jueves, 5 de diciembre de 2013

LA POESÍA DE JESÚS ÁLVAREZ PEDRAZA EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Hoy extraemos del blog de La noche en blanco de Granada al poeta cubano Jesús Álvarez Pedraza del que reptoducimos algunos de sus poemas.
Enlace al blog de La noche en blanco de Granada




Los versos del poeta cubano (de Matanzas) Jesús Álvarez Pedraza ocupan hoy la entrada dedicada a la poesía del blog de La noche en blanco de Granada.



LA POESÍA DE JESÚS ÁLVAREZ PEDRAZA
PARA LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA




Jesús Álvarez Pedraza (1952, Cuba) Poeta oriundo de Matanzas, Cuba y radicado en Miami, USA.  Ha publicado el poemario Yo sé que la piedra sueña y se encuentra en edición Bosque de Vidrio, una obra poética donde desarrolla la décima, el soneto y el verso libre. Su poesía ha obtenido premios nacionales e internacionales y ha participado en numerosas Antologías publicadas en Cuba, México y Estados Unidos.



DESDE EL FONDO DEL ESPEJO



Tu risa se apagó en los celulares,
borracha de canciones de Sabina,
como una soledad que me camina
sin zapatos, ni remos por los mares.

Se gastaron de pronto los hogares,
y en un sueño de polvo y de neblina,
te sembraste, mujer, como una espina
en la noche pintada de collares.

Era el tiempo del ave y la tormenta,
de la carne cansada y cenicienta
que cautiva en el grito de un sol viejo

tu risa congeló en la estrella rota,
pero dime, mujer, ¿en qué gaviota
te me fugas del fondo del espejo?






A UNA MUJER SIN NOMBRE




Abro la ventana que va a los jardines
que apuntan al cielo.
Miro las voces de la distancia,
y una mujer con ojos que fusilan mis venas
se atreve a solfear un silencio.
La mañana le sacude el polvo a la memoria
y no puede adivinar
que soy un barco perdido en las aguas
que ondulan en sus pechos.
El mar no ha descubierto que la amo,
ni este aire que desafina
la pluma con la que escribo
detrás de esta puerta que se abre
para que entre con todos sus olores
y se desnude en el humo de un recuerdo
que invento sin vivirlo,
solo para hacerle el amor en sus labios de lluvia
en este momento único
en que los fantasmas de las paredes
nos dejaron esta soledad
para llenarla con nuestros aromas
cuando bailemos en la cal
y una nube choque contra la ventana
y se rompa en el grito de sus piernas.


JUEGO DE ARAÑA






Una noche solamente
la araña tejió en mi pecho
y las estrellas del techo
se anidaron en mi frente.
Como un barco en la corriente
navegué por tu figura
y fui por tu boca oscura
como buscando en el fondo
de tu paisaje redondo
emborrachar mi locura.

ll

Y fue en una noche loca
que el viento pasó cantando
cuando te estaba besando
como el mar besa a la roca.
Nadaron hasta tu boca
los suspiros de mi nave,
y sólo la araña sabe
que el tiempo dejó la bruma
en nuestro valle de espuma
donde ya no canta el ave.

lll

Y si la araña volviera
a enredarme en su tejido
el amor tendrá el latido
en la magia de la espera.
La soledad tal vez fuera
como un pájaro que pasa
y la sonrisa te abrasa.
Pero el amor con su fuga
ha derretido otra arruga
en el cielo de mi casa.




Del libro Yo sé que la piedra sueña. Edit. CARTA LIRICA. 2004.



MIENTRAS QUE DUERME UNA PALOMA





¿Escuchas amor?
Está cayendo otra vez sobre estas calles
la misma lluvia de siempre
en tus ojos transitados por los crepúsculos.
Ahora está amaneciendo,
no es nada nuevo que amanezca
grita una pared que hace años
durmió sobre los aires,
cuando éramos como esos adolecentes
que bailan encima de los recuerdos.
Sin embargo, para mí,
casi es noche, y truena más en la sangre
que en el cielo mismo que se cae,
que se rompe y te nombra despacio
mientras se apaga una lámpara
que cuelga de un celaje.
í Oh, cielo llorón!
Tanto tiempo mirando la tristeza,
y siempre los cuchillos cortando las miradas.
En este momento, un árbol se sacude el otoño,
quedan huérfanas las hojas,
el viento las recoge en su mano,
las sopla con sus labios de viento,
y las deja libres, hojas de los siglos-
-marchitadas hojas con sus árboles extraviados.
Estoy escribiendo estas palabras
sobre la tristeza mía,
que nadie compra, que nadie quiere como regalo.
Y es ya la hora final, suicídate tristeza,
suicídate ahora
que desafinan los gallos que cantan en la memoria.
í Oh, dios de la humareda!
ya no sé si me conoces.
Yo soy el otro Jesús,
el que resbala en la lluvia cada vez que amanece,
yo soy el otro Jesús,
el que piensa en ella
mientras que duerme una paloma.



Jesús Alvarez Pedraza





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