viernes, 29 de julio de 2011

EL PATRIOTA HEREJE: CAPÍTULO INÉDITO DE LA NOVELA EN PREPARACIÓN DEL MISMO NOMBRE DE JUAN JOSÉ RUIZ RUIZ


El patriota hereje, de Juan José Ruíz, Ancile


Tengo el gusto de ofrecerles en rigurosa primicia un fragmente totalmente inédito de la novela, El patriota hereje, del novelista Juan José Ruiz Ruiz, que asombró a propios y extraños con la publicación de su primera obra (ya agotó la primera edición y creo que va camino de hacer lo propio con la segunda), El legado del escorpión. Así pues, disfruten de  tan deleitosa y entretenida lectura de este singular fragmento, además, y para mayor delectación, con un poema traído para la ocasión  de Ana María Arroyo. Para mí, como amigo y franco amante de la buena literatura (y desde luego de su entrañable autor) es motivo de gozo compartir esta entrada con todos los seguidores de este blog de Ancile.





I.

Al ocaso del 13 octubre 1815

Castillo de Pizzo, Calabria. Sur de Italia.







Recuerdo aquella espantosa tarde perfectamente.
Llovía abundantemente desde el anochecer en toda la región. Ese fue el motivo por el que se trasladó el cumplimiento de la sentencia a la sala principal del castillo.
El imberbe pelotón de ejecución me observaba detenidamente mientras me aproximaba al glorioso  reo acompañado del joven teniente Barlotelli. Al llegar junto a él, me miró con esa arrogancia y los mismos ojos de vanidad que recordaba.
No obstante,  el antiguo general de húsares,  no pudo ya disimular su ira por estar a punto de morir.
─Mucho tiempo ha pasado desde que le vi por última vez, en el palacio de Versalles,  capitán Ruiz.  ─Me dijo el general.  –Aún no me creo que usted tuviese la vida del emperador en sus manos… ¡Y qué pocos saben que pudo cambiar el curso de la historia!
─Cierto, general. —contesté a media voz a la vez que le entregaba un retrato de sus hijos y esposa. —¡Y muchas millas las que he recorrido con el único alimento de la venganza!  Y lo del emperador  Napoleón,  aún hay tiempo de arreglarlo si los dioses me lo permiten…
─Es irónico que el destino le haya traído de nuevo ante mí.  Usted,  un oficial amado por sus soldados, respetado por sus jefes militares,  pero temido y ninguneado por sus superiores…políticos.  Se lo repito. Si alguien tuvo en su espada el poder de cambiar la historia ha sido usted…
No contesté.  Simplemente le miré a los ojos y dejé que continuara conversando.
─Desde Trafalgar,  capitán, su odio le ha mantenido con vida. A mí, sin embargo,  me ha llevado a abjurar de Napoleón, separarme de la Coalición, ser abandonado por mi ejército,  maltratado,  traicionado y entregado por este pueblo ingrato…
─ Éste un final apropiado para usted… general Joaquín Murat

Hijo de un mesonero, se labró su destino al inicio de la revolución francesa.  Dicen que fue imprescindible y decisivo para ganar las batallas de Auzterlitz, Jena y Eylau.  Él fue el máximo responsable  de reprimir con dureza y salvajismo el levantamiento del 2 de mayo. ¡Tan grande fueron sus atrocidades que incluso el mismísimo Napoleón le hizo llamar!  Más tarde,  firmó un tratado de paz con los austriacos pero al tener conocimiento que Napoleón habría huido a la isla de Elba, les declaró la guerra. Pero fue duramente derrotado en Tolentino y se refugió en Córcega donde la muchedumbre, literalmente, le puso de cara el paredón.
Y allí estaba yo, después de mucho, mucho tiempo buscándolo por media Europa.
El patriota hereje, de Juan José Ruíz, Ancile
─ El mismísimo cuñado de Napoleón. ―dije haciéndole una irrespetuosa reverencia. ―. ¡Rey de Nápoles, cuñadísimo de Napoleón y asesino del tres de mayo! Los inocentes madrileños asesinados por sus heroicos soldados y que dejaron a la intemperie para que se los comieran las alimañas o arrojaron a los pozos en Madrid, piden venganza a su infamia.
─ ¡Yo únicamente fui una marioneta más del triste destino de su país! Sus gobernantes suelen ser su mayor enemigo. ─me replicó con insolencia. ─Usted lo sabe bien…
¡Vive Dios que lo que me dijo es tan cierto como que el mundo es redondo!
─Lo que más me jode ahora mismo, general,  —continué al cabo de unos segundos. ─es que por está maldita lluvia el pueblo no le vea morir. Porque su nombre tal vez se escriba en algún panteón rimbombante de París, dentro de muchos años, pero su cuerpo jamás viajará a la France… ¡Jamás!
Murat me fulminó con la mirada.
─¿Por qué manda usted el pelotón de fusilamiento? ─Me preguntó furibundo al cabo de unos instantes.

─Contactos, influencias y… ¡dinero!  ─Le respondí acercándome a su oído.
En aquel instante, un titánico relámpago iluminó momentáneamente la sala de fusilamiento.
─¿Quiere usted  una silla…majestad?   ─pregunté con ironía.
─¡No!
─¿Y que te venden los ojos, Joaquín? ─Le pregunté tuteándolo. Algo que sabía que le tocaba los cojones y bajando la voz aún más.  
─ ¡Tampoco! ¡Y tenga la decencia de guardar las formas y el respeto con un general! Es lo que haría un buen oficial. ─Contestó derritiéndome con la mirada y oprimiendo contra su pecho el retrato de su familia.  Dos lágrimas saladas recorrieron sus mejillas. Su imperial arrogancia se resquebrajaba.
En aquel momento, un atronador trueno retumbó poderosamente en el castillo de Pizzo. ¡Los dioses del averno exigían su alma sangrienta!
─ Un buen oficial… si. ─respondí con desprecio dándole la espalda y dirigiéndome lentamente hacia el pelotón de fusilamiento.


Al llegar junto a ellos, les observé con tristeza. No más de veinte años tendría el mayor. Seguramente, la mayoría ni siquiera conocía quien era el hombre al que iban a ajusticiar. Una comisión militar tuvo el detalle de ordenarles tal cometido. Matar por tu vida, por tu familia y por tu país es una cosa, pero matar a un reo en un maldito  paredón es algo muy diferente. Les expliqué que ese hombre, arrogante y pendenciero, ascendió por ser cuñado de Napoleón. Y que sus legendarias dotes de mando y valentía en el campo de batalla, que las tuvo,  no eran menores a las de ninguno de ellos.
─¡No sientan remordimientos ni clemencia, porque ninguna recibirían ustedes si fuese al revés! —les dije con voz marcial. ― ¡Preparados…! ¡Apunten y agarren con decisión el fusil!...
─Capitán Ruiz, las últimas palabras del condenado… ─me susurró al oído el Teniente Barlotelli en aquel momento.
─Ah… si. Se nota que no tengo mucha experiencia en estos menesteres, ¿verdad?
─Bueno, esto…no es agradable para nadie.
─¡Condenado, sus últimas palabras! ─ grité masajeándome las sienes para intentar aplacar una terrible migraña.
Murat clavó de nuevo su mirada en mí y con gesto altanero exclamó: 
"J'ai bravé la mort trop souvent pour la craindre."[1]
─Bonita frase. ─ respondí frunciendo la cara.
No se porqué, pero aquellas palabras, y sobre todo, el tono en que las pronunció,  hicieron que el odio almacenado en mi alma mes a mes, año a año, sacudiera mi cuerpo.  Le quité el fusil al soldado más próximo a mí y le descerrajé un tiro a la cabeza, pero fallé.  Le acerté en el cuello.

El teniente Barlotelli y todo el pelotón de fusilamiento se quedaron estupefactos. No obstante, nadie bajó su fusil. Murat apenas se tenía en pie porque los estertores de la muerte ya la llamaban. Respiré profundamente y con el corazón en los oídos señalé al oeste, a Francia, y le grité como nunca lo había hecho.
─¡Jamás, jamás volverás! ¡Atención pelotón! ¡No apunten a la cabeza! ¡Fuego!
Una pequeña nube blanca nos rodeó rápidamente a todos y el cuerpo de un defenestrado general cayó a plomo sobre la ensangrentada moqueta.  Aún hay noches que me viene a la mente la escena aquella. Fue un sonido seco. Inerte.  El de la muerte.
El teniente Barlotelli se acercó lentamente a Murat, le cerró los ojos y lo cubrió con una sábana vieja y oscura. Ordenó a continuación  que trasladaran el cadáver, según lo acordado, a una Iglesia cercana y mandó disolver el pelotón de fusilamiento.
Como triste curiosidad os diré que, de todas las autoridades civiles y militares, que hubo en la ejecución, no quedó nadie en cuestión de minutos.
— ¡Qué triste destino, no lo ha acompañado nadie! ―Musitó Barlotelli cuando nos quedamos solos.  ―Ni de los franceses, ni de su familia…
 ─ Así es, mi estimado amigo. Triste y merecido final para un general asesino de españoles. ¡Que la historia lo juzgue mañana, que nosotros ya lo hemos hecho hoy! Perdóneme un momento teniente, necesito salir a tomar el aire...
─¿Con lo que está cayendo?
Le hice un gesto con la mano disculpándome y abandoné la sala sin mirar a Murat.

Avancé, con prontitud y paso firme, por el corto pasillo que daba al circular patio de armas y me encaminé al centro del mismo. Busqué la luna, que se vislumbraba milagrosamente a través de un claroscuro de cielo y me quite la guerrera de mi añorada infantería de marina dejándola caer al embarrado suelo. La tormenta arreciaba pero necesitaba imperiosamente sentirme vivo. El agua purificadora me empapó instantáneamente la cara, el cuello, el pecho y la espalda. Penetró inmediatamente por los pantalones hasta encharcar mis botas. Entrelacé las manos por detrás de la nuca y, a la vez que respiraba muy profundamente, comencé a llorar recordando a mi gente muerta heroicamente en Trafalgar. El brigadier Churruca, Alcalá Galiano, Gravina…Bebía lentamente el agua de lluvia buscando apaciguar mi sed de venganza, pero únicamente me acordaba más y más de ellos.
El patriota hereje, de Juan José Ruíz, Ancile
No recuerdo el tiempo que estuve así.  Barlotelli se acercó con un paraguas y palpándome levemente el hombro me rogó que le acompañara a una discreta dependencia del castillo para secarme, cambiarme de ropa y tomar un caldo caliente. Debido a la tormenta fui alojado en el a la Sur del castillo. En los aposentos regios. Por supuesto, esa noche no pude dormir. Y no sé porqué, pero pedí que me trajeran papel, tinta y varias plumas. Encendí la chimenea y les escribí un cuento de veinte páginas a mis hijos. “El demonio y el mar” lo titulé. Mo sé porque hice aquello. Me dio por ahí.
Y poco más quiero recordar de aquella tormentosa tarde del fusilamiento del general Joaquín Murat, gran duque de Berg y Cleves, mariscal de Francia y rey de Nápoles por mandato divino y napoleónico.
A la mañana siguiente cuando me disponía a montar en mi caballo y poner  rumbo a España se me acercó una guapísima niña zíngara y me preguntó si yo era el que había acabado con el demonio de pelos rizados y ojos azules.
Asentí levemente con la cabeza y entonces con ojos emocionados me regaló una bolsita de peladillas y hermoso poema.
―De parte de mi familia. ― me contestó. ―Él mató a mis tíos a sangre fría.
Sin darme tiempo a más preguntas, me besó tiernamente y se fue corriendo sin mirar atrás.
El hermoso poema decía así:


Las gentes ya soñarán, sin miedo.

Mi regalo...
para endulzar el agrio de tu conciencia.
El súbito temblor de tu buen hacer.


De lluvia es mi gratitud.
De amor es mi mirada.

Te revelo ambas
para purificar tu regreso,
para bendecir tu camino,
para limpiar el rojo que ha teñido de muerte
mi corta historia.

Porque seremos historia.
Tú.
Quizás yo.
Todos.
O nadie.

Benditos sean tus trayectos,
mi dicha es tu sol
que ahuyenta demonios oscuros.

Para quererte...por toda la eternidad.






Algunos personajes ficticios. A ver, a ver...
Doña Begoña de Uztariz, condesa de Manrique y espía de Fernando VII en el Cádiz de 1812...
Don Esteban de Osuna y Moyna, oficial de infantería de Marina y leal amigo de uno de los protagonistas...
Doña María de la Cruz, hermana superiora de las Jesutinas de Cádiz, pero con un escandaloso pasado...
En fin, se aceptan sugerencias…
ahhh, se me olvidaba mi querida y admirada:
Doña Isabel Robles de Montalto, mujer adelantada a su tiempo, liberal y valiente que sorprenderá por su vitalidad y valor...
Estefanía Sokolova, hija del embajador español en la Rusia imperial de Alejandro I. Saldrá en un capítulo lleno de aventura, tensión y...y...en fin, ya irá saliendo solo.


Juan José Ruiz Ruiz



[1] ¡He desafiado a la muerte en numerosas ocasiones para tenerla miedo!







jueves, 28 de julio de 2011

POESÍA INVITADA: FRAN PICÓN

POESÍA INVITADA: FRAN PICÓN


Fran Picón, poesía invitada, Ancile




En esta primicia de: Poetas invitados, del blog Ancile, presenta hoy una singular semblanza del poeta y amigo Francisco Picón, poeta digo, de profundas convicciones líricas que viene a ilustrar y dar calor humano con su sentido acento íntimamente poético a estas páginas de nuestro blog que, por cierto, cumple ahora un año de su publicación. Queden pues estos versos de Fran para todos los pocos  corazones fraternos (o a aquella inmensa minoría juanramonia) que a veces se sitúa, incomprensiblemente, donde habita el olvido. Para regocijo del alma queden pues estos poemas y su  sincero acompañamiento



BIOBIBLIOGRAFÍA







Fran Picón, poesía invitada, Ancile




FRANCISCO J. PICÓN CARO
Madrid, 1964.Técnico Especialista en Animación Socio-Cultural y funcionario del Servicio de Instalaciones Deportivas del Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad de Zaragoza desde al año 1993.Casado con Paqui Tamerón con la que tiene un hijo, Alejandro,  y con dos hijas de anteriores relaciones, Lorena y Nerea. Presidente del Club Social de Empleados Municipales del Ayuntamiento de Zaragoza, CSEM. Director de la Revista “Círculo” del CSEM, hasta su cierre. Coordinador Editorial de la Revista “Y Latina” de la Asociación de Escritores Noveles, de la que fue Vicepresidente,  hasta su desaparición.
Ha publicado:
“Desde mi i…marginación”, Egido Editorial, 2003“, Con la vida a cuestas”, Editorial Quadrivium, 2009“, Alambique de vestigios”, Editorial Quadrivium 2011
Ha participado como co-autor en “Imágenes de Aragón”, Egido Editorial, 2004, “Acompáñanos”, Egido Editorial, 2005“,El triunfo de la muerte”, Editorial Pata Negra, 2011.
Ha colaborado con un poema en el libro solidario por Haití:“Escrito sobre la arena”, Genoveva Rodea, Editorial Quadrivium, 2010
Ha prologado el poemario “El sexo: de boca en boca” de la poeta mallorquina Mayte Albores. Ha prologado el poemario “La memoria de tu olvido”  del poeta sevillano Rafael Mérida. Ha prologado el poemario “En carne viva” del poeta tarraconense Amando Lacueva.
Elabora su propio blog “Con la vida a cuestas” (http://loreajan.blogspot.com)
Participa en tertulias, presentaciones y múltiples actividades literarias.
Socio activo del proyecto “Bubisher, escritores por el Sahara”, con quien en octubre de 2011 impartirá talleres de poesía en Smara
Miembro de la plataforma de escritores “Plataforma Siglo XXI”.
Miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores en la que, en otras actividades, es Vocal de Publicaciones, coordina, junto a la poeta Luisa Miñana, su página Web y forma parte de la Comisión de Ciclos y del Consejo de Redacción de la Revista IMAN.




Fran Picón, poesía invitada, Ancile





POÉTICA



La poesía es una forma de entender la vida, una actitud ante la vida que tiene, a veces, muy poco que ver con escribir versos más o menos buenos.
La poesía está en las miradas, en los gestos, en las caricias, en cada instante de un día cualquiera en una calle cualquiera de una ciudad cualquiera
Me declaro aprendiz de poeta, libre sentidor, un superviviente de mi propia vida a la que intento sacarle cada una de las gotas de su jugo porque el ayer es un recuerdo, el mañana sólo una palabra y sólo nos queda, no ya el hoy, sino el ahora, el instante… que yo intento tatuar en mi piel a modo de vitamina de vida.



Fran Picón, poesía invitada, Ancile


POEMAS






AVANCE SIN PAUSA




Somnoliento y perdido,
deambulas por los rincones
de tu existencia,
en busca de una  sonrisa
derrochada en algún lugar
de entre las sombras
del pasado.

Caminas,
a través de las ruinas
que pueblan los sentidos,
esperando saborear
el aliento de un minuto
compartido

Las distancias
sólo coexisten en las fronteras
de las arrugas de la piel
y las ausencias se asientan
en los meandros de un cuerpo,
lacerando de vacíos
el ocaso de tus sueños

Si decides mantenerte
adormecido o despejado,
en el fondo, no importa.

Las saetas de un tiempo
perdido prosiguen
su avance sin pausa,
mientras, en el olvido,
se acomoda la orla
de tu sonrisa,
perfilada en los labios
del ayer.




CAMINOS DE IDA Y VUELTA





Existen caminos
con destino incierto
que conducen
hacía un mañana
impredecible

hay caminos
Fran Picón, poesía invitada, Ancilecon arcenes
y censuras

hay caminos
sin final,
sin principio,
sin ahora
ni pasado

y hay caminos
de regreso,
colmados de experiencia
y rugosidades,
caminos
de aprendizaje
tardío,
caminos
de arrepentimientos
y destierros

mientras
exista un camino
hacia algún lugar,
no te estanques…

 la vida es transitar
sin descansos
perennes,
sin demoras
ni apremios,
la vida
es un camino
perpetuo,
un sinfín
de relámpagos
por sentir

siempre
existe un camino,
no lo dejes
al azar.


Inspirado en “Caminos de Regreso” 
de Luciano Varea







DE LO QUE FUI Y LO QUE SOY





Se disimulan las escorias
Fran Picón, poesía invitada, Ancilede mi horadada confianza
en un rincón del hastío

Las arrugas del hombre
que fui se diluyen
en la sombra que soy

Apenas unos rasguños
son los vestigios
de mi dignidad

Y en la distancia,
y en el olvido,
sucumbe la mirada
de un ayer,
ataviado de hoy
para eludir
un mañana
de vapores y
mutismo…

Un libertador
soplo volatiliza
mis residuos…




LIENZO DE VIDAS Y LEYENDAS




En la yema de sus pulgares
en la piel de su cintura
en la comisura de su sonrisa
en las sombras de sus silencios

en los pórticos de la tristeza
en los suburbios del recelo
en las cicatrices de las prisas
en el ascensor del tiempo

en la memoria de la turbación
en los remembranzas de la rutina
en los preludios del aura de otoño
en los chaflanes de las estrías del ayer

en la afonía de un poema impreciso
en la singular ausencia de esperas
en la múltiple eufonía de la soledad
en la tonadilla taciturna del olvido

en unas cuantas letras inhibidas
en los conatos ingratos del destino
en las gotas de rocío en la mirada
en los versos proscritos de su cuerpo

en tantos lugares sin heredero…
… se bosquejan leyendas y vidas.





INSTANTE PERPÉTUO





Hoy he escondido
las prisas,
he olvidado en algún
lugar de la reminiscencia
un recuerdo hiriente,
he arrugado
los versos de antaño
lanzándolos
al confín de las sombras…
… y me he sentado
a mirar por la ventana
el paso del tiempo

Hoy he observado
la rutina inadvertida,
los momentos
incorpóreos del silencio,
las miradas sin destino,
los abrazos perdidos,
el perfume de la soledad
y una brizna
de viento entre las sombras
ha acariciado mi destierro
mientras mis labios
sentían la leve ausencia
de los besos

… hoy me he sentido hombre
en un instante perpetuo.





Fran Picón (de, Alambique de vestigios)




Fran Picón, poesía invitada, Ancile



miércoles, 27 de julio de 2011

REALIDAD Y POESÍA: LA INFORMACIÓN POÉTICA II

Segunda y definitiva entrada sobre el fascinante mundo de la poesía como fuente de interpretación y conexión con la realidad.


Realidad y poesía: la información poética 2, Francisco Acuyo





REALIDAD Y POESÍA: 
LA INFORMACIÓN POÉTICA II







EN relación a la anterior entrada (de idéntico título a esta que ahora presentamos) he recibido alguna, no sin razón, justificada queja en forma de no sé si, merecida reprimenda y, desde luego, recibida no sin quebranto y desazón por quien suscribe, en tal caso, tan desconsideradamente estas líneas que, veremos, son de similar estirpe.  La dificultad radica, a mi juicio, en la peculiar naturaleza del tema, cuya complejidad se encuentra no tanto en lo intrincado de sus entresijos y fundamentos como en la paradójica razón de sus rudimentos dinámicos y constituyentes, lo cual incidirá de forma inevitable en la comprensión final de esta exposición nuestra. Se me advertía que tal vez fuese necesaria alguna síntesis aclaratoria al respecto. Trataré, en la medida de mis modestas posibilidades, y de la no poca dificultad que encierra temática tan singular, sin tener muy claro que este propósito llegue a conseguirse en esta segunda entrega, de ser, si no más transparente, al menos más cercano al lector interesado, pero no especialista. Con este sincera intención prosigo con la cuestión que, a mi entender, es del todo fascinante.

Realidad y poesía: la información poética 2, Francisco Acuyo
                Si la vida (entendida como proceso biológico) puede considerarse también como aquella información que tiene la particularidad de contener un mensaje perdurable, veremos que es susceptible de observar una estrecha vinculación o parentesco con los procesos creativos (de índole artística y de intuición científica) como es sin duda el caso singular de la poesía (y apunto, el no menos interesante de las matemáticas). Nosotros, en principio, en relación a esta breve exposición, nos centraremos en el que afecta a la poesía.

                Podemos observar que en el constructo poético (el poema) existen elementos característicos redundantes (rimas, ritmos, usos de determinadas fórmulas trópicas…) que conllevan, como acaso lo hacen las cadenas de aminoácidos que conforman el ADN, una solución altamente pertinente para corregir errores y posibilitar un grado de precisión altamente elevado en la consecución de su discurso especial  (recuérdese que, en poesía, lo que no está bien dicho, no estará en modo alguno dicho).[1]

                El proceso verdaderamente creativo se tiene que caracterizar (si, auténticamente nuevo) en su imprescindible novedad  por ofrecer un producto genuino, cuya  creación ha de ser ex nihilo, a partir de nada, si es que, insistimos, es genuinamente creativo, pues la información que aporta y finalmente ofrece en su objeto artístico, debe aportar la sorpresa que caracteriza el producto de dicho proceso, y que ha de basarse, reiteramos, precisamente en la novedad.

                Es verdaderamente curioso observar cómo la poesía (como en los procesos biológicos, que se dirían violan los Principios de la 2ª Ley de la Termodinámica y de Entropía)[2], parece contar con la extraordinaria capacidad de crear o generar orden a partir del desorden (de las sensaciones, emociones, del conjunto abierto de posibilidades de uso de las prácticamente infinitas posibilidades de uso del lenguaje…),  en clara contradicción con lo que pudiere parecer, merced a su construcción característica (en el poema), más o menos rigurosa, que parte de principios de orden  lingüístico, gramatical, métrico…, pero es igualmente interesante caer en la cuenta de que el orden finalmente adoptado desembocaría inevitablemente, por redundancia, en la extinción de dicha información, si no somos profundamente creativos, para lo cual, es fundamental la desaturación de lo aprendido y aprehendido, siendo por tanto esencial un cierto grado de silencio mental o de olvido (ya lo anunciábamos en la anterior entrada) para ser ciertamente creativo.

Realidad y poesía: la información poética 2, Francisco Acuyo
                Si atendemos al hecho aparentemente incontestable de que cualquier ley que explique la realidad necesita de una ley primera, nos sitúa en una situación (no sólo en el ámbito de la ciencia) que, por paradójica, cuando menos nos hace plantearnos si es posible, ex nihilo, decíamos, sin causas a priori, explicar dicha realidad del mundo. Es evidente que esta aproximación y su consecuente interrogante, debe también de forma inevitable afectar al concepto y entendimiento de poesía como instrumento de interpretación y conocimiento de la realidad. Este planteamiento ya fue expuesto brillantemente en los dominios de la filosofía y de la lógica por B. Russell en su momento; más recientemente traído a colación por S. Hawking, aunque mediante procedimientos de razonamiento distintos, en los que estimaba que son posibles, paradójicamente, eventos sin causas primeras. Así pues, se verá que el discurso poético y, sobre todo observado como proceso creativo,  tiene mucho que decir al respecto.

                En poesía, la libertad para la generación de su artefacto artístico, entendemos que es de capital importancia, sobre todo cuando consideramos su impulso de creación exento de influjos convencionales (en este sentido, también experimentales) y, por tanto, de carácter determinista; en cualquier caso, en su materialización discursiva (en el verso y el poema), parece abundar una suerte de equilibrio en la combinación de aleatoriedad (azar) y determinismo (o seguro azar, que diría Salinas). Así, cuando redactamos un poema y cambiamos al azar todos los elementos disponibles, se verá que, una vez observadas las diferentes tiradas de elementos constitutivos (versos con sus correspondientes ritmos, acentos, rimas…) emerge o irrumpe una pauta que se determina en virtud de criterios diversos (de eufonía, métricos, expresivos…). Mas el resultado estará siempre en función de una serie de elementos y funciones dinámicas de extraordinaria complejidad, las cuales pueden darse, al fin, de manera específica en virtud de un cierto grado de probabilidad (por ejemplo que, un determinado verso, tenga este o aquel acento, según el caso). Por otro lado veremos que los rasgos de analogía y ambigüedad que son propios del discurso poético (y que marcan su carácter indeterminista), pueden interpretarse en su significación, de forma paradójica (hablaba en otras ocasiones de la poesía como ciencia de la paradoja),[3] como una cosa y su contraria, y este hecho contradictorio sirve en los procesos de implementación que lleva a término el poeta para sus estimaciones en la construcción final del poema, acaso haciendo las pruebas necesarias hasta la definitiva concepción del verso y del poema. El lector también adopta un procedimiento de prueba en tanto que las diferentes significaciones del poema dependerán en no pocos instantes de, por ejemplo, su estado de ánimo que, obviamente puede variar de un momento a otro.

                Si en el ámbito de la física se ha podido constatar que la información molecular no reside tanto en el interior como en su superficie de su objeto,[4] cabe pensarse que cualquier atisbo de la misma (de información, decimos) en cualquier objeto u entidad no reside tanto mismos como tales, sino en la ley o propiedad que avala cualquier información, a saber: su capacidad de relación e integración con el entorno. La poesía ofrece en su especial discurso una vía excepcional para la comprensión de la misma como una vía integradora siempre afín  a lo que nos rodea para una asunción de la realidad que siempre se ofrece en marcha, nunca quieta, en proceso continuo de formación, y cuya información a interpretar dependerá del contexto y que, además, exige una vía negativa o apofática para su comprensión última. Puede parecer esta una manera curiosa de acceder e inquirir en la naturaleza y potencial concepto de la poesía, pero además nos parece también muy interesante porque invita, a través de esta investigación o indagación singular, a acceder a ella vía no tanto del o que es, o puede ser la poesía, sino de lo que no es; todo esto  no deja de tener un cierto aire o halo trascendente, si es que aceptamos la poesía como forma de conocimiento y acercamiento a lo que la realidad es, pues nos advierte que dicha aprehensión intelectiva y emocional se alcanza reconociendo la imposibilidad de saber de la realidad última de forma positiva, ya que dicha realidad reside en la conciencia misma. En última instancia esto viene a significar que la nada (el vacío), o el decir de su silencio, es el fundamento desde el que la conciencia pone en relación todas las cosas.

Realidad y poesía: la información poética 2, Francisco Acuyo
                Si en  física (Eddington) una partícula era definida como el portador conceptual de variables, en poesía, la conciencia (del poeta y del lector intérprete) nos advierte de que la realidad y todo lo que se deduce de ella, es posible merced a su capacidad de integración e interconexión dinámica con el mundo y, consecuentemente, que los objetos y su unidad aparente no dejan de ser sino una ilusión, pues sólo son en virtud de una dinámica viva de relación llegan a ser realmente. La poesía, en fin, cuando verdaderamente creativa, es a la vez, nuncio de que, lo que observamos aisladamente, no es más que la ilusión de todas las observaciones llevadas por el hombre (poeta o intérprete) hasta ese momento; es la óptica privilegiada que nos avisa de que la realidad es sólo posible precisamente en la relación, en la interconexión e integración dinámica de la conciencia con lo que en el mundo tiene probabilidad de ser.

Francisco Acuyo



[1] Aleixandre, A.: Obras Completas, Aguilar, Madrid, 1978
[2]  El segundo principio de la termodinámica dictamina que, si bien la materia y la energía no se pueden crear ni destruir, sí que se transforman, y establece el sentido en el que se produce dicha transformación. Sin embargo, el punto capital del segundo principio es que, como ocurre con toda la teoría termodinámica, se refiere única y exclusivamente a estados de equilibrio.
La entropía es una magnitud física que identifica la cantidad de desorden dentro de un sistema físico; y en la Teoría de la  información es la Medida de la cantidad de información y ruido presente en una señal.
[3]  Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo, Artecitta ediciones, Granada, 2010; o, en Fundamentos de la proporción en lo diverso, Universidad de Granada, 2007, y en, la segunda edición ampliada de Fundamentos de la proporción en lo diverso, Jizo ediciones, Granada, 2010.
[4] Vedral, V.: Descodificando la realidad, Biblioteca Buridan, Barcelona, 2011.




Realidad y poesía: la información poética 2, Francisco Acuyo

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