domingo, 24 de marzo de 2013

ABADDONA, Y LAS REMINISCENCIAS AL LIBRO DE ENOCH


Abaddona, y las reminiscncias al libro de Enoch, Francisco Acuyo Tras visionar el corto Abaddona (ópera prima de excepcional fascinación y belleza –a pesar de la precariedad de medios empleados para su realización- de un nuevo grupo de entusiastas creadores y amantes de la mejor cinematografía, me refiero al grupo de producción 3 & acción) no pude evitar traer a mi conciencia inmediata la reminiscencia de las lecturas del libro de Enoch (Henoch). Las versiones extraídas del amhárico (etíope, aunque se sospecha que sea de origen hebreo, cuya trascripción original se ha perdido y la conocemos en virtud de las versiones etíope, griega o latina)  y traducidas en primera instancia por el arzobispo Lawrence (sobre el año 1821) han sido sucesivas, y con mayor o menor éxito traídas a colación hasta nuestros días. Nos ponen estas transcripciones en contacto, mediante un despliegue simbólico sin precedentes, y sin obviar el carácter profético que vierte a través de su singular teogonía, con un mundo del todo atractivo y harto sugerente. Las siete razas a las que se aluden y describen (las cinco primeras, quedando resueltamente secretas las dos últimas) ya nos hablan de su vinculación con los Misterios de la Iniciación, y todo adornado con personajes sugerentes y enigmáticos (angélicos y arcangélicos), los cuales nos pone en antecedentes con el carácter secreto y o apócrifo del libro (etimológicamente derivado de crypto –esconder-) y del que se deduce el origen terrenal pero también célico o estrellado del hombre. De las siete partes del Libro, este poema se centra o encuentra lugar, en la segunda parte que relata la asunción de Enoch y la caída de los ángeles (capítulos VI a XXXVI), mas encuentra el empuje o inspiración definitivos en la visión del corto anteriormente aludido y que tuvo a bien traerme a la memoria aquellos párrafos del Libro profético, cosmológico y escatológico a un tiempo. No deja de causarme especial impresión la notable influencia que tuvo en los primeros cristianos (lo mencionan Tertuliano, Prisciliano y el mismo San Pablo que llega a considerarlo un libro profético), y sobre todo en el siglo XV al que los kabbalistas cristianos vuelven a su lectura y referencia; también Pico de la Mirandola, Guillermo Postel entre otros acaban citándolo, siendo su influencia muy importante también en las filas gnóstica y hermético alquimistas.
Así las cosas, y bajo este deslumbrante y seductor influjo tuvo lugar este poema (un fragmento os ofrezco, se publicará íntegro en la edición próxima de Abaddona en la editorial Jizo; también expongo al final el enlace al trailer del corto) que ofrezco para la consideración del interesado, no sólo de la poesía y del cine, también en el universo misterioso de los libros antiguos que siguen, consciente o inconscientemente, manteniendo su extraordinaria fuerza, inducción y ascendencia para gozo de las generaciones presentas y futuras.


Abaddona, y las reminiscncias al libro de Enoch, Francisco Acuyo




CRÓNICAS DE ENOCH
FRAGMENTO



Abaddona, y las reminiscncias al libro de Enoch, Francisco Acuyo



Al grupo Tres y acción,
Por su ángel Abbadona



Demonio, hermano mío, mi semejante

Luis Cernuda


   I


   ENOCH, mi hermano; la bella
relación dejó sellada:
del gran luminar benévola

razón nos cuenta que hablara
el relato en confidencia
de la belicosa máquina

celeste que al hombre muestra
en sus páginas lacrada,



   pues hierofante y albacea
sobre estos textos consagra
la iniciática estrategia,

si inscrita puebla sus páginas
la estirpe toda arcangélica
que signarlo quiere heresiarca,

e impresa dejó la estela
que sigue en líneas varias:



“Alas extiende y cadenas
las que en campo de batalla
arcangélica hueste extrema,

ora oscura, ora diáfana
cohorte de figuras trémula
que, desde la noche avanza,

si sombra no, centinela
de una luz siempre sonámbula.



   Cada arcángel, por la niebla,
dejar apenas en cada
rostro pudo, si sospecha,

como tenebrosa máscara,
la impávida muerte expresa.
En el cíngulo la espada

tinta todavía muestra
cruel de sangre vigilancia.



   De Dios desertor, apenas
caído el ángel, la escuadra
al fin alevosa deja

y, en pos de la luz más clara
del redil divino, espera
piadosa, por la arrogancia,

redención a su anatema.
Soledad sin esperanza.



   A la súplica respuesta:
soledad sin esperanza,
y en ella al fin la azucena

del silencio se derrama,
pues por el mundo frontera
a tanto olvido no hallara,

ni a su sueño centinela,
ni a su sombra luminaria.”


                           Francisco Acuyo







Abaddona, y las reminiscncias al libro de Enoch, Francisco Acuyo

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