domingo, 6 de abril de 2014

SATORI, POEMA SEMANAL EN EL BLOG ANCILE

Traemos en esta ocasión el poema Satori, del libro Cuadernos del Ángelus, 1992, para la sección Poema semanal, dedicado a la poeta alicantina Trina Mercader, a quien tuve la fortuna de conocer por su obra y excepcional persona, y a la que no olvido gracias a la relectura de sus versos.

Enlace a la Web Ancile.



Satori, Francisco Acuyo, Ancile



SATORI


Satori, Francisco Acuyo, Ancile


A Trina Mercader

In femina foco d’ amor dura
se l’ochio o’lttato non l’a accende

Francesco Petrarca.

1

EL sol resbala en las hojas
con su pátina de yelo,
y entre sombras parpadea
la fina luz del almendro.

Va la tarde ya amarilla
entre las flores moviendo
el oficio delectable
en la brisa del silencio.

Temblorosa, todavía
caricia sobre sus pliegos
la corola se dorara
abeja o flor en revuelo.

La sombra inclina rozando
desde el perfil el cabello
hasta cubrir de la frente
fugaz el viso sereno.

Inquieta insiste la fuente
quebrando apenas su espejo
tímidamente en la luz
sobre la imagen del lecho.

El mármol, rotos los bustos,
reluce en ruinas del templo.
La luna roba la plata
sobre el fulgor de los miembros.

Artesonados celestes
y alquitrabes hemisferios,
escaleras suspendidas
dejan de estrellas abiertos.

No palacio milenario,
si entre silvestre romero
han de la tierra los muros
sosteniendo el firmamento.


El aire se perpetúa
en ruinas cuyo silencio
de lacerados atlantes
tenaces basan el tiempo.

2

LA luna, temple en la nube
desliza nimio retablo
que en su pátina se tuvo
con pinceles cinerarios.

Aunque en resplandores de
prisa fugaces, si van o
vienen la chispa y la noche,
gala fundida en topacio

que hubiera al quieto equilibrio
del iris verde engarzado
el bagaje desprendido
sobre el cielo de otros astros.

Entre la quebrada cúpula
también fingían los labios
silbar un poco de luces
sobre los ojos ingrávidos.

Con transparencia ligero
crisol estaba en el ángulo,
sobre el trasluz del vitral
azul arcángel filtrando.

3

ENTRE el oficio de luces
tibios círculos deshace
desde los coros la brisa
en las ojivas y el ábside.

En las estrellas frugales
cada arista con la fuente
del templo mece en su imagen,
y un murmullo de esmeraldas

sutiles brota del margen
o del tigre titilando
que irisa juncos del aire.

4

YA desdobla de la luna
de nieve el ángel su cara,
y sombra surte del gesto
a la luz suave que el ala
.
La camisa su ballesta,
donde se tensa encarnada,
exprime en dardos gemelos
un pétalo y dos manzanas.

Y sobre la piel rozando
de las rosas pincelara
la voz de niña en apremio
ansioso el vals de la llama.

Si del vellón las corolas,
si de la mano esmaltara
desde el muslo la paloma
de amapola y porcelana.

El roble gime en la noche
por las heridas heladas
que al tronco extremo se templan
en el dolor de las ramas.






Francisco Acuyo, de Cuadernos del Ángelus, 1992





Satori, Francisco Acuyo, Ancile

1 comentario:

  1. Cuánta belleza, amigo. El poema fluye alado, con alas musas, angélicas. Ese tono de romance le regala una fuerza atemporal, un "siempre" conmovedor. Abrazos.

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