lunes, 24 de octubre de 2016

¿SON LOS LÍMITES DE LA CIENCIA LOS LÍMITES DE LA CONCIENCIA? EL LENGUAJE Y LA CONFIGURACIÓN DE LA REALIDAD POÉTICA O CREATIVA

El lenguaje y la conciencia sigue siendo temática de la sección, Pensamiento, del blog Ancile, esta vez bajo el título: ¿Son los límites de la ciencia los límites de la conciencia? El lenguaje y la configuración de la realidad poética o creativa.



¿Son los límites de la ciencia los límites de la conciencia? El lenguaje y la configuración de la realidad poética o creativa. Francisco Acuyo
De Martin Stranka



¿SON LOS LÍMITES DE LA CIENCIA 
LOS LÍMITES DE LA CONCIENCIA?

EL LENGUAJE Y LA CONFIGURACIÓN 
DE LA REALIDAD POÉTICA O CREATIVA

 




En cosmología se reconoce el horizonte cosmológico[1] como uno de los límites insuperables del conocimiento científico. Es pues una realidad que la ciencia (y su método) no pueden sobrepasar. No es esta la única frontera infranqueable: la asimetría del universo,[2] es otro de los enigmas indescifrables en cosmología; impide, no solo el conocimiento de lo que sea la materia oscura (mucho más cuantiosa que la visible) y fundamental para la teoría de la constitución del universo,[3] sino también el de la materia ordinaria. Lo que aconteció antes del  explosivo origen del cosmos (el Big Bang) –que se dice requiere de una teoría de la gravedad cuántica, es otro enorme misterio.[4] Añadamos otra problemática no resuelta y sobre la que nosotros hemos insistido con abundantes referencias, la naturaleza de la misma materia. A la luz de la deducción de la existencia (no es una ironía) de la materia (y energía)[5] oscura(s) parece insistirse en que el fundamento de buena parte de la ciencia (y del pensamiento contemporáneo, altamente positivo materialista) no sabe con seguridad cuál es su naturaleza.

                Estas son solo unas pocas aproximaciones a los límites de la ciencia, y en uno de sus campos teórico prácticos más potentes, cual es de la física (y, más concretamente la astrofísica y la cosmología). Será en el ámbito de la biología y sus exiguos presupuestos teóricos donde se detectan escollos de relieve aún mayores para un estudio completo de su realidad fenomenológica (así como también lo reconocía Chomsky en el ámbito de la lingüística), ya que (ambos) se proclama(n) meros descriptores de la naturaleza, es decir, meros recabadores de hechos que conducirán hacia un correcto experimento,[6] por lo que parecen desechar una teoría amplia y poderosa que abarque, por ejemplo,  a todos los organismos vivos (o en lingüística, todas las manifestaciones del lenguaje). No obstante, la comunicación e intercambio de información (biológica, a través del ADN, lingüística, a través de[7] (también Jakobson), sobre todo si la basamos en el sentido matemático abstracto tan poderoso que diera Claude Shannon a las matemáticas de la comunicación[8], pues expone un tipo nuevo de selección natural en términos muy distintos a la clásica visión evolucionista amparada por la selección del más fuerte. La redundancia de los códigos fueron los que aseguraron una transmisión sin error, desde el ADN hasta la proteína (o desde los fonemas, las palabras… a la frase o al verso y el poema desde una lingüística poética), no obstante de ofrecer una entropía (como información potencial) que habría de garantizar una variedad inmensa de mensajes posibles, los que, al fin, darían lugar a los organismos superiores (o al poema como obra de arte).
¿Son los límites de la ciencia los límites de la conciencia? El lenguaje y la configuración de la realidad poética o creativa. Francisco Acuyo

Parece que la redundancia reduce la entropía (el desorden) en el ámbito biológico (también en el lingüístico), y esto tiene unas consecuencias. Las diferentes formas de redundancia (véase por, ejemplo, el caso del lenguaje poético las redundancias propias de la gramática,  de la métrica, de los componentes retóricos…) se dividen en aquellas que permanecen fuera de contexto y las que serán sensibles a este[9]. Para la construcción de un poema debe bajar la redundancia ya que la incertidumbre ensancha las herramientas creativas (vocabulario, fórmulas expresivas, hallazgos métricos…) aumentando toda suerte de variedad (semántico expresiva), y esto, insistimos, sucede cuando la redundancia contextual se reduce al mínimo. Este punto es en el que se dice que la vida, desde la óptica de la biología, empezó; acaso el poema adquiere forma orgánica viva en tanto que la evolución desde la que se configura ya no es azarosa pues, tiende, no hacía la indeterminación entrópica (caótica), sino hacia la complejidad y, curiosamente, hacia un grado de orden que le hace específico organismo (vivo o poético).

                Si seguimos con la analogía del poema, podremos constatar que el orden anteriormente aludido viene a traducirse en diferentes normas (lingüísticas, sintácticas…) sin las cuales el lenguaje no existiría y desde luego el poema tampoco, pero, no debemos llamarnos a engaño, aquellas reglas, si son las que producen los mecanismos de funcionamiento del lenguaje poemático, no se rigen por el mismo aparataje riguroso de causa y efecto, son más que articulaciones, serán elementos fluidos, dinámicos y abiertos que garantizan siempre novedad. La poesía se posiciona incluso más allá de los propósitos de la gramática transformacional pues,[10] también va a mostrarse como un instrumento de creación e interpretación del mundo altamente singular. Los algoritmos del lenguaje manejan símbolos en ciertas cantidades para convertirlos en otras cantidades con un número finito de reglas (gramaticales) de transformación que en la poesía  adquieren rasgos de excepción. De hecho el papel travieso, juguetón, inquieto y trasgresor de las mismas normas que la constituyen, hace que su actividad simbólica admite violar y trasgredir esas mismas reglas excepcionalmente, lo que a su vez
¿Son los límites de la ciencia los límites de la conciencia? El lenguaje y la configuración de la realidad poética o creativa. Francisco Acuyo
le permite un cierto carácter de innovación espontánea no exento de grandes dosis de audacia expresivo creativa, que muy bien pudiera emparentarse con la gracia de la imaginación infantil exenta de convenciones marcadas.

                El mensaje poético bebe de fuentes en los que el código transmisor está destinado a sugerir en las estructuras más profundas de nuestra mente para abrir a posibilidades infinitas  lo que se puede decir[11] y, aún más de lo que se puede crear lingüística y psicológicamente, si dan un paso más allá de la mera comunicación interpersonal, pues sirven también para la introspección más profunda que incluso sobrepasa  la de  la propia experiencia.

                Es claro, en fin, que el lenguaje es un espejo de la mente[12], y que la poesía lo utiliza para la creación de mundos alternativos que, no obstante, viven de lo que en este subyace. El vasto dominio de la poesía es el ámbito desde el que más allá de los límites de la estructura sintáctica y lingüística, se vierte como el lugar desde el que posibilitar hallazgos profundos sobre la misma estructura de la mente. Los factores inconscientes del lenguaje (donde funcionan incluso las reglas mismas gramaticales), ponen en evidencia desde el lenguaje poético no tanto el factor lógico sino el psicológico de su funcionamiento. Son los principios profundos de la mente los que explican la propia naturaleza del lenguaje, que es decir los de la poesía misma. De hecho en la imagen poética, como en muy pocos casos más, se pueden constatar los mensajes hondos simbólicos y mitológicos que inundan los estratos más profundos de la psique humana, cuya estructura da forma a otra manera de orden universal (semejante al de la propia gramática) que, por otra parte, desempeña un papel activo dentro de cualquier actividad creativo artística o literaria.

                Como ejemplo podemos considerar el carácter numérico contable (natural) del metro en poesía, que puede considerarse como un orden universal inconsciente para garantizar una prescripción ordenadora en el caos de las sensaciones.     Será interesante indagar sobre el modo de integrar y procesar la información del lenguaje poético y, si se nutre de lo que interiormente (psicológicamente) existe en la mente o, si por el contrario, todo el acervo informativo se encuentra en el mundanal ruido del exterior de nuestra mente. Cuestión esta que someteremos a debate en próximas entradas de este blog Ancile.



Francisco Acuyo









[1] Esta frontera se extiende más allá de los dominios que se pueden observar (debido a la finitud de la velocidad de la luz) y al tiempo fijo de la existencia del universo, solo podemos acceder a una región finita del espacio, da igual los avances tecnológicos que se puedan producir.
[2] Fundamental para la propia vida tal y como la conocemos..
[3] La materia oscura, indetectable por la luz, es la que establece las necesarias fluctuaciones en la distribución de la materia respondiendo de manera  ordinaria en la formación de galaxias y demás componentes visibles del cosmos, además de establecer estructuras que son reconocibles precisamente a través de la materia ordinaria.
[4] Pretende resolverse conjeturando la posibilidad de un universo infinito en el tiempo, o bien empezó en un instante único y singular (Big Bang) o, acaso no somos sino uno de los múltiples universos (multiversos) que han existido desde siempre.
[5] Es la energía que hace que el universo esté en continua aceleración y expansión (como fuerza gravitacional repulsiva).
[6] Campbell, J.: El hombre gramatical, Fondo de Cultura Económica, México, 1989, p. 153.
[7] Gatlin, L.L.: Information Theory and the Living System, Nueva York, Columbia University Press, 1972.
[8] Gatlin, L.L.: Conservation of Shannon’s Redundancy for Proteins, Journal of Molecular Evolution, 1974, 3: 189-20.
[9] Un ejemplo de fuera de contexto en el caso del lenguaje (poético) sería el número de letras que bien pudieran aparecer en un determinado pasaje (verso) de texto (poema); la segunda, sensible al contexto, viene a medir el punto en el que se separa de un estado de perfecta independencia de los otros, ya que tiene en cuenta la relación entre las diferentes letras.
[10] Gramática que considera que las reglas internalizadas del lenguaje van a ser capaces de generar un número infinito de frases gramaticalmente coherentes.
[11] Véase la concepción revolucionaria de Chomsky a este respecto sobre el lenguaje en general.
[12] Chomsky


¿Son los límites de la ciencia los límites de la conciencia? El lenguaje y la configuración de la realidad poética o creativa. Francisco Acuyo

miércoles, 19 de octubre de 2016

CONSENSO

De libro de poemas, Mal de lujo (1998), traemos para la sección del blog Ancile, Poema semanal, el soneto titulado, Consenso.






Consenso, Mal de lujo, Francisco Acuyo
De Michael Cheval





CONSENSO





«Ya que con más regalo el campo mira»
Luis de Góngora:
«Soneto sesenta y cuatro»



DESPACIO flor, deseo, amor, despacio.
Despacio sobre el cáliz de tu pecho;
despacio, noche, aliento, seda, lecho,
pétalo, tiempo, cisne, amor, espacio.

Sereno, sosegada luz, palacio
de fragancias, de juego, de despecho;
despacio, si dolor, si paso estrecho,
si amplio deliquio, si cristal, despacio.

Comba el silencio trémulo en la roca
la luz sonora, y en el campo he visto
doblarse las espigas en la boca

del viento, y en tu vientre adormecida,
morir por el azar de lo previsto
la amapola que sueña con la vida.





Francisco Acuyo, de Mal de lujo (1998)




Consenso, Mal de lujo, Francisco Acuyo
De Michael Cheval

martes, 18 de octubre de 2016

LA MENTE ¿HIJA DEL LENGUAJE Y DE LA INFORMACIÓN? EL LENGUAJE POÉTICO –CREATIVO-, ¿MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS?

En la línea de otras entradas anteriormente editadas en esta sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos esta nueva que lleva por título: La mente ¿hija del elnguaje y de la información? El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?.


El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo
De Evgenij Soloviev



LA MENTE ¿HIJA DEL LENGUAJE Y DE LA
INFORMACIÓN? EL LENGUAJE POÉTICO -CREATIVO-,
¿MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS?





 

 EN el ámbito de filosofías varias[1] (y del conocimiento místico[2] religioso) es una constante la admonición a la falsaria –ilusoria- representación de la palabra que, proverbialmente puede ser confundida con el mundo que describe, además de ser un obstáculo capital para el propio autoconocimiento. Tras depurar (desmitificar) la visión racional cartesiana de la mente –rex cogitans- como hija de la verdad al margen de lo que nos rodea, ya que puede llegar a la verdad fingiendo que no hay mundo y que no hay lugar para que yo esté[3] en este, y situarse al margen del cuerpo (rex extensa o mundana) que muy bien puede funcionar como prejuicio para la genuina representación racional de la verdad. El exterior universal y sus manifestaciones vivas diríase que tienen una singular naturaleza proveniente de un azar – seguro- que nos habla de una coexistencia complementaria, con una suerte de leyes que parecen revelarse para destruir el significado en virtud de sus incertidumbres, reglas que se ofrecen con un carácter tan universal como las que no se cansa de mostrarnos el mismo caos a través de nuestras sensaciones.

                La vida (he abundado mucho sobre esta analogía en otras entradas) se muestra en su evolución dinámica y estructura singular de manera muy semejante al proceso (y producto) poético creativo que, conlleva, como lenguaje, una gramática determinada que resuelve información que le es propia (predecible) de su propia estructura gramatical, y otra que, sin embargo, en modo alguno lo es y que tiene que ver con todo aquello que impulsa cualquiera intención creativa, y que se infiere del propio carácter especial del lenguaje poético.[4] Los procesos cognitivos que se resuelven a través de
El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo
la poesía ponen en evidencia el rol no menos singular de la mente, pues sugieren una resuelta determinación de aquella más allá del proceso racional, lógico o conceptual, para integrar y modificar con sus propias representaciones e interpretaciones el mundo mismo.

                Si hoy se da por sentado que la realidad de la naturaleza no es sólo materia y energía, también información[5], veremos que aquella manera peculiar de cursar y desarrollar la información de los procesos poéticos creativos, también nos habla de la mente como un sutil producto del lenguaje que aspira a ir más allá de las propias palabras. La gestión de mensajes (información) en el proceso creativo poético se sujeta a las leyes de la información,[6] en donde confluyen sin conflicto las reglas gramaticales de la lengua (estándar) con el carácter entrópico (caótico) del proceso creativo del poema y su especial lenguaje, así como lo conceptual racional convive con lo irracional instintivo animando genuinamente el ejercicio expresivo de la poesía, siendo innegable, en este sentido, el carácter cibernético[7] (ordenador) y destructor (o mutante, entrópico) de la poesía que pone en entredicho el principio de control de cualquier teorema de comunicación. La certidumbre y el determinismo (positivo newtoniano) son siempre sospechosas en el ámbito de la poesía (como lo es en el de los sistemas vivos, orgánicos y complejos), lo cual casa sin duda con el carácter genuino de la mente humana como entidad creativa que, asume, que de lo nuevo no puede surgir de lo viejo. El mensaje poético mantiene en su producción discursiva series de elementos (gramaticales, retóricos, métricos…) en muchos casos impredecibles, que aspiran a introducir un elemento de sorpresa, nuevo, aunque obedezcan a una suerte de leyes estadísticas (gramaticales, métricas, retóricas, estilísticas…) y que se dinamizan hacia lo inesperado.

                Este aspecto estadístico coligible de la dinámica y estructura de la poesía es sumamente importante, pues se mueve dentro del ámbito de la incertidumbre, que no en la ignorancia, sobre la posibilidad del mensaje que va a comunicar, aunque a veces este cerca de la trasgresión de las diferentes leyes (lingüísticas, gramaticales…) sobre las que construye su dinámico y orgánico ¿artefacto?, pero en modo alguno se desarraiga azarosamente de las reglas que lo estructuran,[8] sino que, los usos desviados de aquellas normas obedecen a motivos de expresión y de integración (y de elementos conscientes e inconscientes) que afectan tanto a la conciencia como al mundo. La diversidad poemática (y de significado) se garantiza en virtud de la mayor o menor ambigüedad de sentido y, sin embargo, hace uso estricto de la información (gramatical, métrica…) con todos los matices anteriormente sugeridos para ser preciso. Por todo esto, hemos de valorar en lo que vale la redundancia de aquellas reglas que imponen orden en un sistema lingüístico, tan genuino y tendiente a la ambigüedad y el desorden como es el poético, de hecho aquella redundancia abunda en pos de la complejidad (dinámica) del poema, y es que en virtud de aquellas reglas (y su calculada desviación) se hace posible una más resuelta y eficaz expresividad[9] y que, aunque parezca paradójico, garantiza que los procesos sean más sorpresivos o inesperados.

El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo                Vemos que la pugna con el caos (o el azar) de la poesía es muy parecida a la que la mente humana lleva a cabo en su afán de entender e integrarse en el mundo.  La ley en la que se basa, paradójicamente, es impredecible, pues la dinámica que anima su impulso –creativo- necesariamente va generando novedad en cuanto que marcha. La mente, el lenguaje (especialmente el poético), utiliza sus símbolos para interaccionar e integrarse en el mundo, aunque todos sabemos que se utiliza [10] en relación al lenguaje ordinario (mucho más claro en la expresión lingüístico poética), y es que este se traduce como una de las estructuras –proveniente de la mente- más complicadas del universo y que surge en cierta etapa de especialidad y complejidad biológica, por lo que, ya lo advertía T.S. Eliot, la poesía en su forma poemática es naciente[11] en tanto que desafía toda explicación de causa y efecto y se expone como una vía de entendimiento que aspira a trascenderse. Esta capacidad de trascendencia se ofrece en su capacidad de sorprender en el juego del manejo de las reglas (gramaticales, métricas, estilísticas…) que, gracias a la poesía nos refiera acaso  la necesidad de una nueva lingüística.

                La poesía puede entenderse como algo más que una forma de expresión artístico literaria en tanto que pretende dar un paso más allá en la posibilidad de conocer de la mente humana, es el empeño expresivo creativo de trascender las limitaciones que nuestra mente no es capaz de superar mediante el conocimiento legal (lógico, racional y conceptual). En aquella trascendencia abierta por el discurso poemático que, por un lado reconoce las limitaciones del sistema en el que se configura, pero, por otro lado, invita a salirse de dicho sistema para abrirlo a nuevos planteamientos que ofrezcan soluciones deseables, con el fin de superar con nueva fuerza el límite que impone nuestra misma conciencia, y esto sucede cuando el auténtico creador es capaz de generar la sorpresa y la admiración, vertiendo  un mundo nuevo de comprensión  más allá de los elementos de causa efecto reconocidos convencionalmente.

                En posterior entrada seguiremos abundado sobre el lenguaje y la mente en la configuración de la realidad poética y de esta en su interacción con el mundo.



Francisco Acuyo




[1] Proverbial es la desconfianza platónica hacia los maestros del engaño mediante el lenguaje: los sofistas.
[2] Así, el Taoísmo y el Budismo bajo su influencia, desconfían de la palabra como vehículo de percepción de la realidad y de uno mismo.
[3] Descartes, R.: Discurso del método, Alianza, Madrid, 1995.
[4] Jakobson, R.: Lingüística y poética, Cátedra, Madrid, 1983.
[5] Campbel, J.: El hombre gramatical, Fondo de Cultura Económica, México, 1989, p. 14.
[6] Véanse cualquiera de los trabajos de los padres de la ciencia de la información Claude Shannon y Norbert Wiener.
[7] Entiéndase (término de origen griego que significa timonel) la aspiración de un sistema –cibernético- a la búsqueda de estabilidad y correcto funcionamiento.
[8] Acuyo, F.: Fundamentos de la proporción en lo diverso, Artecittá ediciones, Granada, 2013.
[9] Ibidem.
[10] Chomsky, N.: Language and Mind, Harcourt Brace Jovanovich, Nueva York, 1972.
[11] Eliot, T. S.: The frontiers of criticism, University of Minessota Pres, 1956.





El lenguaje poético ´creativo- ¿más allá de las palabras?, Francisco Acuyo

jueves, 13 de octubre de 2016

LA MENTE A TRAVÉS DE LA POESÍA: MÁQUINAS DE PROPÓSITO ÚNICO Y DE PROPÓSITO GENERAL

La mente a través de la poesía: máquinas de propósito único y de propósito general, es el título de la nueva entrada para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, prosiguiendo con la temática de la mente, tan fascinante como controvertida.




La mente a través de la poesía: máquinas de propósito único y de propósito general, Francisco Acuyo





LA MENTE A TRAVÉS DE LA POESÍA:
MÁQUINAS DE PROPÓSITO ÚNICO 
Y DE PROPÓSITO GENERAL 











EL afán de poder hacer realidad la máquina de propósito general[1], cuyo funcionamiento se asemejase al del cerebro, ha sido y es uno de los sueños de la inteligencia artificial, pero los sistemas expertos para tal propósito han demostrado, amén de su debilidad, la dificultad de enfrentarse con éxito a las novedades a las que la mente del hombre afronta con increíble éxito. La lógica formal, en la que se funda la misma computación[2], como decíamos en anteriores entradas, con su generalidad lógica (cuyas reglas de funcionamiento no atienden a los contenidos ni a los significados), no parece adecuarse en modo alguno a la generalidad vital, orgánica, mundana (que no atiende a reglas lógicas específicas  y donde los significados son fundamentales) de la que está hecha nuestro cerebro y, en consecuencia, nuestra mente humana. Las dificultades para enfrentarnos a la complejidad de la cognición[3] tal vez sea uno de los principales escollos para tal propósito de generalidad, de hecho no está muy claro a qué tipos de conocimiento tenemos acceso y cuales forman parte de la inteligencia natural.  Así pues, parece que el cualitativo salto del localismo lógico (de la máquina actual) al holismo exigente de la mente humana no es nada fácil de producir, y pone de nuevo de manifiesto la pugna de la lógica –computacional- y el discernimiento integrador generalista  de la mente ante de la realidad del mundo con la que participa.

                Sí, la dinámica de la mente está perfectamente acorde con la actividad del mundo con el que interactúa, mas, haremos una especial analogía de este proceso relacionándola con los procesos poéticos creativos, desde los cuales diríase poder captarse con especial relevancia la inteligencia viva,lógica poética o ciencia de la paradoja)[4] en la que la misma estructura –lógico- gramatical se pone en tela de juicio (la especialidad del lenguaje poético), por mor de adaptarse a la más amplia expresión –ser expresiva-  para integrar lo más dilatadamente (y, no obstante, exactamente) posible nuestra mente con el mundo. Es un particular  esfuerzo por eliminar aquellas proverbiales lentes kantianas que nos impiden ver la realidad del mundo. El proceso poético creativo nos proporciona una plataforma  o un medio ideal no solo de conocimiento, también de integración vital e inteligente en el entorno, que nos demuestra que la información perfecta[5] no solo no es natural, tampoco acorde con nuestra propia naturaleza. Digamos que los prototipos simbólicos y de significado mediante los que el proceso creativo se conforma, orienta el pensamiento (poético) pero en modo alguno puede afirmarse que son lógicos, cuando en realidad son profundamente psicológicos. En este sentido el proceso de configuración del discurso poético es de una marcada generalización –analógica- que marcha en pos de la eliminación de información para conseguir una marcada reducción de la complejidad idónea para la integración (expresiva) de los potenciales conceptos que la acerquen a la realidad de lo representado. Por eso el elemento sensorial permanece imbuido retóricamente (metáforas, sinestesias, analogías diversas…) para que dicha integración con la realidad sea, dentro de lo posible, un hecho consumado no solo por la razón consciente, sino también por la inconsciente y corporal que activan la mente para el reconocimiento de la realidad. Es en verdad una suerte de economía cognitiva (que diría Campbel)[6] que nos da acceso al mundo creativamente, vertiendo como en pocos otros ámbitos del saber humano una capacidad de sapiencia del mundo que va mucho más allá de lo que le es dado conocer por la experiencia[7].

La mente a través de la poesía: máquinas de propósito único y de propósito general, Francisco Acuyo
                La experiencia vital está estrechamente relacionada con el proceso creativo poético en tanto que a través de dicho proceso la mente atrapa para sí los más sutiles indicios de la vida, convierte en revelaciones hasta los pulsos del aire.[8] Esto es perfectamente constatable si atendemos a la misma singular naturaleza de la palabra poética. Esta, en su especialidad (lingüística), sobrepasa  cualquier departamento semántico, cuyo patrón sitúe el significado de manera estática (mecánica) para ser aprehendido, en realidad es el impulsor, el fermento, la semilla que encierra la ingente simbología que, decíamos, es propia del discurso poético para que, en su peculiar ámbito cognoscitivo, nos revele el mundo. He aquí que cualquier lógica, razón o juicio que dicha palabra poética exprese ha de quedar radicalmente perturbado para una interpretación mental integradora que aspira a un conocimiento que tiene que ir más allá de las proposiciones que ofrecen las definiciones de las palabras, la ambigüedad de las mismas es la que facilita una hermenéutica  que rebasa la mera compresión lógica particular. Si bien se ha afirmado que es muy improbable que una máquina (informática) pueda comprender la lengua estándar, ordinaria, cuánto menos podría hacer lo propio con el lenguaje poético.

                No es de extrañar por parte de, no sólo poetas, también lectores y estudiosos de la poesía (y constatable también en otras manifestaciones relativas a la poiesis o creativas, literatura en general, arte, filosofía….) haber encontrado en esta manera de interpretación del mundo una tabla de salvación y de higiene mental, ya lo advertía Chesterton cuando afirmaba que en cierto modo el misticismo (si advertimos en este modo de capturar e interpretar el mundo como no estrictamente lógico, en tanto que la lógica es engañosa, y  que las cosas no son lo que parecen)  ha mantenido sanos a los hombres. Lo que los ha llevado a la locura es la lógica,[9] así como una manera de inmarcesible capacidad de expresión.

                Siguiendo las directrices marcadas por las analogías de la máquina y de la poesía, podemos afirmar que los procesos de la mente ponen en evidencia que el sustrato material de esta no es una máquina universal,[10] además de establecer una admonición muy digna de tener en cuenta en relación a nuestra conciencia, y es que esta es sólo una mínima fracción de los procesos mentales ya que el ámbito inconsciente no sólo contiene más conocimiento, además, en virtud de su capacidad expresivo integradora, estrecha con vínculos más fuertes la mente a la realidad.

                Las explicaciones del juicio poético se sitúan en el ámbito precientífico y puede considerarse que forman parte del aparato mental cognitivo que enlaza con lo inconsciente, cuya pretensión (al igual que la ciencia) es poner orden en el caos de las sensaciones, pero su pasión no es solo de conocimiento, también de integración afectiva y trascendente que a nuestro juicio es innata, y lo resuelve en virtud de una singular razón poética uniabarcadora que aprehende a un tiempo las causas y los efectos mediante la consciencia y los ecos del inconsciente y, sobre todo, porque se ofrece como una manifestación altamente creativa. La intencionalidad de la poesía se vierte en un género de relato rítmico fragmentario, muchas veces profundamente emparentado con la manera de la
La mente a través de la poesía: máquinas de propósito único y de propósito general, Francisco Acuyo
producción onírica, la cual hace de nuestra mente una singular herramienta de entendimiento de la realidad en pos de un sentido que trasciende lo meramente lógico y que se ofrece como una forma especial de vida propia.

                Puede describirse este juicio poético como una manifestación irracional que, no obstante, exhibe una serie de reglas (leyes del caos en un lógica poética) que pudieran ser taxonómicamente descritas de igual modo que fueron catalogadas las de la lógica pura (matemática), y que demuestra que el proceso irracional (ilógico) no abandona a la mente nunca, y es que si los principios de la lógica formal y las leyes que la condicionan adaptándose a la incertidumbre proporcionan patrones que garantizan la menor cantidad de sorpresas bloqueando a la mente en el camino de la sabiduría,[11] la irracionalidad de la poesía nos invitan a la intromisión creativa sobre lo convencional racional en pos de una profunda visión siempre fresca, asombrada y nueva sobre el impulso fascinante de la vida, capaz de hacer posible mediante su potencia creativa la realidad de nuestra consciencia. Consciencia que va más allá del yo a la búsqueda de las generalidades que nos hacen una mente común con el mundo.

                Hablaremos en próximas entradas sobre el soporte que hace posible la mente como realidad capaz de expresar, describir, cuantificar y procesar (en el caso de la máquina) e interpretar el mundo, y que sustenta capitalmente también a la poesía, siguiendo con las anteriores analogías entre la máquina y los procesos creativos en la poesía, para mejor entendimiento de la mente, nos referimos nada menos que al lenguaje.





Francisco Acuyo






[1] Las máquinas de propósito único (concebidas para exiguos dominios de conocimiento a través de determinadas reglas) se pretende que alguna vez sean de propósito general (combinando dominios diversos de conocimiento) que en realidad es la capacidad para desechar el tipo y la cantidad justa de información, que vendría a ser como dotar de sentido común a dicha máquina.
[2] La ciencia de la computación que estudia la sistemática de los algoritmos que componen la información a través de los procesos y transformaciones de la misma y que dieron lugar a las máquinas de cómputo que van desde las que diseñara e idearan Charles Babbage, Pascal, Leibniz… hasta los trabajos sobre computación de Alan Turing, Alonzo Church, Kurt Gödel, John Von Neumann…. que darían lugar a la actual revolución digital y las expectativas de la computación cuántica.
[3] Es decir, de una competente ciencia de la mente.
[4] Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo, Artecittá ediciones (Fundación Internacional Artecittà), Granada, 2010;  Elogio de la decepción (y otras aproximaciones a los fenómenos del dolor y la belleza),  Jizo Ediciones, Granada, 2013; Naturaleza del pensamiento humano: la realidad de la mente (en virtud de la inteligencia artificial y la poesía, Blog Ancile: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2016/10/naturaleza-del-pensamiento-humano-la.html 
[5] Hoy sabemos que una computadora puede ordenar y manejar cantidades ingentes de información, en cualquier caso la mente humana, al estar inmersa en el espacio y el tiempo, expone una naturaleza que imposibilita (a día de hoy) un programa informático completo de aquella.
[6] Campbell, J.: La máquina increíble, Fondo de cultura económica, México,  1994, p. 183.
[7] James, H.: The arte of Fiction, Morton D. Zabel ed. 1884, The portable Henry James, Viking, Nueva York, 1968.
[8] Ibidem, 397.
[9] Chesterton G.K.: Simplicity and Tolstoy, Arthur L. Humphreys, London, 1912.
[10] La máquina universal de Turing (dispositivo hipotético que pretende representar una máquina de computación, cuya utilidad primordial es averiguar los límites del cálculo mecánico) es capaz de simular la lógica de cualquier algoritmo específico para computación de otra máquina (de Turing).
[11] Campbell, J.: La máquina increíble, p. 347.




La mente a través de la poesía: máquinas de propósito único y de propósito general, Francisco Acuyo
De Jaroslav Jasnikowiski

martes, 11 de octubre de 2016

SUEÑO ESTIVAL

Para la sección, Poema semanal, del blog Ancile traemos el soneto, Sueño Estival, del libro Mal de Lujo (1998)




Sueño estival, Francisco Acuyo




SUEÑO ESTIVAL



«Amor; cuantos caminos hasta llegar a un beso»

Con Pablo Neruda,
en el Cantar de los Cantares


COMO enseña de amor tu pecho ofrece
dos cervatillos dulces de gacela,
el cáliz pacen de su flor gemela
y la luz en las hojas se estremece.

La caricia de tu alma se parece
a la luz del cabello y la escarcela
que aroman sobre tu hombro la canela
y la magnolia, si en tu aliento crece.

¡Cuántas sendas pasé sin ti perdido!
Como sirte quedé sin esperanza
al coral de tu pecho entretejido.

Se deshace mi espíritu en tu gesto
para inscribir la luz como semblanza.
¡Cuántas veces la sombra fue pretexto!




Francisco Acuyo, de Mal de lujo (1998)






Sueño estival, Francisco Acuyo

domingo, 9 de octubre de 2016

NATURALEZA DEL PENSAMIENTO HUMANO: LA REALIDAD DE LA MENTE (EN VIRTUD DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA POESÍA)

Con el breve y muy modesto trabajo titulado: Naturaleza del pensamiento humano: La realidad de la mente (en virtud de la inteligencia artificial y la poesía, siguiendo la línea de reflexiones en torno a la temática del alma y sus correlaciones con los conceptos de la mente y otras derivaciones relacionadas con el ámbito de la psique, para la sección, Pensamiento, del blog Ancile.


Naturaleza del pensamiento humano: La realidad de la mente (en virtud de la inteligencia artificial y la poesía, Francisco Acuyo




NATURALEZA DEL PENSAMIENTO HUMANO:
LA REALIDAD DE LA MENTE (EN VIRTUD 
DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA POESÍA)








El conductismo y la noche de los tiempos en los estudios de la mente fueron comúnmente identificados, en tanto que aquél fue especialmente oscurantista con la realidad de la mente, que nunca fue reconocida con tal entidad, dado que para sus parámetros sólo eran medibles, cuantificables y observables las manifestaciones externas y superficiales de la conducta. La estructura y organización de la mente no era sino una entelequia incomprensible dentro del ámbito del método científico. Aludía en anterior entrada a la analogía de la máquina informática[1] con el proceso del funcionamiento del cerebro y su producto más esquivo (por intangible), la mente[2]. No deja de resultar curioso cómo la ciencia de la computación habría de provocar un singular renacimiento, no ya del concepto de mente, sino de su realidad incuestionable, en tanto que aquella viene a representarse así misma por medio de estructuras cognoscitivas tales como las ideas, los símbolos[3] (a los que nosotros hemos reiteradamente acudido), y a las que no parece hacer mucho caso la propia neurociencia e incluso la denominada psicología moderna, que rechaza cualquier referencia a terminologías susceptibles de alusiones o advertencias fuera del ámbito del propio cerebro (material biológico),[4] obviando inclusive la organicidad e integración del mismo en la totalidad del cuerpo, así como su más extraordinaria capacidad, a saber, la de la de modificarse materialmente (plasticidad) y la de propender a la manifestación –mental- más fabulosa cual es la que propicia nada menos que la creación (en todos sus ámbitos: artísticos, científicos, literarios…) así como la no menos enigmática búsqueda de sentido (existencial).

                  Uno de los misterios (y contradicciones en la analogía del cerebro con la computadora) es la aparentemente indetectable programación interna del cerebro como mecanismo físico biológico, que pone en evidencia la diferencia de la mente (como totalidad consciente e inconsciente, propuesta para la búsqueda de sentido y de creatividad, decíamos) con el supuesto soporte neurológico y   todos sabemos, accede por vías muy diferentes los juicios lógico racionales (emocionales, inconscientes,…) al conocimiento. Pero, insistimos, es muy interesante esta analogía en tanto que es precisamente  criterio lógico racional (si pretendemos diferenciarlo del de la computadora), sino, por el contrario, está amplia y profundamente compuesta por impulsos inconscientes (irracionales) que, no sólo son pulsiones básicas del instinto, ya que además están sujeta a cambios y a un proceso dinámico continuo de aprendizaje.

Naturaleza del pensamiento humano: La realidad de la mente (en virtud de la inteligencia artificial y la poesía, Francisco Acuyo
               Nuestro rechazo, pues, a las similitudes mecánicas de la mente se han venido sustentando a lo largo de todas y cada una de las aproximaciones sobre el tema de manera reiterativa por cuestiones que nos han parecido obvias, en tanto que consideramos la mente como algo vivo sujeto siempre a potenciales y complejos cambios estructurales y de comportamiento que interaccionan (vivamente) con el mundo, acción que, además, acomete con información siempre parcial y por lo tanto incompleta y no siempre lógica (como la que la máquina necesita ineludiblemente). Es bastante claro que la percepción y posterior asimilación del entorno que la mente aprehende no aporta necesariamente un conocimiento ponderable y taxativamente descriptible, ahora bien, que no podamos cuantificar aquellas aprehensiones de la mente no significa que carezcan de realidad (cualitativa) y que, sin embargo, describen su genuina naturaleza.

                  Decíamos al principio que es precisamente en virtud de la ciencia de la informática, no obstante, por la que podemos aproximarnos a la realidad de la mente de manera básica, porque a través de esta nueva ciencia y sus aportaciones al ámbito de lo lógico teórico se han llevado a cabo intentos de mucho interés por descubrir la potenciales leyes que rigen el pensamiento y la misma inteligencia humana. En cualquier caso, la dinámica de la mente (y su propia naturaleza) no es necesariamente lógica y, es en este preciso dominio, donde difiere la inteligencia propiamente humana de la artificial. La lógica (matemática)[5] del computador precisa del manejo de símbolos (físicos) que hablan de propiedades formales que no tienen significado; el símbolo que maneja el complejísimo acervo mental (consciente y sobre todo inconsciente), por el contrario, es la significación, de importancia capital, y es que estos símbolos en realidad están vivos (arquetípicos o individuales) porque forman parte de la evolución del entendimiento humano a través de los siglos y, por tanto, de lo más profundo de la propia estructura de nuestra mente.

                  La cuestión es que hemos aprendido gracias al reconocimiento del símbolo lógico abstracto que maneja el computador, que este no es en modo alguno el que procesa la mente humana, en tanto que el cálculo exacto no determina la funcionalidad orgánica e integral de los símbolos[6] (de la inconsciencia)[7] mediante los que sí funciona la mente humana y que, oh curiosidad, tantas veces se disfraza de razonamiento lógico[8].

                  Será un lugar tan extraordinariamente paradójico y singular como es el de la creación poética desde el cual, nosotros, aprendimos también que, a diferencia del artefacto informático que es [9], que el ejercicio poético creativo, como el que anima e impulsa la vida, está sujeto a contradicciones, ambigüedades y paradojas que, sin embargo, dialogan perfectamente con los símbolos que constituyen la materia de los sueños, de las emociones, de lo latente trascendente que habita en la mente de los hombres.

Naturaleza del pensamiento humano: La realidad de la mente (en virtud de la inteligencia artificial y la poesía, Francisco Acuyo
                  El irracionalismo poético (asentado sobre un sistema lógico lingüístico de signos como es el lenguaje) nos abrió no solo un marco amplísimo de conjeturas sobre la cuestión de la mente, pero también un espacio extraordinario de entendimiento de lo más profundo y genuino de la mente, en tanto que los desvíos del uso de lengua común nos hablaban más allá de aproximaciones lingüístico literarias, a indagar en la naturaleza del pensamiento simbólico y mítico del verbo poético y, por ende, de la naturaleza misma del pensamiento creativo (una de las facetas más fascinantes de la mente). La evocación del lenguaje poético nos muestra el eco de las más profundas simas de nuestra alma. La lógica poética (distante de la lógica artificial del símbolo abstracto matemático)[10] establecen los fundamentos vivos, dinámicos y complejísimos de nuestra mente.

                  Que nos hallamos dado cuenta de que la información no es lo mismo que el conocimiento, ha sido una de las consecuencias de los avances en el ámbito de la ciencia informática y de la inteligencia artificial, mas, también la poesía –como ejercicio creativo por excelencia- nos enseña que la mente es una entidad integradora de conciencia –e inconsciencia- y mundo, pues se asienta sobre la interpretación de la realidad en virtud de la viva y orgánica simbología que la estructura y da dinamismo. Seguiremos viendo en próximas entradas cuán fascinante puede ser la analogía máquina, mente y poesía para la comprensión de nuestro propio entendimiento.
                 




[1] Acuyo, F.: Blog Ancile,  El inconsciente como sustrato de la idea de lo trascendente: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2016/10/el-inconsciente-como-sustrato-de-la.html
[2] La mente, que nosotros, en diversos post hemos ido enumerando en relación con los conceptos de psique, alma, espíritu…
[3] Campbell, J.: La máquina increíble, Fondo de cultura económica, México,  1994, p. 11.
[4] Véase el rechazo a cualquier mención a la idea, por ejemplo, del alma. Acuyo, F.: Del alma y su necesaria acta de defunción, y la imprescindible negación del libre albedrío, http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2016/08/del-alma-y-su-necesaria-acta-de.html
[5] Russell, B. y Whitehead, N. A.: Principia Mathematica, E. Paraninfo, Madrid, 1981.
[6] Interesante será tener en cuenta que, si bien la lógica no parece algo innato en la mente humana, el lenguaje y su sintaxis (orden gramatical), sí lo es, no obstante de ponerse duda a través del lenguaje simbólico por excelencia cual es el poético, y que en virtud de su uso desviado muchas veces diríase que cuestiona su lógica estructural y gramatical.
[7] A través de la creación, lectura e interpretación poética he podido constatar que el símbolo del que hablamos, como lenguaje especial, en cierto modo pretende ir más allá del signo o del concepto netamente racional en el que de consuno se basa la gramática (y la sintaxis) que, sin embargo, da sustento al verso y al poema.
[8] Campbell, J.: La máquina increíble, p. 47.
[9] Ibidem, p. 51
[10] Lógica de Frege, Russell, Whitehead o Peano, que pasó a ser incluso más artificial que las propias matemáticas.





Naturaleza del pensamiento humano: La realidad de la mente (en virtud de la inteligencia artificial y la poesía, Francisco Acuyo