriosas donde tienen origen. No es extraño y paradójico encontrar el genio creativo (y en cuya producción, advertíamos, redundan los patrones) en lugares donde las reglas se dirían ausentes y la ambigüedad  y la incertidumbre son ley(es) indispensable(s) para su producción, incluso cuando caracteriza  su dinamismo y complejidad en el oxímoron.

                La vivencia creativa que anima al matemático acaso no es tan distante como la que impulsa y fundamenta al artista en general y al poeta particularmente. Sobre estos parámetros compartidos discurriremos en entradas próximas de nuestro, vuestro blog Ancile.



Francisco Acuyo




[1] Las relaciones gramaticales y sintácticas tendrían un apartado diferente de estudio a tenor de las unidades que conforman el lenguaje poemático y sus variaciones, tan ricas, por cierto, en nuestra lengua.
[2] Muy interesante sería también un estudio a este respecto sobre los tropos y sus diferentes relaciones en el poema.
[3] Axel Thuel , en Livio, M.: La ecuación jamás resuelta, Ariel, Barcelona, 2007, p. 278.
[4] Acuyo, F.: Blog Ancile,  De la simetría matemática y poética: breve aproximación al concepto y extensión de la misma: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/04/de-la-simetria-matematica-y-poetica.html , y en De permutaciones, grupos, subgrupos y otras abstracciones matemáticas en el corazón de la poesía: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/04/de-permutaciones-grupos-subgrupos-y.html
[5] Acuyo, F.: Fundamentos de la proporción en lo diverso
[6] Los opuestos como manifestación frecuente en su discurso creativo.




Del pulso vital reflejo en los grupos matemáticos de la música y la poesía. Francisco Acuyo


sábado, 15 de abril de 2017

INTERCONEXIONES MÉTRICAS Y ANÁLISIS EXHAUSTIVOS; UNIDADES Y REGLAS : ¿HACIA UN NUEVO ESTRUCTURALISMO,?

Con el título de: Interconexiones métricas y análisis exhaustivos; unidades y reglas; ¿hacia un nuevo estructuralismo?, recogemos un nuevo post para la sección, Poesía y matemáticas, para seguir adentrándonos en el ámbito de la matemática de grupos aplicada a la métrica del verso.

nterconexiones métricas y análisis exhaustivos; unidades y reglas; ¿hacia un nuevo estructuralismo?, Francisco Acuyo




INTERCONEXIONES MÉTRICAS Y ANÁLISIS 
EXHAUSTIVOS; UNIDADES Y REGLAS : ¿HACIA UN 
NUEVO ESTRUCTURALISMO?







CUANDO Valéry aspiraba a aprehender el poema como una realidad formal pura (geométrica y matematizada), sujeta a la composición restrictiva y constante de leyes diversas que, inevitablemente, habrían de  acercarla a la música -intentando armonizar coherentemente lo sensible y el significado de la misma -, daba ya a entender bajo su intuición las primeras interconexiones (métricas y semánticas) construidas sobre reglas y unidades, perfilando y, acaso dando ya nociones no sólo de lo que vendría a ser el estructuralismo lingüístico posterior, sobre todo, aquello que la emparenta (a la poesía y sus estructuras) a la labor que haría un teórico de matemáticas de grupos. Las unidades y leyes que conforman las construcciones poemáticas están vertiendo los rudimentos de esta teoría y lo que será su complejo constructo ampliamente aplicado a las ciencias de la naturaleza y, por qué no, a la misma estructura métrica del verso.

                  Si bien existen normas básicas comunes en la gramática de cualquier lenguaje[1] asumidas por la lingüística,[2] en matemáticas no es extraño que también se construyesen conceptos como el de lenguaje formal[3], teniendo como principal consecuencia que los grupos de leyes y unidades fuesen aplicables a las palabras que contienen un verso, de manera que puedan ser asociadas con números ordinarios. Esta aplicación matemática puede ofrecerse como una vertiente muy importante para la comprensión de la teoría y la práctica métrica en poesía. Pero no es la única, evidentemente. En cualquier caso, resulta de
nterconexiones métricas y análisis exhaustivos; unidades y reglas; ¿hacia un nuevo estructuralismo?, Francisco Acuyo
enorme interés este aspecto matemático deducido de la estructura del verso, en tanto que alude a un elemento clave en su construcción, y al que ya hemos aludido en otras ocasiones en este espacio de reflexión,[4] y no es otro que el de simetría y que puede relacionarse a su vez también, nada menos que con el ámbito del universo geométrico,[5] y desde luego, aplicable a todas las deducibles posibles transformaciones dinámicas del verso (que serían necesariamente superadoras de la geometría euclidiana, ya que las unidades que lo conforman llevarían a transformaciones exigentes de una geometría[6] mucho más compleja.[7] En cualquier caso, si Minkowski[8] hubo de demostrar que el espacio y el tiempo son susceptibles de ser rotados como entidad cuatridimensional (la famosa covarianza de la relatividad espacial[9]) y de ser tratada en sus diferentes ecuaciones como simétrica y, por tanto, susceptibles todas sus transformaciones de ser llevadas a un grupo, acaso podamos hacer algo similar con las diferentes variantes transformacionales del verso (en razón de sus ritmos, números de sílabas, acentos…), cuyos grupos tienen de hecho mucha similitud con los llevados a cabo por los metricistas más atentos a la dinámica y estructura de sus unidades versales[10].

                  En virtud de las normas métricas deducibles del estudio del ritmo y otras características estructurales del versos podemos en realidad deducir  los precisos requisitos de la simetría del verso, y en razón de la eufonía y expresividad alcanzadas por mor de estas leyes, acabar por convertirse las diferentes simetrías detectables y la variedad de versos en una auténtica fuente de fuerza expresiva y vigor de significado.

                  Las leyes métricas, en fin, son válidas en virtud de su simetría, la cual responde a las diferentes transformaciones, variaciones a las que puede estar sujeto el verso en su singular dinamismo y complejidad estructural, y no tanto al albur subjetivo de potenciales observadores, no en vano la mente humana tiene una manifiesta  inclinación por las simetrías, la cual se muestra desde el goce estético ante su contemplación[11], hasta la más fácil nemotécnica gracias a ella y a sus patrones simétricos, e incluso cuando esta inclinación se manifiesta por razones de adaptación puramente evolutiva[12]. De las relaciones entre los grupos (métricos) y la poesía, acaso como sucede con la música[13], se nos muestra que estos grupos son un verdadero lenguaje de simetrías, de lo cual  hablaremos en próximas entradas de este blog.


Francisco Acuyo


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[1] Saussure, F. de: Curso de Lingüística general, Planeta, Barcelona, 1985.
[2] Chomsky, N.: Sintáctica y semántica en la gramática generativa, Siglo XXI editores, Madrid, 1979.
[3] Axel Thuel , en Livio, M.: La ecuación jamás resuelta, Ariel, Barcelona, 2007, p. 206.
[4] Acuyo, F.: Blog Ancile,  De la simetría matemática y poética: breve aproximación al concepto y extensión de la misma, http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/04/de-la-simetria-matematica-y-poetica.html
[5] Ya decíamos en anteriores entregas que se han llegado a confeccionar gráficas con los elementos rítmicos del metro que se han traducido en fractalesVeáse: Acuyo, F,: La poesía y lo irracional  numérico en sus estructuras -métricas-: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/03/la-poesia-y-lo-irracional-numerico-en.html; o en El número en matemáticas y en poesía: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2017/03/el-numero-en-matematicas-y-en-poesia.html 
[6] En realidad las geometrías deducibles son una manifestación precisamente de las teorías de grupos, por lo que no es extraño que de un análisis grupal de determinados versos se deduzca manifestaciones geométricas más o menos complejas.
[7] Véase la nota 5.
[8] Hermann Minkowski, matemático ruso (1864 -1909), creador de una geometría no euclidiana sobre un espacio cuatridimensional (añadiendo el tiempo) donde el espacio y el tiempo eran variables íntimamente ligadas, y que fue utilizada en el ámbito de la teoría  especial de la relatividad de Einstein.
[9] De mayor importancia, si cabe, resultan las leyes de la simetría en el ámbito de la mecánica cuántica.
[10] De rigor será decir que, no obstante muchas de ellas mantienen una concepción mecánica que desvirtúa la dinamicidad, complejidad y organicidad del poema: Acuyo, F. Fundamentos de la proporción en lo diverso, Universidad de Granada, 2007, Jizo Ediciones, nueva edición corregida y adaptada, Granada, 2009.
[11] Los criterios de apreciación de la belleza siempre se han creído que tiene su origen en la cultura, pues se ha descubierto no hace mucho que la relación de lo bello está en conexión entre factores aparentemente tan distantes como, por ejemplo, la simetría y el olor que la relaciona en muchos casos  con la dotación genética. Resultando de todo esto que, simetría se relaciona con lo especialmente atractivo.
[12] Los mecanismos del miedo para detectar depredadores se basan en la detección de la simetría bilateral en los procesamientos de nuestro cerebro y el de los animales (aposemáticos).
[13] Livio, M.: p.278



nterconexiones métricas y análisis exhaustivos; unidades y reglas; ¿hacia un nuevo estructuralismo?, Francisco Acuyo

LOS APARECIDOS, DE FERMÍN LÓPEZ COSTERO

Bajo el título, Los aparecidos, el escritor de El Bierzo, como a él le gusta que le llamen, Fermín López Costero, nos deja un microrrelato para la sección de Narrativa del blog Ancile como aperitivo de los que vendrán en el siguiente número de la Revista Entorno Literario (así como en su libro Teatro de sombras).


Los aparecidos, de Fermín López Costero, Ancile


LOS APARECIDOS


Con frecuencia, pero también cuando menos lo espero, se me aparecen mis padres. Tras el susto inicial, el miedo va dejando paso a un sentimiento de impotencia y de rabia, porque, por más empeño que pongo, nunca consigo comunicarme con ellos. Me gustaría decirles, sobre todo, que los echo mucho de menos, que me cuesta asumir que aquel desgraciado accidente me haya privado de su compañía.
Luego, cuando desaparecen, me quedo durante horas muy triste, abrazado a las flores que amorosamente han depositado sobre mi lápida.


Fermín López Costero




Los aparecidos, de Fermín López Costero, Ancile