martes, 12 de marzo de 2013

NÚMERO: LUCES Y SOMBRAS DE LA POESÍA


Ofrezco, muy brevemente, para la sección del blog Ancile De juicios, paradojas y apotegmas, una reflexión urgente sobre una temática que, a mi juicio, siempre resultó fascinante; a saber: la relación entre el número y la poesía (el verso), la cual no deja de ser tan interesante como la que ofrece la matemática en tanto que es capaz de describir la realidad con elementos abstractos que, en muchos casos, nada tienen que ver con la realidad material, pongamos por caso, el de los números negativos (imaginarios). Si bien se dice que la razón métrica, el precepto, en realidad es poscepto, que diría Unamuno, bien podrían abrirse nuevas vías de apercibimiento a tenor de las relaciones del código -numérico- en tantas manifestaciones artísticas, científicas y naturales. En cualquier caso queden aquí estas modestas aproximaciones para quien pueda interesar.



Número: luces ysombras de la poesía, Francisco Acuyo, Ancile



NÚMERO, LUCES Y SOMBRAS DE LA POESÍA



Número: luces y sombras de la poesía, Francisco Acuyo, Ancile



 Me parece muy apropósito hablar del número en poesía, sobre todo cuando traemos a colación a poetas cuya obra ha transcurrido formalmente por derroteros personales y libres, (pongamos por caso paradigmático a Vicente Aleixandre) entendiendo esta libertad en el sentido formalista mencionado y que atañe a los valores métricos de los versos que componen la mayoría de sus composiciones poemáticas; a saber, el uso del denominado verso libre (para mí, siempre tan discutido, y sobre cuyo concepto no entraremos en esta breve y sincrética explanación mía para esta sección singular del blog Ancile.
                Así las cosas, quiero hablaros, utilizando el modelo de versificación señalado para nuestro poeta ejemplar (recuérdese a Vicente Aleixandre)  para poner de manifiesto como las matemáticas inciden en el concepto mismo que origina el verso y el poema. El número y los códigos deducibles de cualquier tipo de verso son tan claramente pautables que no nos queda más remedio que reconocer los patrones de versificación en cada lengua, y recogidos en las diferentes preceptivas métricas de cada idioma, como conditio sine qua non no habría poesía. Así lo intuye el poeta (Aleixandre en buena parte de su producción poética ,o, Federico García Lorca en su emblemático Poeta en Nueva York) que  se explaya en una aparente libre y caótica exposición de lo que el número significa en poesía, y, en temáticas tan especiales como el amor), poemas decíamos de libre creación (dónde se emplean versos de octosílabos, eneasílabos, heptasílabos, decasílabos… heterodoxamente mezclados.), cuyas cadencias incluso, en nuestra lengua, se manifiestan en clara contraposición eufónica, pongamos como más evidente ejemplo la mezcla de versos octosílabos y heptasílabos. Sin embargo, cuando prestamos la atención debida a la supuesta colisión de cadencias contrapuestas, sucede algo extraordinario: no sólo el verso no suena mal, es decir no deja de resultar eufónico, sino que adquiere un grado de tanta singular expresividad que acaba resaltando sobre el resto, resultando posteriormente el lugar dónde el énfasis emocional o sentimental encuentra clara residencia. 
            Para muchos detractores de la ciencia y arte métrica este hecho sería la prueba definitiva de que el verso y la poesía no se sujeta en modo alguno a ninguna ley del número o de preceptiva del metro. Nada más lejos de la realidad.  Y eso porque el imperio del código y
Número: luces y sombras de la poesía, Francisco Acuyo, Ancile
del patrón será precisa y verdaderamente en muchos casos la causa de tal expresividad. (podrían verse como ejemplo innumerables combinaciones de versos en ambos –y otros muchos- poetas; así: No lo sé. Fue sin música. // tus grandes ojos azules // abiertos se quedaron […][1] verso heptasílabo  con acento en 3ª y obligada en 6ª, y, nada menos que un verso octosílabo, de contrapuesta cadencia al de 7 sílabas – como lo es también el endecasílabo-, sin embargo, casan de manera muy expresiva, y lo hacen precisamente en virtud del patrón eufónico, porque al unir ambos versos de diferente cadencia, se acentúa el concepto del verso (en sus grandes ojos azules), que pone énfasis en la relación semántica del anterior verso, dónde la incertidumbre parece diluirse, obteniendo el resultado deseado expresivo de la sensación ante la certeza de la azul realidad de los ojos abiertos que disipan cualquier duda.
            Pensarán muchos de los lectores que esto que digo es un caso aislado (ahora aplicable a la poesía de  Vicente Aleixandre); craso error: no en vano dediqué una tesis doctoral[2] para comprobar que este fenómeno descrito no hace sino formar parte de la misteriosa y secreta dinámica que invade el mundo y que se circunscribe ¿milagrosamente? en razón numérica, de la cual, la poesía, como la música, están siempre profundamente imbuidas. Esta razón numérica universal forma parte en poesía del principio básico unificador que hace que la realidad sea lo que es. Es por eso que, para mí, una de las razones por las que la poesía es un fenómeno paraliterario será precisamente esta,  aunque se engrane como género de manera conveniente desde la óptica de una buena taxonomía, pero que se diferencia de la misma literatura porque su impulso creativo se origina de manera diferenciada, al tener consciente o inconscientemente de forma clara muy presente la necesidad del número como prueba de su consistencia verbal y expresiva, amén de que se mantiene mucho más sujeta al hallazgo de criterios de verdad que de deformación ficticia como suele suceder en la narrativa. El concepto de  fábula y de  los tiempos aristotélicos en
Número: luces y sombras de la poesía, Francisco Acuyo, Ancile
poesía se verán de consuno trasgredidos en pos de una más alta significación.
            Deduzco (por ejemplo de estos versos de Aleixandre) que la proporción está presente para mostrar hasta la misma desproporción y razonar el uso de la misma desde una óptica poética o de estilo. Pero esto es algo mucho más extraordinario si constatamos que, la poesía, al igual que la matemática, usa estrategias de analogías, comparaciones, contradicciones, para ofrecer posibilidades de realidad expresiva que casen o contrasten con la realidad, con la verdad, para su mejor entendimiento. Las relaciones métricas, gramaticales e incluso semánticas del lenguaje especial de la poesía, nos ponen en evidencia el equilibrio, la armonía, el patrón armónico y la simetría que, inusitadamente funciona en los entresijos del verso como singular reflejo de la armonía que rige en el universo mundo, la particular manera de funcionar el verso (como acaso sucede con conceptos de matemática pura como pudiera ser la proporción áurea) se ofrece como aquella parte exigua, minúscula que, sin embargo, está estrechamente relacionada con la mayor, por muy extremadamente extensa y compleja que esta sea.
            Por eso estos versos (de Aleixandre o de Lorca y tantos otros) casan con exactitud en la proporción debida a la realidad, no sólo emotiva o significado, también porque su funcionamiento está implicado íntimamente en la consecución o la percepción de aquella (de la proporción) ya que este es un elemento indispensable para la percepción de la verdad que es belleza, y de la belleza que necesariamente es verdad, y todo porque la poesía nos implica, como seres conscientes (humanos) en su singularidad, para incluirnos, integrarnos necesariamente en tan extraordinaria y trascendental ecuación.




Francisco Acuyo




Número: luces y sombras de la poesía, Francisco Acuyo, Ancile





[1] Del poema Elegía.
[2] Acuyo, F.: Fundamentos de la proporción en lo diverso, Universidad de Granada, 2007, y 2ª edición corregida y aumentada en Jizo Ediciones, 2009.


Número: luces y sombras de la poesía, Francisco Acuyo, Ancile

2 comentarios:

  1. Interesantísimo aporte, amigo. Coincido con todo lo que dices acá. Sin dudas la poesía tiene sus códigos sonoros en estrecha relación con las intenciones, con la fluctuación anímica del "emisor". Poesía en música, número hecho carne del Alma. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Aprovecho para enlazarte con cuatro capítulos didácticos que publiqué en Euclides59: y algunos más sobre la "divina proportione" el arte y la naturaleza. Un abrazo.
    https://euclides59.wordpress.com//?s=n%C3%BAmeros+transfinitos&search=Ir
    https://euclides59.wordpress.com/2012/03/29/la-divina-proporcion-parte-i/

    https://euclides59.wordpress.com/2012/11/29/el-nacimiento-de-venus-y-la-divina-proporcion/
    https://euclides59.wordpress.com/2012/12/03/ghirlandaio-y-la-divina-proporcion-2/
    https://euclides59.wordpress.com/2013/10/05/dali-y-la-divina-proporcion/
    https://euclides59.wordpress.com/2012/05/21/fibonacci-el-angulo-de-oro-y-la-filotaxia/

    ResponderEliminar