viernes, 12 de agosto de 2011

VICENTE ALEIXANDRE: DE LA MÉTRICA CELESTE. EPÍTOME DE VERSIFICACIÓN ESPAÑOLA: EL ENDECASÍLABO IV


Vicente Aleixandre, el endecasílabo, Francisco Acuyo



VICENTE ALEIXANDRE





SOMBRA FINAL





Pensamiento apagado, alma sombría
¿quién aquí tú, que largamente beso?
Alma o bulto sin luz, o letal hueso
que inmóvil consumió la fiebre mía.

Aquí ciega pasión se estrello fría,
aquí mi corazón golpeó obseso,
tercamente insistió, palpitó opreso.
Aquí perdió mi boca su alegría.

Entre mis brazos ciega te he tenido,
bajo mi pecho respiraste amada
y en ti vivió mi sangre su latido.

Oh noche oscura. Ya no espero nada.
La soledad no miente a mi sentido.
Reina la pura sombra sosegada.



Esquema métrico:





Pensamiento apagado, // alma sombría
————3ª———6ª—(7ª)———10ª
¿quién aquí tú, // que largamente beso?
1ª———3ª––4ª——————8ª—10ª
Alma o bulto sin luz, // o letal hueso
Vicente Aleixandre, el endecasílabo, Francisco Acuyo
1ª———3ª——6ª———-(9)ª–10ª
que inmóvil consumió la fiebre mía.
———2ª————6ª——8ª——10ª


Aquí ciega pasión se estrelló fría,
    —2ª–(3ª)———6ª———(9ª) 10ª
aquí mi corazón  golpeó obseso,
——2ª———6ª——8ª——10ª
tercamente insistió, // palpitó opreso.
———3ª———6ª————(9ª) 10ª
Aquí perdió  mi boca su alegría.
—2ª—–––4ª——6ª————10ª

Entre mis brazos ciega te he tenido,
    ————4ª——6ª——8ª——10ª
bajo mi pecho respiraste amada
(1ª)——4ª————8ª——10ª
y en ti vivió // mi sangre  su latido.
——2ª—4ª——––6ª——–—10ª


Oh noche oscura. // Ya no espero nada.
   ——2ª——4ª——————8ª——10ª
La soledad no miente  a mi sentido.
———4ª———6ª—————10ª
Reina la pura sombra sosegada.
(1ª)———4ª——6ª————10ª



LOS ENDECASÍLABOS QUE CONFORMAN el poema establecen una relación y estructura versal (soneto) que ofrece la siguiente distribución de verso y rima: catorce versos (arte mayor) endecasílabos con rima consonante que obedece a la distribución de dos cuartetos con rimas ABBA ABBA y dos tercetos con rimas en la distribución siguiente: CDC DCD.

Verso primero: endecasílabo que muestra acentos de equilibrio en 3ª, 6ª y 10ª sílabas (a maiori): Pensamiento apagado, alma sombría; y acento de tensión en la 7ª sílaba átona del verso que con la sinalefa (apagado, alma), a pesar de la pausa (coma), aporta un extraordinario efecto expresivo que coloca al lector desde el inicio del poema en una situación harto sombría.

Verso segundo: la situación de los diferentes acentos en el verso nos presenta una manifiesta angustia que, tras de los acentos en 4ª, 8ª y 10ª: ¿quién aquí tú, que largamente beso? (binarios), se mueve entre la inquietud de su ritmo inicial en 1ª y 3ª sílabas acentuadas. La interrogante responde al martilleo irregular y altamente expresivo del movimiento versal. Cesura en 4ª sílaba.

Verso tercero: encabalgamiento que desliza rápidamente el verso para llegar al sentido conceptual de inmovilidad del verso siguiente. Los acentos rítmicos del verso se distribuyen en 1ª, 3ª, 6ª y 10ª sílabas: Alma o bulto sin luz, o letal hueso, (endecasílabo a maiori), mas será el acento en 9ª sílaba, con su acento de tensión, el que porte la expresividad del verso en tanto que en su conjunción de acentos se da precisamente la vinculación efectiva de la muerte, en cuya representación acude el letal hueso. El deslizamiento del verso acelera aún más el desasosiego y pesadumbre que arrastra rítmica y emocionalmente el poema. Cesura en la 6ª sílaba acentuada.

Verso cuarto: verso que distribuye sus acentos rítmicos en 2ª, 6ª, 8ª y 10ª: que inmóvil consumió la fiebre mía; tratan de culminar con algún sosiego la angustia del anterior verso.

Verso quinto: nuevamente la desazón llevada al extremo se hace expresa en este verso; así la distribución de acentos rítmicos es la siguiente: 2ª, 6ª y 10ª sílabas: Aquí ciega pasión se estrelló fría (endecasílabo a maioriheroico—), se ve convulsionada, en principio por el verso acentuado en 3ª sílaba, el cual, en su estrechamiento acentual (impar) con la segunda sílaba 2ª, invita a descompensar e incitar al desequilibrio con una tozudez que implica expresivamente la propia del que reiteradamente mira sin ver en el objeto de su desesperación y angustia, para finalmente, estrellarse en la conjunción del acento en  la 9ª sílaba, de tensión, que muestra la sordidez de lo que, inerte, indiferente, no responde al impulso de lo resuelta y desesperadamente vivo.

Verso sexto: netos acentos en 2ª, 6ª, 8ª y 10ª: aquí mi corazón golpeó obseso, en equilibrio, quieren imponer algún orden en el caos de la desazón íntima; para matizar aún más claramente el hiato se contrae en la octava sílaba eo-o para hacerla expresivamente más átona y resolverse en la posterior sinalefa. Acento de incitación en la 1ª sílaba.

Verso séptimo: desde luego todavía no parece resuelto el poeta en dar fin al frenesí y desequilibrio de versos anteriores. Mantiene acentos de equilibrio entre un ritmo con acentos en 3ª, 6ª, y 10ª sílabas: tercamente insistió, palpitó opreso; mas terca y pasionalmente insiste en descontrolar el verso mostrando una dinámica tan compleja como extraordinariamente expresiva, así debe valorarse en 1ª sílaba un acento de incitación que incrementa el énfasis expresivo; nuevamente el acento en 9ª, de tensión, empuja (no sólo con su impulso de tonicidad, también con la sinalefa sobre el mismo acento) todavía con mayor vehemencia e impunidad sobre el verso.

Verso octavo: mas con cuánto equilibrio regresa para dar certeza. Cierra magistralmente el cuarteto con un perfecto equilibrio acentual en 2ª, 4ª, 6ª y 10ª: Aquí perdió mi boca su alegría: (endecasílabo a maiori) y un ritmo binario (yámbico) para decir lo verdaderamente cierto, esto es: que aquí tuvo origen lo más profundo de una tristeza.

Verso noveno: vuelve al comienzo del primer terceto a intentar un equilibrio, para lo cual ensaya acentuación en 4ª, 6ª, 8ª y 10ª sílabas: Entre mis brazos ciega te he tenido, (endecasílabo a maiori, heroico). Sin más consecuencias (a parte de la sinalefa te_he) discurre en tal situación hacia el siguiente verso.

Verso décimo: mantiene la ponderación con un endecasílabo a minori (4ª, 8ª y 10ª sílabas, verso sáfico): bajo mi pecho respiraste amada.

Verso undécimo: concluye el terceto con similar característica. Endecasílabo esta vez a maiori –—heroico— con acentos rítmicos en 4ª, 6ª y 10ª sílabas, y en ti vivió mi sangre su latido; y bajo el auspicio rítmico binario (yámbico) del verso.

Verso duodécimo: se resuelve el poema en este último terceto en un claro anticlímax evidenciado por las cadencias y ritmos de estos versos finales, que manifiestan un clima pausado, lento, resignado, en neto contraste con los versos anteriores de los cuartetos. Así en el verso ofrece acentos en equilibrio en las sílabas (2ª, 4ª, 8ª y 10ª: Oh noche oscura. Ya no espero nada; con dos claras pausas que hacen bimembre el endecasílabo y que, como decimos ofrecen la entrega del poeta a un ámbito pesimista y acabado.

Verso decimotercero: nueva acentuación en 4ª, 6ª y 10ª: La soledad no miente a mi sentido, endecasílabo a maiori —verso heroico—. Concluye certeramente con pausa acentuada por el punto.
Verso decimocuarto: sentencia bajo el signo de los acentos netamente de equilibrio en 4ª, 6ª, y 10ª: Reina la pura sombra sosegada.  El acento en la sílaba 1ª incita al desequilibrio del ritmo par,  parece impuesto por la propia angustia que reina en el espíritu del poeta y que, aun terminando el poema quiere dejar, paradójicamente, manifiesto un reino de sosegada mas inquietante y desolada sombra.

La totalidad del poema muestra, en fin, una evidencia más de cómo la consecución de sus versos mantienen las directrices marcadas por aquella dinamicidad expresiva no lineal, y todo esto al margen, insistimos en ello, de tratarse de una configuración poemática de carácter riguroso y regular como es el caso del soneto, las cuales directrices, decíamos, nos hablan de manera indefectible de las relaciones y correspondencias con los acentos rítmicos y sus silencios, así también que la presunta ametricidad de algunos de aquellos acentos —que denominamos de tensión— (verso 1º, con acentos en 6ª y 7ª sílabas, 3º, con acentos en 9ª y 10ª, o 5º y 7º con igual distribución de acentos, responden a la propia y especial naturaleza del verso, la cual no viene sino a mostrar la compleja conjunción, distribución y dinámica del mismo, así como de las interacciones entre los versos y los diferentes elementos constitutivos de aquellos. Así, los acentos de incitación (verso 5º, cuyo acento en 3ª se coloca en situación harto expresiva en tanto que viene a romper la uniformidad de acentos en sílaba par del verso; o los de los versos 7º y 14º, con acentos en la 1ª sílaba que convienen de igual manera a producir un efecto de similares características) darán fe igualmente de la complejidad referida. Otros elementos constitutivos del verso tales como las sinalefas —por ejemplo las evidentes del verso 1º; pensamiento_apagado— o la conjunción de vocales (sinéresis) en el verso 6º: golpeó_obseso, ofrecen también los efectos de expresividad a los que hacíamos referencia, y muestran la organicidad compleja del poema que, desde luego trasciende y supera una concepción lineal y mecánica del mismo.

La anticadenciosidad de algunos versos influye lógica, métrica y estéticamente en la totalidad del poema, el cual adquiere una dimensión aneja a lo que el poeta trata de hacer expreso en el soneto; así ya sea considerado anticadente, antirrítmico o valedor de un audaz cambio de compás, interesa hacer evidente la complejidad del verso como exponente de una dinámica expresiva que no tiene por qué sujetarse a un concepto métrico mecánico y lineal del mismo. Estamos ante la necesidad de una concepción sistemática rítmica y métrica diferente a aquellas que establecen rigor propio de preceptivas lineales y de marcado carácter mecanicista, será precisamente su presunta ametricidad (antirritmia) la que dé fe de ello, en tanto que esta sistematicidad o asistematicidad, aun cuando afecta a la calidad estética y expresiva, además, avisará de por qué regirse o desviarse de las normas en el singular arte (y ciencia) de la métrica.






Francisco Acuyo







Vicente Aleixandre, el endecasílabo, Francisco Acuyo

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