domingo, 14 de febrero de 2016

TOC, ESE ¿DESCONOCIDO?


Tras la celebración de la Cuarta reunión nacional sobre TOC, organizada por la Asociación  TOC Granada, el seis de febrero en Monachil, decidí incluir esta reseña en la sección, Noticias, del blog Ancile, para los interesados. Para mí fue instructivo como persona fascinada en las cuestiones que, de un modo u otro, afectan a la conciencia. 


Toc, ese ¿desconocido), Francisco Acuyo






TOC, ESE ¿DESCONOCIDO?




Toc, ese ¿desconocido), Francisco Acuyo



En la célebre Nef des fous (Nave de los locos) foucaltiana, muy vigente aún, aunque parezca increíble, vemos de manera inaudita errar –de otra manera más sutil y no menos simbólica hoy- el cargamento indeseable de las ciudades que, en modo alguno querían ¿quieren? mantener en su recinto, por mor de las buenas costumbres, los usos bienhallados y la tranquilidad de las convenciones que, con toda modestia diría, son asumibles a un costo razonable y con mayor o menor reconocimiento de manera todavía más hipócrita, por cierto, en nuestros días[1]. Exilios que por desgracia son más que rituales y que nos hablan de los castillos de la conciencia social de lo que acaba de no comprenderse, si es que, volviendo a Foucault, el trastorno mental es una oscura manifestación de desorden, de caos, que se opone a la estabilidad luminosa y adulta del espíritu.
           El día seis de febrero se celebró la cuarta reunión nacional para afectados y familiares de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo)[2] por la Asociación TOC Granada[3], labor social, humana y terapéutica admirable  de una institución pionera en nues  tro país para la ayuda tanto de pacientes como de familiares de aquellos que sufren dicho trastorno, iniciativa tan extremadamente singular como extraordinariamente humana que, como decíamos ha tenido lugar en Monachil (Granada), con la participación de referentes en la materia en ámbitos de la genética, la psicología, la psiquiatría, la farmacología[4] y con la concurrencia de afectados y familiares de los mismos para ponerse al día en todas las novedades que han aparecido o se presume que van a surgir en relación a este trastorno en tiempos más o menos inmediatos.
Toc, ese ¿desconocido?, Francisco Acuyo             No superada ni con mucho la visión de la stultifera navis, con su cargamento incomprensible fuera de los muros de lo convencionalmente aceptado, se habló de las terapias de tercera generación [5], quienes ponen en evidencia la singularidad de la enfermedad situándola más allá del propio diagnóstico (la clásica sintomatología manifiesta en la obsesión y la compulsión -ritual en muchas casos-,  con una vivencia emocional negativa expresada en una gran ansiedad y en emociones de vivencia desmedidas)  y a la que hay que enfrentar mediante la necesaria regulación de las emociones.  Las manifestaciones fisiológicas, psicológicas  y conductuales por parte del que sufre este trastorno se caracterizan por la negatividad o exageración de aquello que le provoca la ansiedad (y que en numerosas ocasiones acompaña la depresión), de lo que puede deducirse la estancia ante un trastorno verdaderamente heterogéneo que, no sólo hace difícil la diagnosis, sobre todo el tratamiento.

                  La ayuda a este tipo de paciente mantiene unas exigencias peculiares, en tanto que es tan importante el tratamiento personal del afectado como el del conocimiento y empatía del entorno más allegado al mismo como es el de la familia o el de los amigos. En este congreso se debatía con especial énfasis sobre las terapias de tercera generación que aportan los terapeutas de esta institución privada y sin ánimo de lucro ubicada en Sierra Nevada, terapias, como decimos, que encuentran su fundamento en la aceptación y el compromiso, aceptación del problema y el compromiso en pos de su recuperación para de esta manera salir del círculo de defensa que tantas veces acaba por inhabilitar a quien lo padece.
                  Que un tipo de trastorno como este (que se sitúa entre las cinco enfermedades psiquiátricas más comunes), y que hace del que lo padece manifestar una calidad de vida muy baja, así como del enorme sufrimiento que comporta también a todos los allegados del paciente, nos hace pensar, no sin cierto grado de estupefacción, en cómo es que apenas si hay iniciativas tan necesarias como la que ofrece este centro tan bienvenido para dolientes como para familiares y amigos de quienes la padecen. De hecho, siendo una afección relativamente tan frecuente no deja de llamar poderosamente la atención la realidad incierta entorno a su etiología así como su idóneo tratamiento, curación o corrección de la enfermedad. Aunque si echamos un vistazo, aunque sea sólo de forma apresurada al ámbito sociológico de nuestros días, observamos que vivimos muy ajenos a uno de los acompañantes perpetuos del ser humano individual: el sufrimiento. Cuestión esta que no hace sino poner de relieve cómo el individuo se afana por huir de cualesquiera malestar o desazón o incertidumbre, en pos de vivir una vida no tanto más plena como sin duda anestesiada. No en vano uno de los presupuestos de fuga más frecuente por quienes padecen este trastorno (y no en el único del catálogo de enfermedades psiquiátricas) es el de la evitación experimental del dolor que, en lugar de paliar el sufrimiento lo que viene a desencadenar es una agudización en grado extremo del mismo.   al dolor inevitables de ser vivos. Aquí es donde se debe incidir tanto para la mejora de la enfermedad como la evitación de recaídas, pues la mejor motivación es la que nos da la vida mediante nuestra capacidad de superación que no es otra que la de ser creativos.
Toc, ese ¿desconocido?, Francisco Acuyo
Las conductas de anticipación, la duda emocional, la mala gestión de las actividades cotidianas, la vivencia del pasado o del futuro, nunca del presente, no hacen sino postergar lo inevitable, que es el encuentro con la realidad doliente del ser humano. No es esta una visión nihilista y desesperanzada de la vida y del mundo, más bien al contrario, sería la que nos ofrece la panoplia más rica y vital para la realización personal, con sus luces y sus sombras que, al fin y al cabo, son las que nos hacen creativos y felices en la superación de las barreras que nos impone miedo, la aprehensión
                  En este Cuarto Congreso sobre el TOC también se debatió sobre el especial desarrollo clínico de la enfermedad (añadiríamos nosotros también la conveniencia de configurar una historia clínica de la misma que acaso nos ayudase a ver su evolución y entendimiento a través del tiempo, y su reconocimiento en el espectro y catálogo de las enfermedades mentales y los diferentes tratamientos a lo largo de la historia de la medicina psiquiátrica) así como a su origen no claramente reconocible (neuro-químico, potencial desestructuración celular, o al pairo de teorías psicológicas diversas que ven su origen en una cuestión netamente psicológica y, o, ambiental…)  así como a las diferentes ópticas a través de las que se acomete su tratamiento (farmacológico, terapéutico cognitivo y conductual, incluso quirúrgico…), centrándose de manera primordial en las técnicas cognitivas y conductuales de terapia que pueden ir combinadas con otras, aunque primordialmente con las farmacológicas, incidiendo, finalmente, en un factor nada desdeñable de afección tanto a pacientes como a allegados de aquellos, cual es del estigma social de las enfermedades mentales, en no pocas ocasiones provocado por la propia comunidad medico científica, y del que ya hablábamos nosotros al inicio de esta noticia.
                  Especialmente atractiva fue la propuesta de estudio del trastorno llevada a cabo por la disciplina de la biología genética, que pone de relieve las posibilidades de una base genética común en relación a diferentes enfermedades mentales (y específicamente para la identificación del TOC) para su taxología y clasificación. Desde que apareció la vida en la Tierra, unos 4.000 millones de años atrás, y hasta que el hombre apareció, seguramente en África, hace unos 200.000 años) no se ha ponderado lo suficiente el valor de entendimiento científico del fascinante fenómeno de la vida, y las consecuencias que la molécula del ADN y el código genético que encierra, son claves sin que ellos subyace y se configura uno de los factores esenciales del motor de la evolución. En atención a esta perspectiva genetista cabe inferirse una genómica del TOC que bien pudiera resultar a la sazón de gran ayuda si no de fundamento para su comprensión y tratamiento.
                  A través de los estudios genéticos llevados al TOC, es desde donde de manera más ejemplar se ha podido constata que la heterogeneidad de la enfermedad es la norma de su idiosincrasia biológica y desde donde la sintomatología y la causa de la enfermedad no aparecen todavía de forma clara relacionadas, de hecho, la causa, en virtud de todas las variables de estudio llevadas hasta la fecha (mediante potentes programas informáticos), parece una mezcla de genes y medio ambiente, cuya varianza oscila en un 50% de su ascendencia original. Cuando se ha intentado una búsqueda de familias informativas (llevadas a cabo por el Centro Nacional de Genotipado), han aparecido unas expectativas de diseño complejas y difíciles que, no obstante, nos hablan de la posibilidad de encuentro y de diseño de esta base genética y que puede afectar, nada menos, que al ámbito del sistema inmunitario (de hecho la psiquiatría molecular ha querido buscar para casos como el de la esquizofrenia, un gen específico y que tiene también que ver con la densidad de las
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neuronas). En realidad los nuevos estudios neurocientíficos que hablan de la extraordinaria plasticidad del cerebro, los ponen en contacto con dominios fisiológicos inesperados, como es el caso del sistema inmunitario que anunciábamos y que parece tener una estrecha relación con determinados trastornos mentales.
                  La farmacología, el tratamiento quirúrgico y la estimulación cerebral profunda, junto a las terapias de tercera generación anteriormente referidas, son los tratamientos para la mejora del TOC en la actualidad. La farmacología en este punto ha avanzado muchísimo ofreciendo productos mucho más limpios (con menos efectos secundarios) que hace unos pocos años. Los inhibidores de la recaptación de la serotonina (fluoxetina, cilatopran, paroxetina, alaproclate, sertralina…) en su diversa panoplia comercial, ofrecen rendimientos muy esperanzadores que empiezan a dar resultados a las cuatro o seis semanas de su consumo, siendo además fármacos hiperseguros, ya que no generan adicción a la química del fármaco. Nueva famacopea (como el Rubirox), ansiolíticos de segunda generación (que intervienen sobre los niveles de dopamina), incluso algún antináusea utilizado en oncología parecen tener efectos paliativos o de mejora muy interesantes, también la utilización combinada de los anteriormente enunciados recaptadores serotinérgicos con el clásico Anafranil, ofrecen una mejora sensible en pacientes más graves. En cualquier caso, la terapia cognitivo conductual se hace imprescindible aun con la ingesta de dichos fármacos, cuestión que acaso ofrecería temática y aún de argumento singular mediante el establecer un debate no menos interesante.
                  Existe entre un 5% y 10 % de pacientes que no mejoran con estos tratamientos, para los cuales existe la opción quirúrgica mediante la cual corregir la potencial mala conductividad neuroquímica del cerebro. A este tratamiento, según las estadísticas disponibles, responde un 60 % por ciento de los pacientes, y mejoran un 50 %, aunque pueden aparecer efectos secundarios en la conducta del individuo poco deseables que van desde la apatía a la desinhibición reprobable.
                  El tratamiento de estimulación cerebral profunda es otra alternativa para los casos más extremos (utilizado también para el tratamiento del Parkison), que consiste en una estimulación controlada mediante electrodos en el cerebro de manera ambulatoria, en una suerte de marcapasos cerebral.
                  Por último se está experimentando la estimulación cerebral de manera menos invasiva mediante ondas electromagnéticas proyectadas sobre determinadas zonas del cerebro y parece que también ofrece resultados interesantes.
                  En la era de la informática y del mundo virtual, han aparecido opciones de terapia virtual que sin duda darán mucho que hablar en el ámbito de la mejora de los trastornos mentales de la más diversa índole y, serán de especial incidencia y relevancia en el tratamiento del TOC. Las aplicaciones de la realidad virtual en la modernidad son extraordinarias y, de hecho, en el territorio tan complejo como es el del tratamiento del TOC, puede ser realmente revolucionario, pues gracias a esta tecnología podrá enfrentarse a sus peores temores el paciente que sufre este trastorno sin ningún peligro, mediante exposiciones graduales y controladas a sus miedos (está claro que será muy importante en el terreno de otras enfermedades psiquiátricas y fobias diversas). La invención del Gloveone es un artefacto virtual  que incorpora (mediante un guante que lleva vibradores que resultan estimulados cuando se observan determinados objetos y fenómenos) la posibilidad de la vivencia sensorial más allá de lo netamente visual o auditivo, y mediante el que se pretende llevar a término terapias de exposición que obtendrán en pacientes con TOC a unos resultados que serán sin duda muy esperanzadores.
Toc, ese ¿desconocido?, Francisco Acuyo                  Eché mucho de menos, aunque es del todo lógico dado los limitados medios disponibles y a pesar del enorme esfuerzo dedicado, algunos aspectos terapéuticos a los que sin duda se les va ya dando importancia en la Asociación y en los que se va creciendo porque lo que sobra es voluntad, entusiasmo e imaginación para ir superándose, pero que en este congreso se paso sobre ellos casi de puntillas, estoy aludiendo a  una referencia, a mi humilde entendimiento, de una potencial   les (nos) trascienden. No será extraño (lo sé por que he conocido pacientes con este trastorno que han tenido vivencias similares al albur de una indagación de esta índole) encontrar afectados por esta u otras enfermedades que han sabido entender en ellas el significado de una insuficiencia personal (social, si esta sociedad en la que vivimos es ciega a todo aquello que esté más allá de las convenciones trazadas, verdaderas o erróneas) para entender y entenderse y sobre todo integrarse en el mundo. Vehículo pues (y esta es una óptica de aprendizaje y toma de conciencia positiva y necesaria para el paciente, el investigador y el terapeuta,) el de este (y otros) trastorno(s) que ha servido para una indagación más profunda de sus vidas y de las de aquellos que les rodean. Por todo esto tal vez sea también necesario un posicionamiento ecléctico, abierto, cuyas perspectivas (por no ser estrictamente heterodoxo-académicas) sirvan de manifiesto apoyo a las tradicionales inventivas terapéuticas y de crecimiento personal de los pacientes.

                  La superación de la hipervaloración del pensamiento (cartesiano), prevalente de manera algo -paradójicamente- irreflexiva en nuestros días, tiene en el TOC acaso una de sus más recalcitrantes y sufridas manifestaciones y caricaturas, la duda metódica exacerbada de la realidad de todo aquello que no tenga una consistencia y una constatación reflexivo intelectual, no merece ningún crédito; creemos superadas las barreras cartesiano positivistas sobre las cuestiones relativas a los fenómenos emocionales y el enorme interés por la afectividad en toda suerte de problemáticas relativas al espíritu humano, el TOC nos pone en evidencia de manera descarnada que no es así, pero también iniciativas de ayuda como esta de la Asociación Granadina del TOC, que los afectos son esenciales para la superación de las muchas carencias del pensamiento calculador insensible, así, si se
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pueden señalar carencias en la neurociencia, la denominada revolución cognitiva y el pragmático conductismo, se harán sin acritud y con ánimo de crecimiento por el bien de los que sufren. A través del estudio y terapia del TOC encontraremos un campo de indagación excepcional para observar las relaciones entre las emociones y la razón. Lo consciente y lo inconsciente en el TOC adquiere carta de singular naturaleza, pues puede constatarse cómo, cuando se eliminan todas las emociones del plano del razonamiento, este es, mucho más imperfecto e inadecuado a la realidad.
                  Así las cosas, en la era de internet, de las redes sociales, de la cibernética y la realidad virtual, y ante la incomprensible y momentánea soledad (que deseamos sea superada cuanto antes) de un proyecto humano de importancia tan extraordinaria como el que relatamos, siempre al servicio desinteresado de aquellos que, sin quererlo, acaso se han visto embarcados en días de modernidad en la nave de Sebastian Brant[6] hacia la travesía de la incomprensión, la soledad y un olvido profundamente insidioso e inmerecido, creemos ahora muy sinceramente ver una luz de certidumbre, y todo en virtud de esta maravillosa iniciativa de esta Asociación que supone la esperanza cierta de superación de aquel injusto emplazamiento de los que sufren esta dolencia.
                   









Toc, ese ¿desconocido?, Francisco Acuyo





[1] Hablamos de la costumbre a la que aludía Michel Foucault en su Historia de la Locura, mediante la que embarcaban a todos los locos para expulsarlos de su ciudad de origen y buscar, lejos de aquella, residencia a aquel cargamento insensato, sobre todo en la Alemania de aledaños al 1400.
[2] Se ha venido a clasificar como trastorno de ansiedad que se caracteriza por la aparición de pensamientos intrusivos y recurrentes que acaban por producir una gran inquietud y unas conductas repetitivas –compulsiones- dirigidas a reducir aquella ansiedad; está recogido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Además de la participación y presentación del  presidente de dicha Institución, Aurelio López Reina, intervinieron: Intervención a cargo de Ángel Carracedo Álvarez, de la Universidad de Santiago, con una ponencia titulada: “Genética del Trastorno Obsesivo Compulsivo”; Mª del Pino Alonso, del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Bellvitge de Barcelona, con una ponencia titulada: “Tratamiento farmacológico del Trastorno Obsesivo Compulsivo y evolución del tratamiento quirúrgico, la Estimulación Cerebral Profunda.; Francisco Nieto Escámez, fundador y jefe científico de Neurodigital, con una ponencia titulada: Realidad Virtual Extendida aplicada al Trastorno Obsesivo Compulsivo. Caso práctico.
[5] José Juan Muro Romero, Antonella Orsucci, Encarni Cabrera y Noelia Hernández.daerna Orsucci, Encarni Cabrera ya titulada: ntillas,razonamiento, este es mucho mpues puede constatrse cdo. Veh
[6] Nef des fous, Das Narrenschiff, Stultifera Navis, tristemente excluyente  (Nave de los locos)  a la que nos referíamos al inicio.




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